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DON´T BE AFRAID OF THE DARK /
EEUU-Australia / 2010
DON´T BE AFRAID OF THE DARK, remake de un telefilm de culto de los 70, es un viejo proyecto acariciado desde hace años por el omnipresente Guillermo del Toro. Frustrado por sus consecutivos fracasos a la hora de dirigir THE HOBBIT (que abandonó) y AT THE MOUNTAINS OF MADNESS (cuyo rodaje ha quedado otra vez suspendido) y dedicado cada vez más a labores de producción, finalmente decidió ceder la dirección de este proyecto (que no las riendas) al desconocido Troy Nixey. Así pues, esta pequeña película de terror está totalmente impregnada del corpus creativo, estético y conceptual del mexicano. Troy Nixey, vigilado muy de cerca por el amigo Guillermo (con brevísimo cameo), es capaz de mimetizar su reconocible puesta en escena por la vía de la elegancia y el clasicismo, desgranando de nuevo esa clase de cuento de hadas malsano y oscuro al que el orondo tex-mex nos tiene acostumbrado. Otra vez la infancia enfrentada ante un universo sobrenatural, a ratos fascinante, a ratos terrorífico, supone el pivote de un relato fantástico, una aventura iniciática cuyas raíces se encuentran en la literatura gótica de principio del s.XX. Y sí, de nuevo hay que recurrir al maestro Lovecraft para desentrañar esos horrores más viejos que el tiempo, pero lo más interesante es que DON´T BE AFRAID OF THE DARK da un paso atrás hasta citar de manera explícita a algunos escritores que, a su vez, fueron inspiración del maestro de Providence: Algernon Blackwood (autor de "La casa vacía", cuyo apellido toma uno de los personajes) y el gran Arthur Machen, citado por el bibliotecario, maestro de maestros cuyas novelas "El Gran Dios Pan", y en especial "El Pueblo Blanco", son una influencia notable tanto aquí como en la obra de Del Toro, que cuenta el progresivo descubrimiento de una niña de un mundo de magia y horror preternatural lleno de simbolismo y un poderoso subtexto (sólo hay que revisar EL ESPINAZO DEL DIABLO y, sobre todo, EL LABERINTO DEL FAUNO, para hallar su huella). Toda la primera parte de la peli es una lección de suspense y contención, guiada por la excepcional interpretación de la niña Bailee Madison, otro de esos prodigios infantiles, bañada por una paleta cromática de ocres y colores pálidos, preciosa en su sugerencia y tensión, que sabe sacar jugo una vez más de la "casa encantada" como espacio físico y mental. Sin embargo, mediado el segundo acto, cuando esos bichillos blancos cabrones comienzan a campar a sus anchas (¿recordais las hadas de EL LABERINTO DEL FAUNO y HELLBOY 2?) es cuando la cosa baja ligeramente el nivel y lo explícito se hace con la función, permitiendo, eso sí, momentos incluso distendidos (la cena con los invitados). Afortunadamente, la cosa cambia de rumbo hacia el final, hacia la oscuridad total (y no por nada en esta parte hay ecos del DARKNESS de Jaume Balagueró), rubricando con horror y tristeza una resolución más bien amarga. Es posible que a DON´T BE AFRAID OF THE DARK le falte una ración de riesgo y empuje (en el fondo nos movemos siempre por territorios conocidos), pero es en los pequeños detalles, en la atmósfera y en la solidez del conjunto donde la ópera prima de Troy Nixey tiene sus mejores bazas, un cuento de miedo clásico y cuidado en el que, insisto, la sombra de Guillermo del Toro es muy alargada.
- Lo mejor: las exquisitas referencias literarias que maneja, la buena factura general y su decidida apuesta por el clasicismo gótico
- Lo peor: Guy Pierce, en estado de permanente somnolencia, y que no ofrece sorpresas para el iniciado
CABEZAS
Esto no es nada habitual en Sesion Golfa, pero la ocasión bien lo merece. Tinieblas González, cineasta vasco, preparó esta rueda de prensa durante el pasado Festival de Donostia, explicando el devenir de su último proyecto y como éste se fue al carajo, cuatro años de curro, de vida, que otros tiraron por el sumidero. Conocí a Tinieblas hace años en Donostia, cuando presentó su primer corto POR UN INFANTE DIFUNTO, que tuvo una cálida recepción. Es un tipo inteligente e íntegro, eso os lo garantizo, y aquí expone una serie argumentos y hechos bastante incontestables, poniendo a ciertos organismos, productoras y modos de actuar bien en su sitio. Debajo os dejo el trailer (montado por él) de su película vilmente robada y abandonada. No tiene desperdicio para entender según qué cosas en la industria del cine en este país.
Llego con el trailer de la última obra de Terrence Malick con la película ya estrenada, y causante de una imprevista hazaña: la semana pasada fue nº 1 en taquilla en España, la película en la historia de este país que con menos copias ha logrado tal conquista, lo que supone un llenazo en salas pase tras pase. La segunda en taquilla, la última de Almodovar, duplica el número de copias en exhibición a la de Malick. Algo que parece bastante inaudito en una peli de autor, de casi tres horas de duración y, según cuentan, de complicada digestión. ¿Habrá sido Brad Pitt el causante de tan tremenda anomalía? Este fin de semana, si los astros se conjuran, iré a verla, más que nada para terminar de chapotear en las babas que me ha provocado tan hermoso trailer.
Al fin se ha publicado el teaser de EXTRATERRESTRE, lo nuevo de Nacho Vigalondo, peli de bajísimo presupuesto que rodó en completo secreto este año y que, como debe ser, deja con la miel en los labios. Esperemos que tenga mejor fortuna comercial que con su magnífica ópera prima, la muy alabada (fuera de España) LOS CRONOCRÍMENES, de la que el mismísimo David Cronenberg se interesó en su momento por remakear. Vigalondo es un crack, amigos.
SUCKER PUNCH/EEUU/2011
Dice el amigo Snyder que SUCKER PUNCH es su peli más personal, y no lo dudo, aunque sea sólo porque es la única de su filmografía que no se basa en material ajeno, sino en una historia original suya y coguionizada por él. Y se nota. Lejos de las magnas referencias que había manejado hasta el momento, a saber: los zombis plusmarquistas en AMANECER DE LOS MUERTOS, los cómics de Miller (300) y Moore (WATCHMEN), y ahora también metido en harina con SUPERMAN: MAN OF STEEL..., el bueno de Snyder, porque a pesar de sus delirios es un tipo que me cae bien, condensa en un ¿guión? todo lo que le mola, lo aliña con sus más reconocibles tics visuales, y lo sirve con una pequeña carga de reflexión. O, dicho de otra manera, el chungo viaje hacia la autoría a base de la abrumadora acumulación de referencias audiovisuales digitales, la creación de un espasmódico Frankenstein fílmico hecho de retales saltarines que, curiosamente, acaba conformando una especie de engendro original que avanza a trompicones, tropezando con sus propias costuras, pero que suplica cariño al respetable y que, aunque sólo sea porque en el fondo es una verdadera marcianada, logra sus objetivos. Epatar al público a través del estruendo cada vez es más jodido, y sobra decir que SUCKER PUNCH toma la vía rápida con esa intención: cualquier verosimilitud de la propuesta se fulmina tras los primeros 10 minutos (en realidad, un videoclip de 10 minutos como figura narrativa), así que eso es lo que hay: o te abandonas a los sentidos primarios y disfrutas o te provocas una úlcera. SUCKER PUNCH es el puto infierno del gafapasta, amigos. Simboliza y sintetiza todo aquello que cualquier cinéfilo intimista festivalero abomina, reune en casi dos horas un nutrido catálogo de ese tipo de audiovisual que, todavía hoy, mucha gente considera popular, intrascendente o, directamente, despreciable. Me la suda. Cierto es que si uno echa un vistazo aleatorio a cualquier momento de la cinta puede encontrarse sin problemas con un videoclip de Lady Gaga, con la fase final de cualquier videojuego de lucha, con zombies nazis, con una batalla de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS (Orcos mediante) o con sendas adolescentes en corsé meneando caderas mientras acribillan a los malos al ritmo del bullet-time ese (cámara hiper-lenta para los amigos), todo ello incrustado en una especie de magma steampunk calentorro dentro de una narración con, al menos, tres niveles de "realidad": la del manicomio, la del prostíbulo y la de los delirium-tremens de la prota cada que vez que baila, una manceba que uno no sabe si va hasta las cejas de setas o tiene superpoderes por su cara bonita. Si jugueteando con el metalenguaje y las realidades alternativas Scorsese se quedó bien a gusto con SHUTTER ISLAND y Nolan hizo lo propio con ORIGEN, el sonrosado y sanote Snyder nos ha regalado su personalísima SUCKER PUNCH, con todo lo que puede ofrecer una peli cuya protagonista se llama BabyDoll y una de sus coleguitas SweetPie, donde aparece Scott Glenn como reencarnación del malogrado David Carradine, donde suenan versiones criminales de los Pixies y Queen y donde, finalmente, todo es tan abrumadoramente cool, frenético, inocente y adolescente que uno sólo puede abandonarse y disfrutar del invento. Y con la postrera sensación de que, seguramente, el amigo Snyder ya tocó su techo creativo con sus WATCHMEN.- Lo mejor: pese a todo el cacao, horterada y desparramo, la peli deja extraño poso y curioso regusto
- Lo peor: el alambicado ensamblaje de la historia parece una mera excusa para fliparlo en colores
CABEZAS


INSIDIOUS / EEUU / 2010
Ya lo decía Philip K. Dick: "los marcianos llegan en oleadas". Y lo que dice el maestro va a misa, amigos. Como los grandes gerifaltes de esto del cine en general carecen de imaginación, una vez expoliada la década de los 70, toca arrasar los 80. Y no, no hablo sólo de remakes, sino de tonos, estilos y tempos narrativos. Aunque INSIDIOUS no es un producto de gran estudio, ni James Wang estrictamente un mercenario (aunque su nombre siempre estará asociado a la saga SAW, lo que es algo injusto), una vez más los referentes se anclan en un momento muy puntual del género (sí, los 80) y, aún más, en una sola película con la que comparte tono, estructura y, prácticamente, toda la idea central del relato: POLTERGEIST. Curiosamente, parece que la figura de ese Spielberg en su momento de gloria está siendo reivindicada con fervor en los últimos tiempos (como comentábamos hace un rato con SUPER 8), y no solo su filmografía per se, sino también en su faceta de productor. INSIDIOUS comienza como un relato de fantasmas/casa encantada tradicional, con una primera media hora muy, muy inquietante y que logra tensar los nervios a un nivel muy respetable, como en los viejos tiempos, jugando con la sugerencia más que con el efectismo, manejando los resortes más elegantes antes que la explosión de fuegos artificiales. En este tramo, Wang, que sabe muy bien lo que se hace, incluye dos pequeñas novedades en una historia por otra parte de manual: los padres, después de los primeros síntomas chungo-ectoplásmicos, con un sentido común inaudito en el género, se mudan de casa (¡aleluya!) y después el niño, pivote central hasta el momento de la historia, cae en coma. Mola, ¿no? Estos dos detalles son suficientes para mantener el interés en una película que demasiado pronto muestra sus cartas, incluyendo la visita de una medium bajita y los dos científicos frikis de rigor (¿os suena?), que por sorpresa incluye un soterrado homenaje a SANDMAN, por cierto. A partir de este momento, por si no había quedado claro, los guiños a POLTERGEIST se suceden uno detrás de otro, convirtiendo a INSIDIOUS en una especie de trasunto actual de la película de Hooper/Spielberg, añadiendo algunos apuntes novedosos aquí y allá, y que al fin nos permite ver lo que aquella nos ocultó: el viaje iniciático de ese padre en busca de su hijo perdido en el más allá, un limbo espacio-temporal que por su minimalismo hasta resulta interesante. Por el camino quedan cosas bastante chuscas (el demonio rojo ese haciendo el ganso...), momentos puntuales de una comicidad un tanto forzada y la sensación general de que no hemos visto nada nuevo, pero que contiene los suficientes elementos y detalles novedosos (ojo, sólo detalles) como para no sentirnos estafados, e incluso disfrutar mucho con la función. INSIDIOUS ni siquiera es la mejor película de James Wang (recuperad DEAD SILENCE a la voz de ya), pero le confirma como un cineasta estimable: inteligente, efectivo y que sabe contar una historia de género con elegancia y pulso firme, sin alardes de autor innecesarios ni moderneces videocliperas para crepusculitos. Que ya es mucho.
- Lo mejor: los elementos originales (y hasta sorprendentes) dentro de una trama de manual
- Lo peor: que la referencia principal de la película sea tan clara y explícita
CABEZAS
SUPER 8 / EEUU / 2011
Dirección y guion: J.J. Abrams
Producción: J.J. Abrams, Steven Spielberg y Bryan Burk
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Larry Fong
Montaje: Maryann Brandon y Mary Jo Markey
Diseño de producción: Martin Whist
Vestuario: Ha Nguyen.
Interpretación: Joel Courtney (Joe Lamb), Kyle Chandler (Jack), Amanda Michalka (Jen), Elle Fanning (Alice), Gabriel Basso (Martin), Ron Eldard (Louis), Noah Emmerich (Nelec), Riley Griffiths (Charles), Zach Mills (Preston), Ryan Lee (Cary)
SUPER 8 tiene cosas muy buenas, algunos aciertos maravillosos, pero también una serie de elementos más bien reguleros, netamente derivativos y mal construídos. Todo ello, hallazgos y cagadas, se mueven en una sola dirección: provocar en el respetable ese difuso sentimiento, dificil de definir, al que llamamos nostalgia. Abrams construye toda su película con la certeza de que su target objetivo, más que infantil/juvenil, son (somos) los treintañeros que crecimos viendo todas esas películas en tiempo real. Ya sabeis de lo que hablo: LOS GOONIES, GREMLINS, REGRESO AL FUTURO, EXPLORADORES, NUESTROS MARAVILLOSOS ALIADOS, JÓVENES OCULTOS, EL SECRETO DE LA PIRÁMIDE, NOCHE DE MIEDO etc... Aventuras y fantasía en estado puro. A la vez, y dado que el Spielberg productor aparece al mismo tamaño que el director, desempolvando de paso el logo de su añorada Amblin, Abrams se siente respaldado para fusilar, directamente, algunas secuencias de su referente, extraídas a machete de E.T., ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE y PARQUE JURÁSICO, mayormente. Pero la dependencia del cineasta Spielberg no termina aquí, no. Todo SUPER 8 es un esfuerzo desesperado por mimetizar su estilo, su mirada: esos bonitos reflejos anamórficos en las lentes, las extensas urbanizaciones de clase media, los paseos en bici de la chavalería, los elegantes movimientos de grúa, la música de Giacchino imitando al gran John Williams, el retrato de las familias (en especial la del director de peli amateur, spielbergiana 100%)... y podríamos seguir un rato largo.
Toda esta referencialidad que raya en la obsesión no es el mayor problema de SUPER 8. El principal escollo es un guión que no sabe cohesionar todos estos elementos, la masilla parece agrietarse y amenaza con derribar el edificio fílmico. El guión del propio Abrams dispara en demasiadas direcciones, tratando de abarcarlo todo y abarcarlo ya, sin ser capaz de focalizar la acción y la emoción, siquiera el género de la película, dando una serie de bandazos peligrosos durante la mayor parte del metraje. Es ésta una peli sin nudo, sin segundo acto, donde todo el cacao, que no es poco, se resuelve con urgencia y cierta desidia en las ideas. En medio, un caos que trata de pivotar sobre dos conceptos sencillos: la pérdida y la empatía (los mismos que vertebraban E.T., por cierto). Hubiese sido mucho más jugosa la jugada si en vez de intentar colar tropocientas ideas, subtramas y giros de guión Abrams se hubiese centrado en esto, pues aunque de una manera un tanto simplista prólogo y conclusión encajan con coherencia (el medallón), el resto va danzando con sensación de descontrol. Hasta uno de los hallazgos más molones de la peli, esa suerte de cine dentro del cine (¡con zombies!), se acaba por diluir entre tanto bombardeo de ideas que no acaban de cuajar. De hecho, está tan desaprovechado que la proyección de la película de los chavales durante los créditos (que no hay que perderse) parece lo único personal que Abrams ha puesto en su película, alejándose un poco de la alargada sombra de su mentor. Incluso en su climax final, repito, precipitado, el diseño del alien es más bien poco atractivo, de "piloto automático", hasta tal punto que se podría decir, también, que SUPER 8 es un "MONSTRUOSO para niños".
Pero tampoco sería justo ignorar que, pese a todo, SUPER 8 tiene momentos de gran cine, secuencias, instantes, planos que logran recuperar al 90% esa magia, ese "sense of wonder" tan añorado. Y lo más curioso es que todos esos oasis de belleza Abrams los gestiona en las distancias cortas: su control del prodigioso casting infantil en los momentos más delicados es magnífico, y logra sacar emoción sincera, como el prólogo o el sensual acercamiento entre la pareja protagonista mientras ella interpreta a un zombie (¡precioso!), o algunos momentos en los que los secundarios toman las riendas (ese pirómano en miniatura, el pretendiente fumeta...). Esos momentos de recuperación de la infancia funcionan, transmiten verdad y sensibilidad, muy lejos del estruendo y la confusión de sus alrededores. Aunque indudablemente entretenida y moderadamente divertida, es una pena que finalmente SUPER 8 resulta tan irregular, tenga tantos altibajos y sólo sea capaz de cumplir sus objetivos a ratos. Como no conozco en profundidad las obras del amigo J.J. en la tele, y sólo he visto sus incursiones en celuloide (MISIÓN IMPOSIBLE 3: del montón; MONSTRUOSO, como productor: interesante; STAR TREK: magnífica), ignoro si hay algo de impronta personal en esta película (yo desde luego no la capto). Más bien SUPER 8 es un ejercicio de escaneo en alta definición de los referentes comentados, adaptándolos a la tecnología del s.XXI, proceso en el que han perdido gran parte de su alma. Falta aquí la claridad de ideas y el sentido de la aventura de LOS GOONIES o la mala leche de GREMLINS o JOVENES OCULTOS. Quizás Abrams no haya sabido entender que la nostalgia es un espacio para la memoria, no para instalarse en ella cual okupa. O quizás es que ni estos sean los 80 ni nosotros somos ya niños. O quizás es mejor que reviseis un par de joyas recientes: EL GIGANTE DE HIERRO y mi recomendación especial, esa delicia halloweenesca que sólo se estrenó (incomprensiblemente) en DVD, TRUCO O TRATO, ambas para comprobar en vuestras carnes qué es lo que le falta y le sobra exactamente a SUPER 8. Dicho queda.
- Lo peor: la falta de personalidad y efectividad del conjunto entre tanta referencia, ruido y confusión
CABEZAS
- Lo mejor: el extraordinario casting de niños, suya es la película
CABEZAS
SECUESTRADOS/España/2010
Otra vez ha ocurrido. SECUESTRADOS ha tenido mucha más repercusión fuera que en la taquilla patria, sobre todo a raíz de los comentarios surgidos tras su proyección en el último festval de Sitges. Parece que seguimos teniendo en esta santa tierra los prejuicios bien armados respecto a lo que nuestros cineastas cocinan en casa, desterrando o ignorando muchas veces películas muy potentes que no han sabido o podido competir con tanta medianía que nos llega de todas partes. Y no, no es un ataque de patriotismo absurdo, es la constatación de que aquí se hace tan buen y mal cine como en cualquier parte del globo. Porque el segundo largo de Miguel Ángel Vivás no tiene nada que envidiar a cualquier producto foráneo de similar concepto, y los hay a patadas. La aproximación al horror del proyecto y de su director es frontal, sin paños calientes, huyendo de cualquier manierismo forzado pero, a su vez, construyendo la narración con un alarde de puesta en escena que, milagrosamente, nunca entorpece el ritmo ni la brutal intensidad de la historia. Apenas seis o siete largos planos-secuencia bastan y sobran para ocupar todo el metraje, coronando el ejercicio de estilo fílmico con un par de escenas a pantalla partida que, por una vez, están justificadas y ayudan al jodido impacto que esta película es capaz de provocar. Un alarde de planificación, interpretación y sapiencia cinematográfica muy difícil de redondear con brillantez que el director acaba manejando como un Scorsese en sus tiempos mozos. Vivás puede estar orgulloso. Aunque SECUESTRADOS está muy cerca de otras propuestas cercanas al género del terror, digamos, sin elementos sobrenaturales (en la misma liga de los dos FUNNY GAMES de Hanneke, por ejemplo), o incluso bordeando eso que llamaron "torture porn", con la diferencia, amigos, de que esto no es divertido. Su director prescinde del dilema ético o la "moraleja" y de cualquier intento de hacer respirar la película o aliviar la tensión, para mostrar el horror humano de frente y con muy pocos asideros para el espectador. Tanto, que sus últimos cinco minutos pueden ser muy difíciles de soportar para una gran mayoría del respetable, pues asistimos a una coda de pura crueldad que rubrica una historia de la que pudimos haber vislumbrado la luz por unos instantes. Agobiante, tensa, brutal, claustrofóbica, violenta, desgarradora para finalmente abandonarse al nihilismo absoluto, se podría tachar al propio Vivás de, en el fondo, jugar con la pornografía de los sentimientos, de no ser más que un agitador sensacionalista. Puede ser, pero yo prefiero considerarle un valiente sin complejos, un tipo al que hay que seguir la pista pero ya. SECUESTRADOS podría ser la hermana de sangre de aquella joyita ya olvidada del horror abstracto llamada LOS EXTRAÑOS, que teorizaba acerca del mal como inercia. Recomendada para el que se atreva.
- Lo mejor: el valiente planteamiento de la película y la coherencia y firmeza con la que se lleva a cabo, y la absoluta entrega de Manuela Vellés a su papel
- Lo peor: los roles "bueno-malo" entre los secuestradores y algún que otro detalle chirriante
CABEZAS
Demasiado tiempo hacía que no recopilaba algunos de los trailers de los proyectos más esperados por estos lares, y que deberían estrenarse antes de fin de año. Pues aquí van unos cuantos, firmados por gente tan ilustre como Fracis Ford Coppola o el demente de Lars Von Trier... Ale, háganse la boca cataratas con TWIXT, MELANCHOLIA y otras hierbas menos distinguidas...
Disculpad, pero mi ciudad está invadida por las tropas de Saruman emitiendo sobrenaturales tonadas a todas horas, por tierra, mar y aire, en metro y en superficie, a la sombra y al sol, acechando tras las esquinas, sonrosados y sonrientes, agitando banderas y proclamas demenciales. Rezan de rodillas por mi alma inmortal, dicen, pero yo no les oigo. Afortunadamente el demiurgo también inventó el iPod y los auriculares de DJ. Y a los Ghost.
SOURCE CODE / EEUU / 2011
Dar la campanada con una ópera prima siempre es un problema. Ya sabeis, el listón demasiado alto, las expectativas se disparan y todo el mundo espera esa segunda obra con las garras afiladas, la que se supone ha de decidir si el éxito precedente ha sido un milagro puntual fruto de la casualidad o el sujeto en cuestión tiene talento y ganas de perdurar. Duncan Jones pegó un considerable pelotazo con MOON a raíz de su triunfo en Sitges 2009, una notable muestra de ciencia-ficción pura (sci-fi hard, como dicen algunos imitando a Chiquito) en el que el gran espectáculo era de ideas y no de fuegos artificiales. Bonita papeleta para Duncan, que en vez de encerrarse en un sótano oscuro durante cinco años para elucubrar una presumible obra maestra (la que muchos esperaban como segunda película) se deja seducir por Hollywood y tira por la tangente con estrella de por medio (un muy solvente y carismático Jake Gyllenhaal), urgencia narrativa (la peli no llega a 90 minutos, créditos incluidos) y un tono general mucho más ligero y trotón que su obra precedente. SOURCE CODE hinca los dientes de nuevo en la ciencia-ficción como fondo contextual, aunque la esencia de peli se mueve por los terrenos del thriller, claramente. Se podría decir que este pretexto genérico es el que permite a Jones, a través de un ingenioso, conciso y funcional guión, expandir y jugar con los mecanismos del thriller tecnificado, logrando una sugestiva mezcla de conceptos que se apoyan en su milimétrica gramática audiovisual. Una misma secuencia temporal de ocho minutos que transcurre en un mismo escenario (tan cinéfilo como un tren), una situación repetida a la que el protagonista es lanzado una y otra vez para desentrañar el misterio y, una vez más, salvar muchas vidas. Sí, entramos en los terrenos de la física cuántica, los viajes en el tiempo y el multiverso, pero que nadie salga corriendo: toda esa parafernalia científica sólo es un envoltorio molón para que el sólido engranaje de SOURCE CODE avance sin freno hacia el final, como ese tren abocado a la tragedia, logrando un thriller de pura cepa, puro nervio, poco pretencioso y muy juguetón, suficientemente ingenioso (pero no sorprendente) cuya único punto flojo es un forzado happy end que más bien parece impuesto por factores externos. Recordad cuando el reloj se para y el tiempo se detiene: ése es el verdadero final de la peli, lo que viene después es un postre fuera de menú y mal cocinado. No obstante, este tropezón final romanticoide-metafísico-yeyé no logra oscurecer para nada esta inusual aunque coherente segunda película de Duncan Jones, coherente porque se mantiene fiel al género y sigue lidiando con cuestiones acerca de la identidad humana, con un muy justo uso de los efectos especiales, e inusual porque seguramente nadie se esperaba algo así, tan ligero y adrenalínico. Muchos ya se llevan las manos a la cabeza por el bandazo de Jones al "cine comercial". A mí no me preocupa en absoluto. Por mi parte, se mantiene el interés en este director, aunque, sobra decirlo, SOURCE CODE no tiene ni la ambición, ni el riesgo ni la altura de miras de esa joya titulada MOON. Seguiremos vigilando, Duncan.- Lo mejor: poder encasquetarle eso de "espectáculo inteligente" sin rubor, y la fidelidad de Duncan Jones con la ciencia-ficción
- Lo peor: doble final meloso y forzado al canto. No traiciona la película, pero sobra
CABEZAS
BATTLE: L.A. / EEUU / 2011
INVASIÓN A LA TIERRA (aka BATTLE: L.A.) tiene un solo objetivo: ponérsela morcillona al adolescente norteamericano. Previo pago de los 12 dólares de rigor de la entrada, las palomitas king-size, los nachos con salsa barbacoa y el litro de Coke. Cuando comienzan los créditos finales y Johnny ya está convencido de que ser cualquier otra cosa que no sea un marine es una puta mierda, corre a rellenar su solicitud en la oficina de reclutamiento más próxima. Porque ser un marine es lo más, amigos: esa recia mandíbula en perspectiva a contraluz, ese mirar al infinito con ligero bizqueo, ese sentido del honor, cuadrado ante la bandera con expresión de estar sufriendo un trombo cerebral, esa sana camaradería rebosante de testosterona ("¡eso ha sido digno de John Wayne!" le espetan al sargento sin un atisbo de ironía, oiga), esa imposibilidad de decir una frase que no tenga una exclamación, esa síntesis de concepto fruto del análisis profundo ("sólo me interesa saber cómo se les mata"), esa pedagógica ternura (al niño de diez años que acaba de perder a su padre acribillado, se le espeta "eres mi pequeño marine" para luego saludarle como si fuese capitán general, y a otra cosa) y la firme convicción de que si en el planeta no existiese el ejército de los EEUU, todo sería un caos de la ostia. Le podríamos poner un turbante a las sepias biomecánicas de este panfleto y tanto daría, porque para eso tenemos a los marines, que sólo ellos saben lo que hay que hacer y cómo hacerlo. El mediocre de Jonathan Liebesman agarra lo peor de INDEPENDENCE DAY, BLACK HAWK DERRIBADO y LA GUERRA DE LOS MUNDOS para confeccionar este risible espectáculo pirotécnico de encefalograma plano sin una sola idea original y sin sentido del humor, que comienza bien pero que pronto se abandona al sonrojo panfletario (esos largos discursos marciales, ese final de vergüenza ajena, ver para creer) y al exceso a todos los niveles, cuyo único discurso articulado es el que discurre entre el ruido, la furia y los casquillos de munición rebotando en el suelo. Un vergonzante ejemplo de cine político en su más pura expresión, rastrero y camuflado, un insulto al género de la ciencia-ficción, puro colesterol cinematográfico, una suerte de "Patrañas Bélicas" que hace buena a la mucho más modesta SKYLINE (que ya es decir), que seguro ha hecho aplaudir con las orejas al Tea Party y que, efectivamente, provocaría un alarido multiorgásmico al mismísimo John Wayne. ¡Join The Army, motherfucker!
- Lo mejor: dejando el cerebro en la nevera, alguna secuencia bélica está bien resuelta
- Lo peor: que ofrece sólidos argumentos para los muchos detractores del cine comercial en general y la ciencia-ficción en particular
CABEZAS
...
...
¿Franklyn?...
...
Más o menos este fue mi único pensamiento tras fundir a negro el último plano de FRANKLYN, ópera prima de un tal Gerald McMorrow, que viene a ser como una película que tiene los cordones desatados y se tropieza a sí misma durante todo el metraje, tanto que, a uno que ya le patinan las neuronas a fuerza de deglutir audiovisuales, sufrí ese curioso pensamiento que bascula entre "creo que no me he enterado de casi nada" y "pero qué rica está Eva Green". Decir que FRANKLYN es una película farragosa es ser un pedante con pintas. Decir que es de honda complejidad es para que le arrojen por la ladera emplumado en brea. FRANKLYN es un puto lío que tira por la borda tanto la coherencia como, y esto es mucho más peligroso, la posible inteligibilidad del discurso. Efectivamente, FRANKLYN es una película bastante incomprensible, uno de esos casos en el que el todo resulta mucho menos gratificante que la suma de sus partes. Sí, ya sé que el propio comentario me está saliendo un tanto obtuso, pero... ¿por dónde comienzo a desgranar la madeja? Pues, para empezar, durante muchos, muchos minutos, se nos cuentan cuatro historias que avanzan en paralelo sin ninguna conexión aparente entre ellas: la de la muchacha autodestructiva con ínfulas de videoartista, la del chaval plantado en el altar que se reencuentra con una "amiga imaginaria" de la infancia, la del padre en búsqueda de su hijo desaparecido... Lo jodido es que la esencia individual de cada una, además, discurre por el cripticismo más total: no sabemos qué está pasando en realidad en ninguna de ellas, mucho menos su relación con las demás, y aún menos con otra que... ¡ocurre en una especie de universo paralelo neogótico stampunk!. Pozi Amparo, la cosa es como una marabunta de enigmas solapados, medio guiados por un personaje enmascarado (trasunto del Rorschach de WATCHMEN) que no para de hacer discursos en off tocando temas todos ellos trascendentes: la fe, el concepto de realidad, el totalitarismo, la soledad, la alienación y la ausencia de padre, madre y perrito que le ladre, todo ello paseando por un universo híbrido entre el BRAZIL de Terry Gilliam y el DARK CITY de Alex Proyas, con un notable trabajo de diseño y escenografía, eso sí. No digo yo que la premisa no tenga su punto, ni mucho menos. Hay destellos interesantes aquí y allá, los ingredientes a veces son sabrosos, pero el potaje resultante es harto indigesto: por exceso de seriedad, exceso de confusión y un tosco trabajo de masilla unificadora, mayormente. Ni siquiera su tramo final, quizás el más fino y enhebrado de toda la peli, el más potente (pero hay que llegar a él, ojo) consigue pulir lo suficiente lo arisco del conjunto, pues la presumible conexión entre todo resulta muy arbitraria. Ni siquiera una muy potente Eva Green, puro carisma, logra definir uno de esos personajes que es dificir asirlos, empatizarlos. Ni siquiera el deslumbrante diseño de producción logra acaparar la atención por lo fragmentario de la narración. Y es una pena, porque estoy seguro de que el tal McMorrow tiene ojo para esto del cine, simplemente ha tratado de abarcar demasiado con pretensiones muy elevadas. Podeis probarla amigos. Quizás podais sacarle más jugo que yo a esta errática marcianada.
- Lo mejor: los aislados destellos de buen cine
- Lo peor: mayormente incomprensible... y ¿quién coño es Franklyn?
CABEZAS
FASTER / EEUU / 2010
Con tan sugestivo título en español y la mole de Dwayne Johnson en portada, FASTER (su mucho mejor título original) podría haber sido una de esas de las que suelo huir como la peste, de las que rara vez se cuelan en SESIÓN GOLFA. Pero, ¡albricias!, resulta que tras leer varios comentarios (incluído el de alexcore en su siempre interesante MELTING MAN), me picó la curiosidad. A los quince minutos ya estaba sudando adrenalina, amigos. SED DE VENGANZA es un mamotreto de mucho cuidado, un thriller de acción de notable pureza, que va al grano, que no se anda con gilipolleces y que no desaprovecha ni un sólo minuto de su ajustado metraje. Tanta es su devoción por el género que el chungo George Tillman Jr. logra plasmar a sangre y fuego una curiosa aura de estilizada abstracción, con una trama mínima pero bien armada, en la que ni los tres protagonistas tienen nombre propio, sino que se definen por su función en la historia (ellos son Driver, Cop y Killer, simple y llanamente), y cuyas tres secuencias de presentación son modélicas por su eficacia y potencia. Juega Tillman también a despojar la frenética función de cualquier elemento innecesario, incluso en los diálogos (el mostrenco Johnson debe pronunciar seis frases en toda la peli), lanzando guiños tanto al glorioso thriller de los 70 (ésta podría ser una historia firmada por Don Siegel o Walter Hill, por ejemplo) como al cine de acción hipertrofiado de los 80 (ese Schwarzenegger pre-botox, pero también al vengador con patillas Charles Bronson), pero sin pirotecnia innecesaria, cogiendo lo mejor de cada década y envolviéndolo con un ritmo, claro está, de pleno s.XXI. Así pues, a pesar de que la cosa chirría por improbable en algunos momentos y de que cierto retruécano final no hay dios que se lo trague (o quizás es que entramos en los terrenos del fantastique...), SED DE VENGANZA es una peli 100% disfrutable de principio a fin, muy lejos de la morralla pestilente que este género suele ofrecernos desde que comenzó el nuevo siglo con justicieros y vengadores de medio pelo. Aquí hay nervio y estilo, violencia seca y dolorosa como una patada en el escroto, sin llegar nunca a la hipérbole, dosificadas y tremendas secuencias de acción y persecuciones (¡brutal la del flashback del robo!), personajes de granito pero que funcionan como piezas en un efectivo engranaje de venganza sin florituras, en las antípodas de los enrevesados estudios sobre la materia de los asiáticos, por ejemplo. Sumadle también la presencia de Billy Bob Thorton, sabedor de que su rol deviene en el verdadero protagonista de la función, y la banda sonora de Clint Mansell, tan cojonuda como siempre aquí con un delicioso aroma vintage. Así pues, una pequeña gema entre la deprimente oferta de las multisalas, a la que no le cuesta nada destacar de otras semejantes, o como dicen los yanquis, la guilty pleasure ideal para invertir una hora y media en una de estas calurosas tardes de verano. Muy molona.- Lo mejor: que un hipotético producto para el lucimiento de Dwayne Johnson sea también un thriller de acción tan sólido, sincero y trepidante
- Lo peor: que el personaje de Carla Gugino sea una comparsa, y algunos momentos del fashion-killer, al borde mismo del ridículo
CABEZAS
PAUL/EEUU-Inglaterra/2011
Que Simon Pegg y Nick Frost son un par de frikis de cuidado no es ningún secreto. La mitad de su curro se ha basado en parodiar algunos géneros clásicos, como intérpretes y como guionistas. Tras el aldabonazo de ese milagro llamado SHAUN OF THE DEAD, que dejó el listón demasiado alto, se atrevieron con la acción policial y las buddy movies en ARMA FATAL (HOT FUZZ), con resultados más irregulares aunque muy descacharrantes. Tras diversas peripecias cada uno por separado, de nuevo han cruzado sus caminos con PAUL. Esta vez la jugada sirve para jugar con el cine ufológico, con un pie en E.T. y otros clásicos de la ciencia-ficción (atención al cameo de Spielberg, genial), y otro en la "nueva comedia americana". No en balde, Greg Mottola es uno de sus estandartes (ya estais tardando en ver SUPERSALIDOS y ADVENTURELAND, dos de las mejores comedias de los últimos tiempos) y la voz del propio Paul corre a cargo de Seth Rogen, seguramente el icono por excelencia de esta generación cómica. Algo bastante cercano a la modesta FANBOYS, por cierto. Con estos mimbres, esta unión de talentos, la cosa prometía ser histórica amigos, pero el potaje no ha quedado del todo sabroso. PAUL es una peli muy graciosa, rápida, referencial y entetenida, sin duda, pero durante todo el metraje da la sensación de que no llega a alcanzar la genialidad, que su potencial (que es mucho) debería haber parido una comedia para los anales. Quizás la simbiosis entre el cínico humor inglés y unas formas netamente americanas no acaba de cuajar, quizás el potencial mordiente de su mala leche está demasiado matizado, buscando un tono amable y para todos los públicos (aunque tiene sus momentos destroyer, los tiene). Técnicamente irreprochable (la integración 3D de Paul es magnífica), sin embargo el propio Paul, alien gamberro, escatológico, fumador y exhibicionista, pivote de la trama, queda un poco desdibujado dentro de la propia película, que en vez de apostar por el riesgo explotando a tope todos sus jugosos ingredientes, se queda en unos terrenos peligrosamente tibios (ese fofo final...), algo que se ve matizado por un par de secundarios brillantes, en especial el proceso de liberación personal de la beata que pierde la fe, un buen puñado de diálogos chispeantes y un refrescante cachondeo general. Aunque me resultó algo decepcionante, PAUL es perfecta para pasar una de estas calurosas tardes cerveza en ristre, y tiene otro cameo de campanillas allá por su tramo final que no hay que desvelar. A por ella sin complejos.
- Lo mejor: los tronchantes y variados puyazos al integrismo evangélico
- Lo peor: es la más floja de las tres del dueto Frost-Pegg
CABEZAS
LA SOMBRA PROHIBIDA / España / 2011
Me da cosica enfrentarme a un comentario de LA SOMBRA PROHIBIDA: LA HERENCIA VALDEMAR II. Entendedme: es muy fácil destrozar sin misericordia esta película, ser cruel, aquello de "seré sincero, y por lo tanto hiriente", porque LA SOMBRA PROHIBIDA, segunda parte (que no secuela) de LA HERENCIA VALDEMAR, es un fracaso absoluto y completo desde cualquier punto de vista. Vaya por delante que aprecio el amor por el género que Jose Luis Alemán ha demostrado con su díptico pseudo-lovecraftiano, y el esfuerzo de producción que ha tenido que suponer levantar este proyecto en este país, pero aquí se acaban los halagos. Esta película es un horror cinematográfico, por momentos realmente irritable, difícil de creer. Si la primera era mala, aunque a ratos se podía soportar con cierto cariño, su continuación directa se hunde en el fango del ridículo cuando precisamente tenía que remontar el vuelo y ofrecer un climax a todo el tinglado ocultista más o menos funcional, porque al menos había un buen trabajo técnico sobre el que soportarlo. Pues ni eso. LA SOMBRA PROHIBIDA tiene las mismas carencias y defectos que su predecesora pero mutiplicados por diez: un guión torpe, arbitrario y mal construido, coronado por los diálogos más pueriles y estúpidos que he escuchado en años (poned la cinta en cualquier punto al azar y escuchad, escuchad...), Alemán, ¿por qué no delegaste este trabajo en un profesional?; ausencia total de suspense, intriga o progresión dramática que justifiquen un poco lo que estamos sufriendo como espectador, y por tanto de ritmo secuencial (esas eternas discusiones entre los protagonistas, uf, esa interminable y absurda escena final, bla, bla, bla...); nula dirección de actores, más perdidos que un pulpo en un garaje, que nos obsequian con una galería de interpretaciones inenarrables, y esta vez sin excepciones, pues hasta la habitualmente solvente Silvia Abascal está sobreactuadísima, por no hablar del ridículo espantoso de Eusebio Poncela con ese pelucón blanco de sectario de bolsilibro de segunda, o a Oscar Jaenada empeñado en invocar al Primordial al grito de "Chuntú" (recordemos que este tío tiene un Goya). ¿Terror cósmico, misterios insondables, atmósferas ominosas, viajes sin retorno a la locura? Sobra decir que cualquier conexión con el universo creativo de Lovecraft es puramente epidérmica, superficial, a pesar de que el propio genio de Providence aparezca como personaje en una lamentable secuencia que provoca más vergüenza que risa (ese doblaje con acento... ¿espacial?). Y entonces llega, señores, el cacareado climax final del ritual y la anunciadísima aparición de Cthulhu en pantalla (que vendieron como la primera, aunque eso es incorrecto): pues bien, entre que los sectarios de turno parecen oligofrénicos lobotomizados en un guateque vintage que no saben diferenciar una muñeca de Famosa de un bebé real, que la deidad tentacular ha encogido y viene directa de hacer pesas en R´lyeh y que las secuencias de acción parece que las ha rodado Ozores, la cosa se queda en un coitus interruptus mortal de necesidad. En fin, un tristísimo colofón para esta mini-saga que nació de una idea atractiva y valiente pero que no ha conseguido, ni de lejos, siquiera rozar lo que pretendía. Qué bajón. - Lo mejor: los matte paintings y algunos efectos
- Lo peor: ¿qué ha hecho Lovecraft para merecer esto?
CABEZAS
CONCURSANTE/España/2007
Hay veces que las películas tienen vida propia. Hace cuatro años nadie hizo ni puñetero caso a CONCURSANTE, ópera prima de Rodrigo Cortés, hoy aclamado en medio mundo por BURIED. Los meses pasaron sin pena ni gloria para una peli que parecía abocada al olvido total, pero los caminos del señor son inexcrutables, amigos. Con la obscena crisis financiera mundial en plena expansión, sus causantes directos disfrutando de pingües dividendos y parte de la masa social ciudadana comenzando a desperezarse y esputar verdades como puños, CONCURSANTE parece haber resucitado por motu propio, transformando su esencia de película minoritaria y escondida (seguramente a pesar de los deseos de su director) en un privilegiado status de culto, citada y recomendada en cientos de foros y redes sociales a la luz de los acontecimientos generados por el 15 M. La relevancia de CONCURSANTE es hoy notable, y si se hubiese estrenado ayer, parecería incluso una película oportunista, tal es su actualidad. Cortés, tipo listo, supo posicionarse con un pie en la lucidez, otro en el cinismo y el cerebro esputando mil imágenes y conceptos por segundo. Porque CONCURSANTE es una película netamente postmoderna, espídica, abasalladora, fragmentada, satírica, videoclipera, martinscorsesiana por momentos, davidfincheriana en otros, enérgica siempre y multimedia en su concepto. La mera anécdota argumental, sobre un tipo que gana tropecientos millones en un concurso, lo que supone el inicio de su destrucción como ser humano, se convierte en toda una tesis analítico-cocainómana sobre el funcionamiento financiero mundial, cómo se mantiene y las causas que hacen que el ciudadano asuma sus grilletes sin articular queja alguna. O sea, el mismo meollo de la economía especulativa, también llamado capitalismo a secas. Tan ilustrativa en sus pretensiones como extenuante en su exposición, sus apenas 90 minutos sobran para lanzar a la palestra el mensaje, como un adoquín envuelto con un periódico que emerge en medio del gas en una carga policial. Pedagógica a le vez que frenética (algunos momentos parecen manufacturados por un Michael Moore hasta el culo de speed), todo el caos que transmite la película, en ocasiones excesivo y algo gratuíto, se sostiene sin embargo por la tremenda y paradójica sencillez de su trasfondo, sencillez en la que lo obvio son verdades como puños, y lo que se deduce de ello... como poco interesante. Uno de esos casos en los que el argumento está a servicio de una tesis (y no al revés), con la feliz anormalidad de que el lenguaje (audiovisual) que se utiliza está muy lejos del academicismo al uso. Si uno es capaz de pasar por alto los habituales desequilibrios de una primera película (querer contarlo todo y querer contarlo ya), y un argumento por momentos algo inverosimil, lo que nos queda es una rara avis dentro del panorama nacional, bastante única en realidad, que ya es de culto pero que se merece mucho más. Recomendada para cualquiera con ojos conectados al cerebro. Bravo.- Lo mejor: tenerlo tan claro y contarlo así
- Lo peor: esa larga secuencia final... hum...
CABEZAS
Como nos estamos volviendo mucho más serios y regulares, ya teneis aquí la décima extinción de vuestro marciano predilecto, el esperadísimo Episodio 10 de COSMO TRIP, ya sabeis, ese demencial proyecto de animación 3D online en el que colaboro, esta vez también con la participación de vuestro guionista favorito. Algo distinto, algo subido de tono, estamos sopesando cambiar el nombre a PORNO TRIP.
Os recuerdo que también podeis bichear en su facebook y en el canal de Youtube de LINCE STUDIOS, además de en su propia web, donde podeis repasar todos los episodios anteriores.
Y ya sabeis... ¡difundid la buena nueva!
CARNE DE NEÓN / España / 2010
Paco Cabezas es un tipo bien curioso, y hasta cierto punto, una rara avis dentro de la cinematografía peninsular. Sus personales zarpas ya se han hecho notar en proyectos tan personales como APARECIDOS (su estimable estreno en el largo) o la demencial y muy divertida SEXYKILLER, aquí como guionista. CARNE DE NEON nace de un previo cortometraje homónimo y, al igual que sus otros proyectos, hinca la cabeza en géneros, digamos, marginales. Si APARECIDOS escarba en el cine de fantasmas con subtexto político-social y SEXYKILLER en el puro desparramo paródico y gore, CARNE DE NEÓN se encara con el thriller de acción trotón y cínico, con dos referentes nítidos y evidentes como estandartes que guían la función: las películas más gamberras de Guy Ritchie y la notable influencia de un primerizo Quentin Tarantino. Sin ser una operación de copia descarada, es evidente que Cabezas tiene la filmografía de ambos entre ceja y ceja: el ritmo sincopado de la narración, la presentación de personajes y cierta frescura general en las formas por el lado Ritchie; la caracterización de personajes, violencia desatada, cierta sordidez y esos diálogos y situaciones (algunos realmente "referenciales") por el lado Tarantino. Pero de nada serviría esta traslación de referentes foráneos a la industria nacional si la cosa chirría o se queda en un mero calco sin alma, y aquí llega la buena noticia: CARNE DE NEÓN funciona a casi todos los niveles. La película se defiende por sí misma con garra y energía, configurando un universo propio que logra, con algunos peros, sacar la cabeza por encima de su propia referencialidad y reivindicarse orgullosa. En vez de "españolizar" sus referentes, logra crear un tiempo y espacio indefinido, mezcla de muchas cosas, en la que sus criaturas se mueven con soltura cínica en ocasiones, y con tragedia sangrienta en otras. Cabezas no se amilana, caminando por la cuerda floja en no pocas ocasiones (bravo por él, molestando a los defensores del "buen gusto") y logra hacer que, en un reparto tan coral como éste, todos y todas estén estupendos, con mención especial para las chicas (Macarena Gómez, tan bien como siempre, Ángela Molina, estratosférica en su inolvidable papel) y que además logra obrar el milagro de que su prota, el imberbe e ídolo de quinceañeras Mario Casas, resulte el contrapunto ideal para tanto hijoputismo reinante en la película. Aunque tiene algunos problemas de tono y leves incoherencias (sobre todo entre su primera mitad y su último acto, que abandona casi por completo el sarcasmo en pos de la tragedia), aunque algunos de sus puntales tiran por la vía rápida y están muy poco currados (el personaje del Chino y el del policía, puro artificio y tópico), el conjunto resulta vibrante, cañero, entretenido y, curiosamente, deja cierto poso de humanidad y un cálido recuerdo más allá de la sobredosis de esputos, disparos, insultos, palizas y tremendismos varios. Muy recomendable. Siete cabezas para Cabezas, amigos.
- Lo mejor: lo bien que funciona en su conjunto, el buen trazo de personajes en general y la excelente labor de sus intérpretes
- Lo peor: los desequilibrios de tono hacia el final y la poca entidad propia de sus villanos
CABEZAS
THE WARD / EEUU / 2010
Casi diez años ha tardado John Carpenter en volver a la gran pantalla tras la ya lejana FANTASMAS DE MARTE. Diez años. En este largo paréntesis, el maestro se ha refugiado en la televisión, regalándonos dos muestras de su talento en la serie MASTERS OF HORROR, con sendos episodios: el extraordinario CIGARETTE BURNS, y el curioso y polémico PRO-LIFE. Así pues, encarar con un mínimo de ecuanimidad THE WARD no me resulta tarea fácil. Carpenter es una de las razones por las que amo el cine, así de sencillo. Autor y artesano por igual, y a mucha honra, su maestría narrativa, su destilado clasicismo formal y su ácida visión contemporánea conforman una filmografía extensa y coherente que nos ha regalado, como mínimo, media docena de grandes obras y, probablemente, otros tantos clásicos sin fecha de caducidad. Francotirador del género en su forma más pura, heredero de maestros y a su vez inspiración para las nuevas generaciones, Carpenter nunca puso en peligro su integridad como cineasta, siempre ha sido un outsider en la industria, literalmente, un orgulloso puntal de una serie B orgullosa de sí misma. Uno de últimos clásicos aún en activo, en la misma liga que Clint Eastwood, Scorsese o cualquier otro que os venga a la mente. Por ello, es complicado defender con algo de entusiasmo THE WARD, seguramente, una de sus películas más flojas, si no la que más. THE WARD huele a película alimenticia, a encargo, a kilómetros de distancia (una prueba: su única implicación en el proyecto ha sido en sus labores de dirección, algo inusual para él). THE WARD hace gala de una notable apatía, justamente, en los momentos en los que se presupone que Carpenter sabe dar el do de pecho: en las secuencias de suspense. En la gran mayoría de las set-pieces de terror puro, el viejo John pone el piloto automático y sigue a pies juntillas la teoría del pre-susto y el ¡tachán!, abusando de los golpes de efecto gratuítos, cuando nunca ha sido un director "tachanero" (y segunda prueba de que esta película es una paga-facturas en toda regla). Por último, ese guión... en fin, no voy ha hacer sangre, sólo comentar que es una de esas historias de fantasmas en un psiquiátrico con giro final, pero no sólo muy mal armada (a la hora de reconstruirlo, faltan piezas en el puzzle), sino que sigue paso por paso la estructura y concepto de una pequeña delicia hitchcockiana de hace unos años (y ATENCIÓN: SPOILER) titulada IDENTIDAD, ¿recordais? ¿Qué nos queda pues? Pues que Carpenter lleva mucho cine a sus espaldas, y que cuando le apetece saca su genio y nos deslumbra con hermosas imágenes, curiosamente aquí en los momentos menos oscuros de la función, haciendo gala de una exquisita composición en scope (la hermosa secuencia del baile improvisado, por ejemplo) y una precisa dirección de actrices en los momentos en los que todas ellas interactuan en el encuadre. Y que, áun a medio gas, enarbola el primer mandamiento de Billy Wilder con sabiduría: "sobre todo y ante todo, nunca aburrir". Si Hitchcock, Ford o Howard Hawks tuvieron también que aceptar proyectos para poder comer, no veo razón ninguna para lanzar al maestro Carpenter a los leones, como muchos ya están haciendo, advirtiendo, eso sí, que THE WARD no debería ser nunca la puerta de entrada a su maravillosa filmografía.
- Lo mejor: en manos de cualquier otro la película sería infumable
- Lo peor: la duda razonable sobre el futuro creativo de Carpenter
CABEZAS
KOKUHAKU / Japón / 2010
Muchas veces, y yo el primero, usamos con excesiva alegría el término "obra maestra", diluyendo su verdadero significado con películas que realmente no lo merecen. Sólo el tiempo y repetidos visionados pueden dotarla de tan gradilocuente etiqueta, cuando el pasmo se reproduce una vez más, cuando el estremecimiento se perpetúa, cuando los vellos se erizan otra vez. Eso y la capacidad de crear escuela a base de susurros o machetazos, tanto da, desbrozar lo obvio hasta vislumbrar nuevos portales, abrir caminos en suma, o al menos, dar la sensación de que se buscan y encuentran nuevos modos de expresión en eso tan viejo (y tan joven) que llamamos cine. Bien, pues con un sólo visionado a altas horas, y con sus efectos aún cabalgando desbocados por mis neuronas, CONFESSIONS, sexta película del nipón Tetsuya Nakashima, aquí y ahora, me arriesgo y afirmo que me ha parecido una maldita obra maestra. Como las creaciones hechas para perdurar, CONFESSIONS combina con maestría cerebro y entrañas, frialdad y pasión, para elaborar una absorbente tela de araña que, en parte, bebe de la tradición muy nipona de contar un hecho trágico desde una multiplicidad de puntos de vista (recordemos RASHOMON, del maestro Kurosawa), lo que añade matices, recovecos y claroscuros que, en una primera impresión, ni siquiera podíamos sospechar. Esta especial gramática audiovisual, fascinante pero nada innovadora, es el sólido puntal sobre el que, seguramente, descansa el gran, enorme milagro sobre el que CONFESSIONS se contruye: su hermosa puesta en escena, su hipnótico sentido del ritmo, su abrumadora poética audiovisual. Y digo AUDIOvisual porque aquí la música y las cadencias sonoras son tan o más importantes que el mero apartado visual, ya de por sí fascinante. Sí, casi siempre el sonido es el hermano pequeño del gran dictador, la imagen, y no hay muchas ocasiones en que la música, y aún más, las canciones extradiegéticas, funcionen como un todo perfecto con lo que vemos, configurando así ese magma creativo que llamamos cine, y que en ocasiones también llamamos arte. He leído por ahí que CONFESSIONS es un videoclip de dos horas con imagen al ralentí, una opinión que ni comparto ni acabo de entender, aunque supongo que como definición podría funcionar. Pocas veces he visto en una peli dos canciones, dos leitmotiv, interactuar como pura esencia y contraposición, marcando tempos y puliendo sensaciones: aquí las delicadas notas de los RADIOHEAD más melancólicos, tristes, chocan de bruces con la distorsión ruidista de unos desbocados BORIS. Pura magia que diluye los límites de la secuencialidad tradicional contruyendo... otra cosa, algo que hay que ver. Sobran más comentarios. Buscad y disfrutad de esta película tan hermosa, tan terrible, tan especial, tan única.
- Lo mejor: sin referentes, me desconcierta, me estremece, me fascina hasta el tuétano
- Lo peor: que la experiencia se acabe
CABEZAS
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