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ELYSIUM / EEUU / 2013
Neill Blomkamp insiste. Tras la magnífica sorpresa que supuso DISTRICT 9, uno de los más notables ejemplos de ciencia-ficción social de los últimos años llega ELYSIUM que, desde unos parámetros de producción más generosos, se erige como su hermana siamesa. Coherente con los intereses éticos y estéticos de su opera prima, la trama de ELYSIUM podría suceder en paralelo a la de DISTRICT 9, sólo que en otra punta del globo. De nuevo Blomkamp construye una epopeya distópica a plena luz del día a base de sudor, metal y polvo. El (cercano) futuro de ELYSIUM es tan aterrador o más que el de DISTRICT 9, quizás porque ya identificamos a la bestia en el horizonte. Las bases de lo que pueden ser las próximas décadas ya están implantadas aquí y ahora, sólo han de evolucionar de forma natural hacia el infierno social de ésta y otras películas del género, que cada vez tiene menos de ficción. Aún recuerdo cuando los informativos de ROBOCOP aún eran ciencia-ficción... Blomkamp deja bien a las claras su tesis de partida en un primer tercio realmente consistente que se devora con los ojos y el cerebro. Precisamente porque su metáfora central es más bien poco sutil e impacta a la primera, el realizador sudafricano se permite desarrollar los detalles de la vida cotidiana de los desposeídos con convicción, con un personaje central, de nuevo, primo hermano del de DISTRICT 9, que sufre en sus carnes, literalmente, la transformación necesaria para tener, al menos, una posibilidad de intentarlo. En especial el diseño de producción, coordinado por el gran Syd Mead (BLADE RUNNER, ALIENS, TRON etc), que a sus 80 años sigue alucinándonos con sus concepts, se acopla como un guante a la visión de Blomkamp. Si su anterior film tenía una gustosa pátina de "nueva carne" cronenbergiana (era imposible no acordarse de LA MOSCA), aquí la cosa vira hacia un cyberpunk de guerrilla vía salvajes implantes cibernéticos y hackers sudorosos. ELYSIUM marca bien el terreno en su primer tramo, el mejor, pero el amigo Neill no sabe desarrollar lo que tiene entre manos y acaba tirando de clichés (desde su mismo guión) para hacer avanzar una historia que pierde demasiado fuelle en su nudo, convertida en un "corre que te pillo" en el que lo más interesante se diluye (los implantes de Max y su radiación, el mefistofélico personaje de Jodie Foster y el plano, aunque divertido, antagonista con la jeta de Sharlto Copley, francamente desaprovechado). Afortunadamente la película levanta el vuelo hacia el final, pero no lo suficiente para rendondear una película que nos podría haber dado muchas más alegrías. ELYSIUM forma un dueto armónico con DISTRICT 9, aunque sin llegar a ser un tropiezo, está un escalón por debajo de su hermana de sangre. Así pues, toca esperar la tercera película de Neill Blomkamp para poder considerarle ya un imprescindible o no. Anuncia una comedia de ciencia-ficción (!) en un escenario inusual, protagonizada de nuevo por Sharlto Copley, junto a Hugh Jackman y Sigurney Weaver. Su título: CHAPPIE (!!). Neill, cuidadito que estamos vigilando.

- Lo mejor: su solidez visual y conceptual, y la insistencia de Blomkamp por hacernos llegar su coherente discurso social

- Lo peor: los azucarosos flashbacks infantiles y el insípido descontrol de su parte central con el piloto automático puesto

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MACHETE KILLS/EEUU/2013
Inasequible al desaliento, Robert Rodriguez prosigue con su particular cruzada por y para el cine basura de hechuras setenteras. Abandonado por su compañero en estas lides mr. Tarantino, el chicano tex-mex no da su brazo a torcer, y si con PLANET TERROR y MACHETE no tuviste suficiente, aquí va otra ración macarra de celuloide casposo, violencia cartoon y mala leche reconcentrada. Así pues, al grano: este MACHETE KILLS ofrece más de lo mismo, así que el factor sorpresa queda neutralizado y, para no dormir al respetable, remito a lo que ya comenté en la reseña del primer MACHETE. Rodriguez no se complica la vida y repite fórmula punto por punto en este regreso del mercenario mexicano con la cara de cemento armado de Danny Trejo. Por supuesto, la película es entretenida y a ratos muy divertida, así que todo depende de las preferencias personales de cada uno por uno u otro personaje/actor/actriz haciendo el cafre, que los hay a patadas. Para no soltar el inventario, me quedo de largo con el personaje del Camaleon, de original concepto (por Satán, esperad la aparición de Antonio Banderas, para partirse el lomo de risa) y algunos momentos desatados de Luther Vox/Mel Gibson, villano megalómano que Rodriguez acaba convirtiendo en sosias de uno de los malos más míticos de siempre. Al hilo de la evolución de este personaje, resulta curiosa la estructura misma de MACHETE KILLS, inacabada y que, por supuesto, si hay justicia en este mundo debe continuar en la anunciada en la propia película, como fake-trailer, MACHETE KILLS... IN SPACE (atención a la coña con Justin Biever), que sin duda hará a salivar a más de uno por el radical giro de los acontecimientos, je. En medio de todo este cacao descerebrado e hiperviolento, Rodriguez rueda como siempre, aunque esta vez su estilo es (todavía) más dejado y tosco, hasta el punto de que en algunos momentos la cutrez lacerante de las imágenes ya no se sabe si es provocada o accidental. Hay también sensación de cierta rutina, fulminada inteligentemente por apariciones tan golosas como la de Lady Gaga (que haya elegido este proyecto para debutar en el cine habla muy bien de ella) o las hiperbólicas decapitaciones en serie. Y poco más que añadir sobre esta secuela. Si los palabros explotation, serie B setentera, gore, tex-mex, grindhouse o luchador mexicano no están en tu vocabulario, aléjate dos mil kilómetros de MACHETE KILLS, porque hay un mexicano feo esperándote con el machete afilado.


- Lo mejor: la terquedad de Rodriguez por este tipo de cine, y por supuesto la anunciada MACHETE KILLS... IN SPACE

- Lo peor: siendo básicamente lo mismo, falta algo de brillantez y esa chispa tan gozosa que tenía la primera entrega

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PAIN & GAIN / EEUU / 2013
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. No soy de los que despotrican como energúmenos de Michael Bay tampoco, sencillamente paso. Me quedé en TRANSFORMERS (parte uno) y gracias. Toda su carrera, con la excepción (a ratos) de LA ROCA, es pura grasaza veraniega de la mala. PEARL HARBOR es capaz de taponarte las arterias de por vida. Pero este verano se estrena, casi de incógnito, PAIN & GAIN (DOLOR Y DINERO en España), y no sé por qué, me la veo. Y para mi sorpresa, a la media hora estoy, ahora sí, disfrutando como un energúmeno. En esta ocasión el amigo Bay no deja de plasmar su "sello" personal (esos ralentís, esos movimientos circulares-mareantes de cámara, ese ritmo videoclipero), pero de un modo más mesurado y, ¡oh sorpresa!, muy entretenido y funcional. PAIN & GAIN es su película, de largo, menos aparatosa, más pequeña. Con el temible epígrafe de "basada en hechos reales" uno se puede esperar lo peor, pero que no cunda el pánicoNi dramón ni biopic ni nada parecido. El amigo Bay y sus guionistas tienen la inteligencia de construir una película que es, en esencia, una comedia bufa se mire por donde se mire. Aunque en su promoción la vendieran como una de acción y testosterona sin más (el poster es para quemarlo en la plaza pública), PAIN & GAIN va creciendo hasta despuntar como un "¡zas, en toda la boca!" a ese patrioterismo yanqui que es estúpido de nacimiento, esa majadería que llamaron el "american way of life". En esta película sólo pasean tipos y tipas realmente estúpidos (con la excepción del personaje del gran Ed Harris), con cierto aire a los Coen en su particular concepción de ese terreno común que comparten la comedia y el thriller moderno, aunque en este caso la ridiculez humana y las consecuencias que provoca impiden cualquier posible identificación. Sainete satírico pues que cuenta una historia real a ratos realmente increíble (tanto que en cierto momento delirante Bay mete un rótulo asegurando que "sigue siendo una historia verdadera") y que cuenta, además, con un trío protagonista que funciona como un engranaje perfecto: Mark Wahlberg, un tipo al que no profeso ninguna devoción, convenientemente mazado para la ocasión, cumple de sobra con su tontísimo personaje, espoleta que desencadena toda la absurda acción con sus idiotas decisiones, pero el que se lleva la palma es Dwayne Johnson, que aquí (aunque ya lo sospechábamos) se consolida como un excelente actor de comedia a pesar (o gracias a) su anabolizado cuerpo. El (idiota) personaje que interpreta, un ex-presidiario cristiano renacido que no se acaba de decidir entre su amor por Jesús o por la cocaína es uno de los hallazgos de esta sorprendente película. Sin duda, PAIN & GAIN es uno de los pocos blockbusters salvables de este verano, una de las mejores comedias en lo que llevamos de año y, de largo, la mejor película de Michael Bay para un servidor. Quién me lo iba a decir...

- Lo mejor: que resulte una brillante sátira sobre las consecuencias de la estupidez, comandada por un terceto protagonista inmenso, en todos los sentidos

- Lo peor: un tercio final muy atropellado en el que pasan demasiadas cosas y demasiado rápido

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THE BATTERY / EEUU / 2012
Precedida por un discreto hype promovido por festivales independientes y, curioso, por cierta prensa musical, estuve a punto de dejar pasar THE BATTERY. No me fiaba de los desmedidos halagos indies de gente que, seguramente, nunca ha disfrutado con el género zombie. Pero algunas voces a las que respeto la recomendaron. La curiosidad pudo conmigo, afortunadamente. Sí, THE BATTERY se puede encuadrar dentro del "apocalipsis zombie" tan de moda, aunque los muertos andantes son sólo un contexto: o no aparecen o lo hacen muy brevemente o están directamente en off. La opera prima de Jeremy Gardner (también protagonista, guionista y productor) narra, básicamente, la forja de una amistad en unas circunstancias muy jodidas, la de dos tipos antagónicos con pinta de tocar en un grupo de indie-folk que se ven obligados a sobrevivir juntos. Película pequeña (dicen que costó ¡seis mil dólares!) centrada exclusivamente en estos dos personajes en un escenario tan trillado en los últimos años, sorprende el buen uso de Gardner de los tiempos muertos para mostrarnos esos pequeños detalles cotidianos que rara vez aparecen en un film de este tipo: cepillarse los dientes, conversaciones triviales, lavarse, pescar, emborracharse, mear o masturbarse (magistral secuencia, amigos) forman parte del día a día de estos dos colegas por obligación, que por una vez se comportan como tipos normales con cuyas decisiones es fácil identificarse. No hay aquí pirotecnia ni salpicaduras por doquier, sino ritmo lento y tono pausado (en ocasiones contemplativo) que gira alrededor de estos dos personajes tan bien construidos. La constante presencia de la música en el relato (que Mickey escucha con unos auriculares para evadirse) complementa una precisa puesta en escena que tira de cámara en mano con mesura y buen gusto. Gardner, además, tiene el valor de poner a prueba al espectador con un climax final en plano fijo de muchos minutos que logra elevar la cota dramática de la película a un nivel superior. Muy bien interpretada por ambos, THE BATTERY es una película sorprendente para un debutante, una sabrosa mezcla entre THE WALKING DEAD (el cómic) en su vertiente más intimista y el espíritu libre y despreocupado de un primerizo Jim Jarmush, incluso del Gus Van Sant más experimental, quizás los dos referentes indies más evidentes de esta magnífica película con personalidad propia. Ha nacido otro cineasta al que seguir los pasos. Estaremos vigilando.

- Lo mejor: la claridad de ideas en guión, dirección e interpretación del debutante Jeremy Gardner

- Lo peor: algunos momentos demasiado morosos, unos zombies bastante cutres

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HAUNTER / Canadá / 2013
Dirección: Vicenzo Natali
Guión: Matthew Brian King
Música: Alex Khaskin
Fotografía: Jon Joffin
Intérpretes: Abigail Breslin, Stephen McHattie, Michelle Nolden, David Hewlett, Samantha Weinstein


Vincenzo Natali es uno de esos tipos que nunca aparecerá entre la lista de cineastas influyentes de los últimos años. Ha tocado muchos palos en su todavía breve filmografía, no tiene dos películas iguales (ni siquiera parecidas) y quizás eso ha provocado la ceguera de mucho crítico miope. Cinco obras hasta la fecha cuyo único (y aparente) punto en común son sus concisos títulos de una sola palabra: CUBE (esa pesadilla claustrofóbica de horror matemático que le puso en el mapa tras arrasar en varios festivales), CYPHER (su aportación al cyberpunk paranoico), NOTHING (la comedia más surrealista y marciana que hayas visto en tu vida), SPLICE (su morbosa actualización del mito del doctor Frankenstein y su criatura) y finalmente HAUNTER, la incursión de Natali en el pantanoso terreno de las casas encantadas amigos. Curioso este 2013, por cierto, que nos ha dado variadas muestras de este particular subgénero del cine de terror: desde la clasicota THE CONJURING, del antes ignorado y ahora sobrevalorado James Wan, hasta las cansinas secuelas y copias a la estela de PARANORMAL ACTIVITY, pasando por dos joyitas que renuevan, hasta cierto punto, tan trillado tema: la magnífica y minimalista I AM A GHOST y la sutil y atmosférica THE LAST WILL AND TESTAMENT OF ROSALIND LEIGH (ambas operas primas, por cierto). 


Así pues, el amigo Vincenzo, como no podía ser menos, agarra los clichés del asunto espectral y les da una estimulante vuelta de tuerca. HAUNTER invierte el punto de vista habitual para convertir el relato en una especie de muñeca rusa preñada de compartimentos espacio-temporales que hay que ir abriendo. Sí, hay algo de refrito en su idea original (y disculpad que no entre en detalles para no reventarle la fiesta a nadie), pero su arranque y planteamiento es tan certero, magnético y absorbente que esas referencias se acoplan como un guante en una primera hora sencillamente brillante. Natali otorga a su particular aportación al cine de fantasmas una ligereza fascinante, casi de cuento de hadas (algunos momentos e imágenes me recordaron a Guillermo del Toro) a la par que apuntala con maestría una narrativa cíclica que va trufando de humor y pequeños detalles freaks marca de la casa, como la iconografía gótica que adorna la habitación de Lisa (posters de BOWIE, THE SMITHS, THE CURE, JOY DIVISION o su perenne camiseta de SIOUXSIE & THE BANSHEES), el hecho de que saque su ouija (marca Parker) de entre un Risk y un Monopoly o la primera aparición del villano. Pero cuidado espectadores de corazón frágil y tendencia al alarido, que nadie se relaje demasiado: hay un par de secuencias (todas con una cama de por medio) capaces de provocar el infarto dentro de su sencilla planificación y que apelan a los miedos más atávicos (esa mano al otro lado de la sábana, uf).


Es HAUNTER una película cálida y primorosamente rodada con una fascinante atención a los detalles dentro de su alambicada historia, capitaneada por una encantadora Abigail Breslin que mantiene el tipo y sostiene todo el peso de la historia sobre sus pequeños hombros. Al fin una adolescente interpretando a una adolescente. Es una lástima que el climax y resolución no esté para nada a la altura del resto, y que mediado el metraje poco a poco la película se vaya deshinchando hasta abrazar finalmente toda una gama de lugares comunes y estereotipos del género que finalmente dejan un sabor agridulce en el paladar. Es posible que HAUNTER sea la película menos redonda de Natali, pero aún así el cineasta canadiense logra dejar su sello y sumar otra estimulante (aunque parcialmente fallida) obra a su curriculum, una película quizás menor pero que encaja como un guante en su particular visión del fantástico en todas sus variantes. Y como no tengo seis cabezas y media a mano, le planto siete sin mayor problema. Vincenzo, tú si que eres fantástico.


- Lo mejor: la inteligencia y brillantez en su planteamiento y desarrollo y la hermosa visualización de Natali de este cuento de fantasmas interdimensional

- Lo peor: un tercer acto flojo, reiterativo y demasiado telefilmero al que le falta intensidad y le sobra ese final tan blandito

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