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 CENTURION / Inglaterra / 2010
Cuarta película del inglés Neil Marshall, que poco a poco se está labrando una nada desdeñable carrera, ampliando cada vez más sus horizontes fuera del terror con aires más épicos y de pura acción. Tras su ópera prima, la curiosa y disfrutable DOG SOLDIERS, loco y entretenido megamix entre el cine bélico y  de terror con hombres lobo, llegó su obra maestra, THE DESCENT, una de las muestras de terror puro más alucinantes de los últimos años, imprescindible. Después se despachó a gusto con DOOMSDAY, fábula futurista  algo dispersa y totalmente carpenteriana, frenética y violenta, un cruce entre MAD MAX y ESCAPE FROM NEW YORK con sobredosis de esteroides. Aunque lo pretendía, no logró del todo el favor del respetable, éxito de taquilla que se le resiste, y de nuevo lo intenta con CENTURIÓN, ese salto defintivo de la serie B para aficionados a un público más generalista. Ignoro si lo va a conseguir, lo que sí sé es que los ingredientes son los adecuados para una buena sesión veraniega de acción y aventuras en pantalla grande. La fórmula de CENTURIÓN es bien sencilla y efectiva: una sólida base visual y musical que mira de frente al mítico GLADIATOR de Ridley Scott (como cualquier película "de romanos" que se ha rodado desde entonces, imitando hasta los gorgoritos de Lisa Gerrard en su ya clásica banda sonora), pero multiplicando por diez la acción, la violencia, la oscuridad y el frenesí visual, y dotando a la peli de una estructura que roza el cine bélico "de guerrillas". Roma en su esplendor, brillantes oropeles, fastuosos desfiles y grandes escenas de masas, nada de nada. Carreras por bosques tenebrosos, chorretones de sangre por doquier, barro, mugre,  machotes con músculos en tesión, supervivencia extrema y tremebundas luchas cuerpo a cuerpo a estacazo limpio, todas las que querais. Marshall agarra por los pelos históricos la misteriosa desaparición de la Novena Legión de Roma en tierras escocesas, la mezcla con la leyenda que rodea a los Pictos, y se monta este entretenido tinglado cuasibélico en sandalias en el que su grupete de soldados tienen que sobrevivir detrás de las lineas enemigas, sustituyendo la selva vietnamita por los bosques escoceses, los vietcongs por pictos realmente cabreados, y los AK-47 por cualquier cosa que sea capaz de cercenar un miembro. Y a correr. Sus personajes, como en todas sus pelis (excepto en THE DESCENT, que tenían más miga) están bien definidos y bien interpretados de un certero brochazo, la nota exótica la ponen las guerreras pictas, mas brutitas si cabe que sus compañeros masculinos, y cuando la cosa se tuerce, como en la tonta historia de amor entre Quintus y la brujilla, que está a un paso de causar sonrojo, Marshall sabe reconducir la narración a lo que realmente importa: la energía cinética desbocada. Si le sumamos a esto unos parajes naturales diurnos que quitan el hipo, de una belleza total (los nocturnos tiran demasiado de luz azulada y humos, como siempre) y un final convenientemente cínico y descreído, no hay razón para que no se disfrute de esta enervada muestra de cine de aventuras en la que, como no podía ser de otra forma, Neil Marshall disfruta como un enano planificando sus notables secuencias de acción con una brutalidad poco vista en el género hasta ahora, como en la intensa masacre de la mismísima Novena Legión. 

 El poster del ilustrador Simon Bisley para la peli

- Lo mejor: da lo que promete, ni más ni menos, en especial por el empuje y el brío de Marshall en la dirección y su estlo visual, primitivo y hermoso a la vez

- Lo peor: su esquemático dibujo de personajes y situaciones, y algunas salidas de tono que no benefician al conjunto

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 WRISTCUTTERS / EEUU / 2006
Creo que WRISTCUTTERS es la peli De Culto más reciente de Sesión Golfa (data de 2006), y desde luego merece tal honor. Recomendación expresa de Kill Yr. Idols (gracias hermano), la película de Goran Dukic es una especie de comedia dramática fantástica encuadrada en un mundo postmortem que no es ni el cielo ni el infierno, sino un inquietante no-espacio habitado esclusivamente por suicidas, un universo visual y sensorial muy parecido al nuestro, pero en el que la gente no sonríe, por el que pululan algunos ángeles caídos, y en el que se obran, de vez en cuando, pequeños milagros domésticos. El amigo Goran Dukic agarra por las solapas los modos y maneras de la más clásica road movie desértica yanqui, con texturas muy cercanas al indie de los noventa (la película está financiada por el Instituto de Cine de Sundance), pero lo mezcla con un curioso sentido del humor más bien negruzco, muchos silencios, largas secuencias discursivas y un puntito surrealista muy de agradecer, con ciertos aromas balcánicos, una especie de mezcla entre el Jim Jarmush de DOWN BY LAW y un Emir Kusturica con una sobredosis de valium, para entendernos. Sin aspavientos pero con las cosas muy claras, al principio uno se puede encontrar algo desorientado por la rareza de la historia, pero en seguida, a poco que te caiga simpática la propuesta, ya estás embobado por completo. WRISTCUTTERS avanza a paso lento, sin prisa pero sin pausa, los personajes se van definiendo poco a poco hasta convertirse en una película apasionante, entretenida, deliciosa por lo parca a la vez que imaginativa que resulta. Sumemos a esto unas interpretaciones tan melancólicas como sus imágenes, una sutil aura de tristeza (y asombro) que lo envuelve todo, una banda sonora en la que conviven Gogol Bordello y Tom Waits con total naturalidad y, por supuesto, la estrambótica interpretación del propio Waits, bordando, como siempre, el secundario más estrafalario y divertido de la función. Y encima tiene un final tan sencillo como hermoso y efectivo, que le da total sentido a su propio título. Pues eso, WRISTCUTTERS es una pequeña joyita escondida, una original delicia de exótico aroma y sabor suave y ácido a la vez, aunque quizás no apta para todos los paladares.

- Lo mejor: lo simpática, entretenida, sencilla, transparente y original que resulta

- Lo peor: algunos tramos menos conseguidos, como todo lo relativo al Rey, y lo cutrillo de algunos efectos

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 AFTER.LIFE / EEUU / 2009
AFTER LIFE es una interesante propuesta de difícil catalogación que ha pasado totalmente desapercibida, a pesar de su apetitoso reparto, imagino que por una erronea (o inexistente) campaña publicitaria. Aunque se perderá en los marasmos de la serie B más derivativa, y ya digo que no estamos hablando de ninguna obra maestra, la película de Agnieszka Wojtowicz-Vosloo (¿la primera directora en Sesión Golfa? puede ser...) tiene los suficientes alicientes como para hincarle el diente una de estas noches de asueto. A medio camino entre el cine contemplativo-existencial del bueno de M. Night Shyamalan y un capítulo "seriote" de HISTORIAS DE LA CRIPTA pero sin Creepy, AFTER LIFE toma también las formas del cine de terror oriental ya en recesión (sin fantasmas melenudos), configurando una curiosa empanada de cocción lenta que ni siquiera sé si calificar de terror, tal es la ambigüedad de la que hace gala esta película. Justin Long y Christina Ricci forman una joven pareja en crisis, pero ella tiene un accidente de coche y despierta de improviso sobre una camilla de autopsias en manos de un tanatopractor con el afilado y curtido rostro de Liam Neeson, que le comunica con toda la calma del mundo que está muerta pero... ¿realmente lo está? Lo más interesante, de largo, es el duelo interpretativo y físico al que se enfrentan ambos personajes, encerrados en un sótano rodeado por otros muertos, un agrio y espeluznante periplo existencial en el que la Ricci ha de asumir su condición de difunta mientras Neeson hace todo lo posible por que el tránsito entre esta y la otra vida sea lo menos traumático posible, con algunos apuntes morbosos lógicos en esta situación (necrofilia incluída) y una elegante atmósfera mortuoria que acaba por impregnar todo el metraje. A la vez, el personaje de Justin Long comienza una histérica cruzada por averiguar si su prometida realmente murió en el accidente, una treta argumental que no tiene el más mínimo interés y que funciona sólo como gancho para el respetable, puesto que la respuesta final no interacciona para nada con el resto de la película, o dicho de otra manera: da igual, ya que el meollo de la cuestión dramática se sostiene por sí solo en el espectacular toma y daca entre el buen doctor y su "paciente". Christina Ricci borda otro de sus  enigmáticos personajes cercanos a la muerte, fascinante y hermosa cuanto más pálida, con una generosidad física digna de mención (se pasea por la mitad del metraje en pelotas, como debe ser en tal circunstancia), mientras que Neeson rubrica un personaje memorable, en el fondo y en las formas, digno de un Vicent Price en su momento de gloria, lo juro. Sobresaliente. Su sola presencia e interpretación es suficiente aliciente para ver AFTER LIFE, curiosidad que os recomiendo rescatar pero ya del olvido. 

- Lo mejor: el dueto protagonista, y en especial Liam Neeson

- Lo peor: las costuras del guión son toscas y están mal hilvanadas, el niño me sobra

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 REPO MEN / EEUU / 2010
Antes de empezar, no confundir con la marcianada punk ochentera de Alex Cox REPO MAN, con la que no tiene nada que ver, ni con el delirio musical-gore REPO! THE GENETIC OPERA, cuyo fondo conceptual es prácticamente el mismo, aunque ambas no se parecen en nada, afortunadamente. REPO MEN, opera prima del realizador de videoclips Miguel Sapochnik, es una adaptación de la novela REPOSSESION MAMBO, de Erik García, y plantea una historia en un futuro peligrosamente cercano, reconocible, aterradoramente posible (sobre todo para los yanquis y su fabuloso sistema de sanidad). La película, de hecho, juega constantemente con un mundo referencial que bebe de BLADE RUNNER (un par de planos-homenaje al canto) y otras paranoias distópicas de Philip K. Dick, sin alardes de efectos ni exceso de pirotecnia, pero lo mejor de  REPO MEN es que, a la vez que no es una película para nada metafísica ni compleja en su desarrollo, consigue dejar un curioso poso de amargura y desolación en su conclusión. Y es que REPO MEN, por raro que parezca por lo anterior, es una película jodidamente entretenida y divertida. El constante humor negro que se desparrama en cada secuencia, el cinismo que planea sobre muchas situaciones, hacen de la peli una extraña rara avis dentro del género, referencial y original a un tiempo, a lo que hay que sumar el ramalazo gore propio del mismo argumento, llevado en ocasiones al paroxismo demencial  en cuanto a los límites del aguante del cuerpo humano (como en la penúltima secuencia, genial) y ribeteado por cierto sentido del cachondeo del que afortunadamente, el elenco saca oro. No es casual que otro de los guiños explícitos de la peli sea al famoso skecth del "donante de órganos" que los Monty Python rodaron para EL SENTIDO DE LA VIDA, algo que aclara muchas cosas, jejeje. La pareja de protagonistas, dos tíos que me encantan, Jude Law y Forest Withaker (con unos cuantos kilos de menos, por cierto), saben en todo momento en que liga están jugando, y disfrutan con sus personajes. Aunque la película tiene un desarrollo un tanto moroso en su primera hora, hay que esperar a la parte final para que la cosa explote todo su potencial, tramo en el que, además, se concentra casi toda la acción de la peli, y atención a ese homenaje total a la genial secuencia de la lucha en el pasillo de OLD BOY, que de tan descarado resulta muy divertido (al final Jude Law, por si no había quedado claro, acaba a martillazos). Sumad a todo esto un interesante uso de la banda sonora y ciertas canciones, y tendreis entre las manos una de las películas más locas y desconcertantes de la cartelera, que por cierto se ha estrellado en taquilla en su estreno norteamericano. Que les den. Con todas sus irregularidades, REPO MEN es una de las nuestras. Para no perdérsela.

 Ejemplos de la curiosa campaña publicitaria


- Lo mejor: la tendencia al desparramo sin desviarse del fondo de la cuestión, un buen cocktail de diversión y reflexión con momentos tan hilarantes como extrañamente hermosos

- Lo peor: las arritmias de la primera hora de metraje, en la que la historia no acaba de despegar

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SPLICE / Canadá, Francia, EEUU / 2010
Dirección: Vincenzo Natali 
Guión: Vincenzo Natali, Antoinette Terry Bryant y Doug Taylor; basado en un argumento de Vincenzo Natali y Antoinette Terry Bryant
Producción: Steven Hoban
Música: Cyrille Aufort
Fotografía: Tetsuo Nagata
Montaje: Michele Conroy
Diseño de producción: Todd Cherniawsky
Vestuario: Alex Kavanagh.
Interpretación: Adrien Brody (Clive Nicoli), Sarah Polley (Elsa Kast), David Hewlett (William Barlow), Delphine Chanéac (Dren adulta), Brandon McGibbon (Gavin), Simona Maicanescu (Joan)

Vincenzo Natali es un tipo bien curioso. Consiguió colar su ópera prima en festivales generalistas, fuera de los circuitos habituales, la famosa CUBE, que además tuvo una larga vida en salas de versión original, una de esas pelis pequeñas  y minimalistas de bajo presupuesto y grandes resultados, construida a base de talento y buenas ideas, que todo el mundo ha visto y de la que se recuerda su bestial sensación de claustrofobia. Después llegó CYPHER, una joyita cyberpunk bastante trotona que bebía tanto de William Gibson como de Alfred Hitchcock. De su siguiente obra, NOTHING, justo eso os puedo decir, porque no he logrado encontrarla por estas redes del señor. Regalo un riñón en relativo buen estado a quien me de pistas sobre su  misterioso paradero. En 2005 se sacó de la manga GETTING GILLIAM, un mediometraje documental que versa sobre uno de sus cineastas más admirados, un puto genio: el gran Terry Gilliam. Editado en España en los extras del DVD de TIDELAND y, sobra decirlo, de visionado obligado para cualquier seguidor de Gilliam, probablemente el tipo cuyas luchas y fracasos han sido más y mejor documentados de toda la historia. También participó en la peli coral PARIS JE´TAIME con un minúsculo corto, y finalmente llega a pantalla grande la esperada SPLICE, dice que uno de sus proyectos más personales y que ha tardado cuatro años en llevar a buen puerto, a pesar de que los distribuidores españoles quieren hundirla en diez minutos con el ingenioso título EXPERIMENTO MORTAL. Manda huevos.

Natali, añorando Alien

La fórmula del experimento, nunca mejor dicho, es apetitosa: una buena parte del FRANKENSTEIN mezclado con ingeniería genética high tech, sazonado con melodrama de pareja y unas gotas de terror, sobre todo en la verbena final. La verdad es que podría ser una (otra) adaptación moderna del clásico de Mary Shelley sin pena ni gloria, si no fuera porque los intereses del morbosillo y juguetón Natali parece que van por otros derroteros... afortunadamente. Tras un modélico arranque en el que espiamos todo el proceso de gestación-desarrollo de la criatura, desde su fase de larva asquerosa a la de encantador engendro sin pelo, es cuando Dren (que así se llama el ser) llega a la pubertad cuando el asunto se pone muy interesante. Si la pareja de científicos (en especial ella) interiorizan a la criatura como una hija deseada, la relacion entre él y su "hija" comienza a echar chispas. Sí amigos, al fin el doctor Frankenstein tiene sexo con su criatura, ¡aleluya!, algo que sólo recuerdo en una peli de Andy Warhol y alguna parodia porno. Así pues, a la feliz idea de que el doctor pruebe las carnes de su monstruo (¡bien!), en una hermosa secuencia, por cierto, se suma el plus del incesto bizarro en el seno de una pareja joven y bien avenida (ellos son los creadores de Dren, sus padres a todos los efectos), un incesto además doble y más bizarro aún en su marciana y atrevida resolución, en un salto mortal  con tirabuzón que es, de largo, lo más interesante de la peli, y lo que la aleja años luz de cualquier blockbuster veraniego de tres al cuarto, a pesar de lo que pretendan sus ebrios distribuidores.

Polvazo freak para las masas

Aunque Adrian Brody, "tristón" para los amigos, y la indie Sarah Polley, bastante más expresiva, defienden muy bien sus papeles, es una pena que Natali no sepa rematar con más ingenio todas estas ideas tan jugosas, y el último tramo de la peli sea un "a correr por los bosques a matar al bicho" de manual, puros fuegos artificiales que desequilibran un poco la película, aunque Dren nos reserva una retorcida sorpresa final. Vicenzo Natali sigue siendo un tipo muy interesante, y hasta personal en el cine de género actual, aunque sospecho que todavía nos tiene reservada su gran obra. Por el momento anuncia dos adaptaciones de sendos clásicos de la ciencia-ficción para 2011, uno de ellos el excepcional NEUROMANTE de William Gibson, que se considera la Biblia del movimiento cyberpunk. Estaremos esperando, con la esperanza de que no pierda ese sutil toque imaginativo, algo freak y de serie B que lleva atesorando en toda su carrera. En SPLICE, fijaos en el nombre de los laboratorios: NERD. Natali mola.

PD: hey alexcore, te debo una  ;)


- Lo mejor: ¡sexo con el monstruo!

- Lo peor: la verbena final

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