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LA HORA FRÍA / ESPAÑA / 2006
Dirección y guión:
Elio Quiroga
Producción ejecutiva:
Elio Quiroga
Música: Alfons Conde
Fotografía: Ángel Luis Fernández
Montaje: Luis Sánchez-Gijón
Dirección artística: Gabriel Carrascal
Vestuario: Helena Sanchís
Interpretación: Silke (María), Pepo Oliva (Judas), Omar Muñoz (Jesús), Jorge Casalduero (Pedro), Julio Perillán (Pablo), Carola Manzanares (Magda), Nadia de Santiago (Ana), Sergio Villanueva (Mateo), Pablo Scola (Lucas).

La simple existencia de esta película es una especie de pequeño milagro. Su calidad es más que discutible, desde luego, pero hay que tener mucho valor y las ideas muy claras para, en este santo país:
- Rodar una película de ciencia-ficción (¿cuántas recordáis? Tres, cuatro...)
- Hacerla por algo menos de 1 millón de euros (unas 32 veces menos de lo que costó ALATRISTE, por ejemplo)
- Producírtela tú mismo
Así que, de entrada, el canario Elio Quiroga ya se ha ganado una cabecita cortada sólo por su arrojo. LA HORA FRÍA es la segunda peli de Quiroga, cuya ópera prima, FOTOS, (de 1996), ya causó un ligero revuelo en su momento. Recuerdo un pase en la facultad bastante divertido en la que un selecto grupo empezó a abuchearla a gritos y a pedir la cabeza del director... mientras yo me lo estaba pasando bomba. Mezclar en una misma historia referencias religiosas (católicas para ser más exactos), sadomasoquismo y cambios de sexo, asesinatos, melodrama folletinesco y unas gotitas de gore tenía bemoles. No he vuelto a verla, pero ha sido una alegría comprobar que Elio Quiroga sigue en activo y que ya tiene casi finiquitada su tercera obra, de título NO-DO (jeje).


LA HORA FRÍA es radicalmente distinta a FOTOS. Mucho más sobria y sombría y sin intenciones de crear polémica, sólo mantiene dos cosas de aquella: las ganas de marcar la diferencia y su preciso dominio de la imagen. Lo malo es que en casi todo lo demás la película pincha, a veces estrepitosamente, empezando por su endeble guión. La cosa va de un grupo de personas encerradas en un escenario subterráneo y claustrofóbico, y rodeadas por letales amenazas, todo en un ambiente post-apocalíptico-nuclear. Toma castaña. Hasta aquí todo bien, un argumento clásico de la ciencia-ficción de toda la vida, digno de John Carpenter en sus mejores tiempos. Un niño de 8 años guía el punto de vista de la historia a través de una especie de video-diario que el chaval graba constantemente con su cámara doméstica. A través de sus ojos conocemos a los personajes, el entorno y ese catastrófico suceso (una guerra nuclear, claro) que les ha llevado a esta jodida sitación. El problema es que el guión apenas desarrolla más esta idea, utilizando además nombre bíblicos para todos los personajes sin demasiado sentido narrativo. La película avanza cansinamente creando mucha expectación, esa sensación de que algo emocionante va a ocurrir, pero que no acaba de llegar... y nunca llega. La evolución de los personajes es, simplemente, inexistente, y cuando alguno despunta lo hace de manera absurda y desproporcionada (el militar se vuelve loco de una secuencia a otra, otro deja de ser gay en cuanto una adolescente se mete entre sus sábanas ¿?...). Todo parece estar construído en función de ESE plano final, un espectacular plano secuencia impresionante de gran poder evocador pero que, para más inri, es totalmente incoherente con el resto de la trama.


Por otra parte, la segunda gran cagada es el nefasto casting de la película, sobre todo cuando sólo se manejan ocho personajes. Imagino que Silke está ahí por tener algún nombre conocido en los créditos, porque no le encuentro otra explicación. No hay duda de que es una tipa con presencia en pantalla, pero la criatura sigue siendo tan pésima actriz como hace 10 años. La mitad de sus frases no se entienden, y este problema de vocalización se extiende a un 90% del reparto. Por dios, no hay nada más frustrante que tener que darle atrás al DVD para escuchar otra vez un diálogo. ¿Qué les pasa en la boca? ¿Mutación en las cuerdas vocales a causa de la radiación? ¿Dónde está un logopeda cuando se le necesita? Afortunadamente, el gran Pepo Oliva salva la papeleta defendiendo con convicción su personaje (Judas), una especie de Chanquete underground que levanta la película en cada una de sus apariciones. Los críos, para mi sorpresa, no están mal, y la chavala adolescente (Nadia de Santiago) está estupenda. Los demás... basculando entre lo inexpresivo y lo lamentable.


Afortunadamente LA HORA FRÍA también tiene sus aspectos positivos. La puesta en escena de Quiroga logra sacar el máximo partido a los pocos elementos que maneja, y logra capear con éxito el mini-presupuesto para lograr que la cosa luzca lo máximo posible sin caer en el rollo amateur. Hay secuencias aisladas muy inquietantes y de sabor clautrofóbico, algunas ideas visuales plasmadas con brillantez y hermosura, generalmente cuando los actores no hablan (las "horas frías" a las que hace alusión el título, la noche "sexual" en la que vemos la intimidad de cada uno en sus habitaciones...) y un trabajo de postproducción y efectos digitales digno de mención (los Invisibles, ESE plano final...). Además, los otros enemigos, los Extraños, están resueltos con sencillez y repugnante eficacia.


- Lo mejor: la puesta en escena, aprovechando a tope los escasos recursos
- Lo peor: Silke


CABEZAS:






APARECIDOS / ESPAÑA-ARGENTINA / 2007
Dirección y guión:
Paco Cabezas.
Música:
Óscar Araujo y Julio de la Rosa.
Fotografía:
Andreu Rebés.
Montaje:
Fernando Franco.
Dirección artística:
María Eugenia Sueiro.
Vestuario:
Mariana Polski.
Interpretación: Ruth Díaz (Malena), Javier Pereira (Pablo), Pablo Cedrón (Gabriel), Leonora Balcarce (Amalia), Luciano Cáceres (Manuel), Isabella Ritto (niña), Héctor Bidonde (Dr. Lehrmann), Graciela Tenenbaum (Amanda)

Aquí sigo, con el firme propósito de ver/recuperar todas las pelis de género que se han rodado últimamente en este país. Hoy toca APARECIDOS, la reciente ópera prima de Paco Cabezas, un tipo que hasta ahora sólo conocía por haber escrito SEXY KILLER (otra en la lista, aunque creo que con un tono radicalmente distinto a esta). El amigo Paco toma como punto de partida una tradicional historia de fantasmas, algo a priori no muy apetecible, pero tiene el suficiente tino (y un punto de atrevimiento) para mezclarla con otras hierbas: la road movie y, ¡oh sorpresa!, el drama con el epígrafe "basado en hechos reales". Y también unas gotas de serial-killer. Un curioso cocktail, sin duda.

Aunque la cosa no arranca de la mejor manera posible (esa secuencia en flash-foward que pretende ser impactante no funciona porque aún no sabemos nada de los personajes, por lo que pasa ante nuestros ojos sin pena ni gloria), en seguida el ritmo se ajusta y nos vemos inmersos en una road movie que promete. Un hallazgo el formato panorámico de la imagen, la clásica composición horizontal, ideal para rodar grandes parajes y carreteras desiertas por las que circula un coche desvencijado. Porque, por estúpido que parezca, el casting de coches de esta película es realmente cojonudo. Supongo que en Argentina uno puede lanzarse a quemar kilómetros en esos cacharros tan chulos, porque desde luego aquí a la media hora ya te han jodido la aventura por no haber pasado la ITV. No puedo imaginar esta misma historia rodada en España con un Seat Panda. Además, Argentina no es un paisaje arbitrario en la película. Las lamentables atrocidades que allí ocurrieron a finales de los 70 y principios de los 80 durante la dictadura en seguida toman fuerza como el trasfondo emocional y narrativo de la trama, algo que el director/guionista sabe tratar con la suficiente delicadeza y respeto como para no ser apedreado en la plaza pública, pues ya sabemos que hay mucho espectador que sigue pensando que "con algunas cosas no se juega", y menos si el asunto se trata dentro de una película de género.


Y sí, efectivamente, con lo que se juega aquí es con los muertos anónimos, con la tristemente célebre Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), con las torturas y vejaciones, con la impunidad aún hoy en día, y con esa vergüenza que algunos quieren seguir ocultando (o simplemente ignorando). Los aparecidos a los que se refiere el título son los desaparecidos, sí. Los muertos sin paz que vagan por el mundo esperando un (pequeño) acto de justicia, un tema recurrente en el cine de fantasmas pero que aquí adquiere un loable giro dramático. Afortunadamente el tono se mantiene bien durante toda la película, incluso hay momentos distendidos y juguetones (las alusiones a los estereotipos de las pelis de terror son bastante cachondas), los jóvenes protagonistas están muy bien (se agradece que no sean caras conocidas), no hay alardes efectistas ni derroche de efectos, lo que también se agradece, pero lamentablemente falta algo de fuerza y un poco más de atrevimiento una vez puestas las cartas sobre la mesa, esa sensacion de que la película podría haber llegado un poco más lejos en su planteamiento. Ahí está para demostrarlo esa secuencia en la que la mujer cuenta a la prota, que se deshace en lágrimas al escucharla, el vil asesinato de su hijo, resuelta con una sencillez pasmosa y una emoción contenida que hiela la sangre.


No obstante, aplausos para Paco Cabezas por esforzarse por regalarnos algo distinto a lo habitual, por su honestidad y por su evidente pericia detrás de las cámaras, construyendo un film de aspecto clásico y muy elegante que sabe jugar bien sus cartas, que no decae, y que logra sacar de las tinieblas, una vez más, a tanto hijo de puta que aún sigue vivo por ahí con la manos manchadas de sangre. Me pregunto si por aquí alguien seguirá la estela de EL LABERINTO DEL FAUNO y tendrá el atrevimiento de hacer algo similar con nuestros desaparecidos, los que aún se revuelven bajo tierra en esas fosas comunes, nuestros fantasmas...

- Lo mejor: la combinación de géneros funciona la mayor parte del tiempo... y los coches
- Lo peor: el tono melodramático de la última secuencia, que trata sin pudor de plagiar el "estilo Shyamalan" de EL SEXTO SENTIDO. La música va a su bola.


CABEZAS





THE YAKUZA / EEUU / 1974
Director: Sydney Pollack
Guión: Paul Schrader y Robert Towne, basado en una historia de Leonard Schrader

Productores: Michael Hamilburg y Sydney Pollack

Fotografía:
Kozo Okazaki
Montaje: Don Guidice y Thomas Standford

Música: Dave Grusin

Intérpretes: Robert Mitchum, Ken Takakura, Brian Keith, Herb Edelman, Keiko Kishi, Eiji Okada, James Shigeta


El guión de YAKUZA estuvo dando vueltas por los despachos del "nuevo Hollywood" de los 70 durante una buena temporada. Paul Schrader (futuro guionista de TAXI DRIVER, más tarde también director) se había aprovechado de las vivencias de su hermano Leonard, (también guionista), que residía en Japón, para robarle vilmente la idea. Echando mano del prestigioso Robert Towne (autor, entre otras, de CHINATOWN), reescribió el libreto original de su hermano, relegándolo a un mísero 10% del salario y truncando sus posibilidades de prosperar en el negocio. Lo mismo ocurrió con MISHIMA, lo que definitivamente hundió la posible carrera de Leonard en Hollywood. Así era Paul, un tipo ególatra de mente inestable y carácter violento, aficionado a las armas de fuego y con peligrosas tendencias suicidas.

Paul setentero

Esto viene al caso porque, ante todo, YAKUZA es una película "de guión", uno de esos casos raros en el mundillo hollywoodiense, cuando todo se circunscribe a películas "de autor" o "de productor". Martin Scorsese, recién salido de su tremenda MALAS CALLES, se interesó rápidamente por esta historia de lealtades y traiciones extremas, pero Schrader lo vetó. El pequeño italoamericano no le caía nada bien, dos personalidades demasiado fuertes chocando en un mismo tren. Él quería a su colega Brian De Palma, pero esta vez fue el estudio quien no tragaba con el radical (por entonces) De Palma. Finalmente se llegó a un acuerdo, y Sydney Pollack tomó las riendas del proyecto, un tipo en la periferia de los nuevos valores pero mucho más integrado en la industria, y bastante más manejable. Pollack asumió el reto con entusiasmo, sabía que el guión que tenía entre manos era extraordinario, tanto que se arriesgó a coproducir, medió entre el paranoico Schrader y el estudio, y finalmente logró hacer su mejor película. Y qué película señores...


Probablemente uno de los thrillers más infravalorados de los 70, mucho menos conocido que otras célebres películas de su director, y sin duda la mejor historia que ha salido de las manos de Schrader (junto con TAXI DRIVER, of course), el guión de YAKUZA tiene el don de la solidez a prueba de bombas, una especie de equilibrio perfecto entre el exotismo oriental y el pragmatismo occidental, entre la tradición y la modernidad, entre esos estallidos de acción física y una arrebatadora melancolía que lo tiñe absolutamente todo. La peli toma como núcleo central el ferreo código de honor y lealtad de los yakuzas, pero no para desmitificarlo o parodiarlo, sino paradójicamente para ofrecerle respeto a través de la mirada de los "occidentales" de la trama. Lo que no se ve en la película es tan importante como lo que se ve: un hecho en el pasado que no se nos revela hasta el final une a los protagonistas en una tela de araña de lealtades y traiciones que hace que comprendamos en los minutos finales ese aura de nostalgia, de decadencia, de suave tragedia que colorea cada fotograma. Por ello es imposible no destacar el trío protagonista, a la postre el verdadero corazón de esta película: Robert Mitchum está simplemente sensacional como ese hombre tranquilo con un turbio pasado dibujado a coces en el rostro y en la mirada. Qué mirada amigos. Keiko Kishi construye sin fisuras a una mujer de sentimientos contenidos que trata de sobrellevar una pesada carga. Bellísimo y emocionante el reencuentro de ambos en el bar, tratando de templar sus sentimientos. Y Ken Takakura (la cara del yakuza por excelencia) rubrica magistralmente a un ser humano atado por las tradiciones de una cultura por la que se siente maniatado, incapaz de vivir en armonía con los seres a los que ama. En las secuencias que Mitchum y Takakura comparten, especialmente en el tercio final de la cinta, saltan chispas, una demostración palpable de lo que se suele llamar "química" entre dos actores en estado de gracia. Por no hablar de la secuencia (casi) final frente a frente, donde no es la palabra sino el gesto (el símbolo) el que prevalece, sellando para siempre y sin aspavientos una de las más hermosas historias de profunda amistad que he visto en mucho tiempo.


Afortunadamente, Pollack está alerta en todo momento y sabe llevar las riendas sin perder fuelle en el apartado visual, elegante y clásico, a veces enérgico, a veces más sombrío. Los momentos más melancólicos son punteados por deliciosos acordes de jazz que emocionan, hasta el punto de que en varios momentos recordé el tono, el ambiente, la atmósfera de BLADE RUNNER y sus paraguas y neones callejeros. Cuando la cosa se pone violenta, se pone muy violenta (amputaciones varias, y al loro con Mitchum repartiendo cera con una recortada, o los planos de su rostro manchado de sangre) la planificación es vibrante, con momentos muy brillantes (ese plano cenital de Takakura avanzando con su katana por una mesa), posteriormente sableados (nunca mejor dicho) y exagerados por Tarantino en sus KILL BILL. Para disfrutar una y otra vez. Un peliculón con todas las letras. Un clásico.

- Lo mejor: la acumulación de momentos memorables en el tercio final
- Lo peor: algún secundario sin sustancia



CABEZAS



EDEN LAKE / INGLATERRA / 2008
Dirección y guión:
James Watkins
Producción:
Christian Colson y Richard Holmes
Música:
David Julyan
Fotografía:
Christopher Ross
Montaje:
Jon Harris
Diseño de producción:
Simon Bowles
Vestuario:
Keith MaddenInterpretación: Kelly Reilly (Jenny Young), Michael Fassbender (Steve Taylor), Thomas Gill (Ricky), Jack O'Connell (Brett), Thomas Turgoose (Cooper), Jumayn Hunter (Mark), Finn Atkins (Paige), Bronson Webb (Reece)

¿Cuántas maneras existen de contar la misma historia? ¿Desde cuántos puntos de vista? Algo así me estaba preguntando yo a los 15 minutos de EDEN LAKE, pero se me pasó pronto. Afortunadamente para mi disfrute, a los 30 minutos toda mi masa neuronal estaba absorta con los sangrientos vericuetos y segundas lecturas de este modélico e intenso "survival horror", ese subgénero del terror que ha renacido con fuerza desde hace unos años.


Aunque parezca de coña, el "survival horror" existe desde el cine mudo, si bien cualquier horror ya es de por sí es bastante survival. Pienso en EL MALVADO ZAROFF (1932), la crónica de una cacería humana, pero no fue hasta finales de los 60 cuando la cosa se puso realmente seria. Por un lado esa bárbara joya de John Boorman titulada DELIVERANCE. Por otro el clásico por excelencia del género, esa peli que todo el mundo recuerda mucho más gore de lo que en realidad es, tal es su fuerza, LA MATANZA DE TEXAS. Tomando cosas de ambas y mutando, esta ecuación dio fruto a unos cuantos engendros fílmicos y después desapareció en el tiempo, devorada por los psicópatas con máscara escabechando adolescentes promíscuos. Como todo en el mundo del cine es cíclico, a comienzos de este siglo el personal mira a los 70 de nuevo y el subgénero de las carreras por el bosque renace con increíble ferocidad, pero ahora habla en francés.


El Malvado Zaroff: supervivencia entre el cartón-piedra

Alexandre Aja estrena ALTA TENSIÓN, y algo pasa. De pronto todo el mundo gira su cabeza hacia allí, y se ven sorprendidos por un geiser de sangre y rabia: L´INTERIEUR, FRONTIERE(S), MARTYRS arrasan entre el personal con una pringosa ola de frescura, atrevimiento y una factura técnica impresionante, y no es para menos. Hollywood recluta a todos y cada uno de ellos y los pone en nómina. Aja estrena el remake de LAS COLINAS TIENEN OJOS (muy superior en todo a su original setentero) mientras la onda se expande como una plaga. Desde Australia llega la estupenda WOLF CREEK, y los ingleses, que también han visto cómo el género florece en su casa, se ponen las pilas con EDEN LAKE. Incluso aquí nos atrevemos con cosas como BOSQUE DE SOMBRAS, una esforzada pero interesante película que al final se revela como un remake escondido de DELIVERANCE. Y esto sólo nombrando las buenas, porque ya os podeis imaginar toda la caterva de subproductos lamentables que anda vagando por ahí.


Jenny: antes

Muy bien, pero... ¿qué pasa con EDEN LAKE? Pasa que es perturbadora. El debutante James Watkins contruye (con guión propio) una odisea de lenta cocción, intenso sabor y salvaje regusto, no tanto por los litros de sangre desparramados sino por el inquietante subtexto implícito. Con un estilo muy clásico y controlado y bastante minimalista, esta historia tan vulgar de la parejita que se va a pasar un fin de semana romántico a la orilla de un lago (y todo lo que siempre viene a continuación) engancha sin saber muy bien por qué desde los primeros minutos, creando un sutil clima que incomoda y tensa las cuerdas, aún sin que se haya derramado la primera gota de sangre. Una pequeña discusión muy común entre la pareja y un grupo de macarrillas adolescentes que les están molestando en su plácida escapada es suficiente para hacer saltar las alarmas, quizás por la lograda naturalidad con la que se muestra. De hecho, toda la historia de EDEN LAKE está teñida de una leve "familiaridad" en ciertas situaciones y personajes (de esos que podemos encontrarnos en la vida real) que hace que los bestiales hechos que se narran lleguen a perturbarnos. Porque aquí no hay ni el más mínimo reducto sobrenatural, y no sólo eso, sino que lo que Watkins nos deja caer poco a poco es demoledor a poco que uno esté al tanto del mundo en el que vive. No es la primera vez ni mucho menos que se trata el asunto de los "niños asesinos", pero aquí no hay trama sectaria hollywoodiense (LOS CHICOS DEL MAÍZ), ni parábola cerca de los totalitarismos (EL PUEBLO DE LOS MALDITOS) o ejercicios de terror puro con pretensiones culturetas (nuestra ¿QUIÉN PUEDE MATAR A UN NIÑO?). No, aquí sólo hay una panda de adolescentes vulgares y violentos que no saben distinguir la línea que separa un acto de vandalismo del sadismo más cruel. Niños que no son estereotipos, niños que te puedes encontrar en la esquina de tu calle o en la página de sucesos del periódico, con un evidente desprecio por la vida pero también con muchas carencias afectivas. Niños que graban las palizas con sus teléfonos móviles. Niños que respetan más a su perro que a su mejor colega. Y eso sí que acojona, amigos.


Jenny: después

Lo bueno de EDEN LAKE, además, es que sabe retomar el pulso cuando la cosa se va de las manos. Hay una parte central muy cercana al exceso, la cosa se descontrola por minutos y la película se dirige como un misil hacia la mediocridad, sin saber muy bien si arrojarse al "survival" al uso u ofrecer algo más por el mismo precio. Lo cojonudo es que con el último tercio,de nuevo Watkins recupera el pulso y rubrica la película con unos minutos finales estremecedores que no hacen sino subrayar la idea principal. Un final que se acerca triunfal a la tesis de Michael Hanneke en la famosa FUNNY GAMES. Recomendada.

El poster para los EEUU...

- Lo mejor: la capacidad de incomodar
- Lo peor: su indecisión por qué película contarnos en buena parte del metraje


CABEZAS





JCVD / FRANCIA-BÉLGICA-LUXEMBURGO / 2008
Dirección: Mabrouk El Mechri.
Guión: Mabrouk El Mechri, Frédéric Bénudis y Christophe Turpin
Producción: Sidonie Dumas
Música: Gast Waltzing.
Fotografía: Pierre-Yves Bastard
Montaje: Kako Kelber
Diseño de producción: François Dickes
Vestuario: Uli Simon
Interpretación: Jean-Claude Van Damme, François Damiens (Bruges), Zinedine Soualem (el hombre con sombrero), Karim Belkhadra (el vigilante)

Creo que nunca había visto entera ninguna de las 35 películas del simpático Jean Claude, ni siquiera la de John Woo (BLANCO HUMANO), hasta ayer. Eso sí, ejercitando el zapping todos estos años me había montado una especie de greatest hits mental con trozos a boleo de CYBORG (grandiosa serie Z), SOLDADO UNIVERSAL (¿dónde coño está el ario caracartón de Dolph Lundgren?), AL LÍMITE DEL RIESGO, TIMECOP, KICKBOXER y otras patrañas de su calado, y ya era más que suficiente para hacerse una idea de lo que daba de sí este tipo. Eso pensaba yo. Hasta ayer.

Juan Claudio estresando peces al atardecer: la plenitud de la estrella

Por lo visto la carrera del belga en los últimos años estaba... estancada, por no ser muy cruel, hundida en subproductos destinados directamente a DVD, con cierto éxito en el lejano oriente y una base de fans bastante friki, lo que le auguraba una lenta decadencia hasta el olvido total. Lejos quedaron los tiempos en los que en bueno de Juan Claudio estuvo a punto de destronar a Stallone y Swarzie a base de despatarres y cabriolas, pero la cosa no cuajó, entre otras cuestiones por su rutilante carrera como juerguista, cocainómano y cierrabares. Al menos mantuvo cierta dignidad dentro del terreno en el que se movía, con mucha más gracia que el muy ridículo Steven Seagal (su competidor directo: juegan en la misma liga) o el ya mencionado Lundgren. O el inimitable Chuck Norris. En cualquier caso, una cansina trayectoria "solo para fans", entre los que no me incluyo.


Sin embargo, hace poco vi el cartel de JCVD y me salto una chispa neuronal: la cosa me llamó ligeramente la atención. Poco después leí que aquí Van Damme interpretaba a... Van Damme. (¡cielos, metacine!). Y después me topé con unas fotos promocionales con el tipo mirando a cámara, el rostro lleno de magulladuras y una mirada desolada. Parecía una de Bergman, lo juro. Así que ayer rompí mi tradición y me tragué hasta el final de los créditos JCVD. Y coño, ¡qué sorpresa!. La película arranca con un tremendo plano secuencia, de esos jodidos de rodar, que dura como 7 minutos, pero mostrando la típica peli del belga que hemos visto tropocientas veces, aunque con sorpresa: es un rodaje de la típica pel del belga que hemos visto tropocientas veces. Como arranque me enganchó, porque Van Damme inmediatamente baja de un salto al plano "humano" y se muestra cansado y algo quejica con los directores (un par de niñatos nipones con ínfulas de artistas), envejecido, bastante estresado, y colgado permanentemente de su móvil, pues en medio de su desánimo general encima tiene que cargar con un divorcio y un proceso de custodia por una niña que se avergüenza de él y de sus películas, bregar con un agente que no hace más que conseguirles trabajos-basura y con unas perspectivas vitales más bien nulas. Su vida y su carrera se precipitan al abismo, hasta que, guiado por los extraños vericuetos del destino, se ve inmerso en un atraco (real) a una oficina postal... y no debería contar más del argumento.


¿Es JCVD una película para fans de Van Damme? Lo dudo mucho. ¿Es JCVD una película hecha por un fan de Van Damme? Probablemente, pero un fan con talento. A medio camino entre el cine indie europeo, el thriller norteamericano (variante atraco), el biopic semi-biográfico, el drama (lo juro) y el metacine postmoderno (pienso en los delirios de Spike Jonze), el desconocido francés Mabrouk El Mechri se las ingenia para dar un giro radical a la carrera del belga con una especie de catarsis masiva, la sentida crónica de una persona (¿o personaje?) en decadencia cuya vida está cayendo en picado. Es tan listo el tal Mechri que la única exhibición física de la estrella está encuadrada en uno de los mejores sketch cómicos de la función (el del cigarrillo en la boca), rozando la autoparodia. De hecho, según va avanzando el metraje las habilidades físicas de Van Damme se transmutan, con el consiguiente pasmo por mi parte, en habilidades interpretativas, y a la media hora empiezas a ser consciente de que "los músculos de Bruselas" (en esta ocasión los del rostro) están bordando su interpretación con notable alto. Por si esto fuera poco, el guión juega contantemente con la fractura de la narración, con constantes flashbacks y distintos puntos de vista sobre los mismos hechos, un poco con estilo y tono tarantiniano, hasta que nos vemos inmersos en una especie de TARDE DE PERROS con Van Damme dentro, (de hecho, uno de los atracadores es idéntico a uno de los protas de aquella joya setentera) aderezado con estupendos destellos de humor (algunos bastante cabrones) y marcianas "salidas de tono" en las que el belga se desnuda emocionalmente ante la cámara, con un curioso metajuego linguístico (entrevistas reales al Van Damme politoxicómano con declaraciones ridículas, referencias a sus padres, a su turbulenta vida) que va dando vandazos sin salirse nunca del carril.

Mabrouk, rodeado

Sé que es difícil de creer, y tengo mis dudas de que esta nueva vía en la trayectoria de Van Damme tenga continuidad, pero con JCVD el belga se la ha jugado a una carta asumiendo muchos riesgos (también es productor de la cinta), y la jugada le ha salido redonda. No sé si hablar de resurrección, quizás esto sea un espejismo, pero este tío ya tiene mis respetos por atreverse con esta cosa tan marciana. Ni que decir tiene que la mejor película de su larga y cansina carrera, y una de las más gratas sorpresas del año pasado.


- Lo mejor: la confesión a cámara, más de 5 minutos de emocionante monólogo sin cortes
- Lo peor: en algunos momentos al guión se le ven las costuras


CABEZAS





Os dejo con el trailer y con un hilarante falso casting buscando actor para interpertar a... Van Damme.




No, no, que nadie se me acelere con este título, vamos por partes. Hay pocas razones por las que esta noche voy a ver la gala de los Goya, a saber:

- Nacho Vigalondo (a su izquierda) está nominado a Director Nobel por su tremenda ópera prima LOS CRONOCRÍMENES, probablemente uno de los debuts más inclasificables y únicos de la historia reciente del cine patrio, sólo comparable, quizás, al ACCIÓN MUTANTE de Alex de la Iglesia. Se lo debería llevar de calle, se lo merece, y un premio así debería permitirle afrontar nuevos proyectos sin tener que volver a hipotecar su casa.


- Los chicos de Kandoor Moon tiene casi seguro su Goya a Mejor Película de Animación por la estupenda EL LINCE PERDIDO, la primera película de animación española con clara vocación internacional, por estilo y calidad. Bravo por ellos, a pesar de todo...



- El equipo de Muchachada Nui se ha encargado este año de dar los "toques" de humor necesarios a la gala, tan y tan necesarios...



- Y sí amigos, es un placer recordar que el sr. Jesús Franco va a recoger el Goya de Honor por toda su carrera. Sí señor, el auténtico outsider del cine español, el libertario que siempre ha ido a su bola, ese que tiene en su haber más de 200 películas (muchas de ellas internacionales), el único premiado (que se sepa) que ha rodado cine porno, Jess Frank y sus treinta pseudónimos, el amo, señor y adalid de la serie B y Z nacional, siempre ignorado o directamente despreciado por la industria, nuestra Troma particular, guionista, director, músico, productor, actor, montador, con extrañas conexiones y amistades con Orson Welles y Fernando-Fernan Gómez. Para tí, Jesús, este pequeño homenaje, esperando con ganas escuchar qué palabras saldrán de tu íntegra boca cuando a tus setenta y mucho subas al estrado delante de tanto tipo con esmoquin.