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TERMINATOR SALVATION / EEUU / 2009
Dirección:
McG
Guión: Michael Ferris y John Brancato
Producción: Moritz Borman, Derek Anderson, Victor Kubicek y Jeffrey Silver
Música: Danny Elfman
Fotografía: Shane Hurlbut
Montaje: Conrad Buff
Diseño de producción: Martin Laing
Vestuario: Michael Wilkinson
Interpretación: Christian Bale (John Connor), Sam Worthington (Marcus Wright), Moon Bloodgood (Blair Williams), Helena Bonham Carter (Dra. Serena Kogan), Bryce Dallas Howard (Kate Connor), Anton Yelchin (Kyle Reese), Common (Barnes), Jadagrace Berry (Star), Jane Alexander (Virginia), Michael Ironside (gereral Ashdown), Ivan Gvera (general Losenko), Beth Bailey (Lisa)



Me planto en la butaca y se apagan las luces. Veo imágenes que pasan a la velocidad de la luz ante mis ojos, confusas, epilépticas, digitales. Estruendo. Caos. Ruído. Los ojos me hacen chiribitas. Ya me duele la cabeza, y aún no ha empezado la película. Me acabo de tragar dos trailers consecutivos: TRANSFORMERS 2 y G.I.JOE y francamente, sin los títulos sería incapaz de distinguirlas. Todo parece cortado por el mismo patrón: el mismo estruendo, el mismo ritmo, la misma imagen acelerada. Siempre he sido defensor del buen cine de acción comercial pensado para el disfrute colectivo. Adoro toda esa retahila ochentera y estival: DEPREDADOR, JUNGLA DE CRISTAL, DESAFÍO TOTAL, ARMA LETAL etc etc y... TERMINATOR. Bastaba con ver una imagen, un fotograma, y ya saltaba la chispa del placer mental, pura diversión, puro entertenimiento perfectamente reconocible por su carisma. Ahora esto ya no me pasa, y en muchos casos me irrita. La personalidad, o al menos cierto carácter propio, brilla por su ausencia en el submundo palomitero. No distingo. No reconozco. Todo me parece igual, puro trabajo en cadena. Los Terminators disparan ahora al otro lado de la cámara con sus cerebros cibernéticos. Estoy aturdido...


No es cuestión ahora de repasar las bondades de la trilogía original, pero TERMINATOR me parece una obra maestra, y TERMINATOR 2 una versión hipervitaminada de la misma, ambas totalmente disfrutables y ya en los dominios de la mitología audiovisual (al menos de la mía). Ideas apasionantes con un envoltorio deslumbrante. Grandes películas capaces de crear eso que llaman un "universo propio", que como tal sólo parece habernos mostrado una pequeña parte. No voy a destrozar TERMINATOR 3 porque no me parece una bazofia, como a todo el mundo, sino un entretenimiento digno que no llega a la suela de los zapatos a sus dos precedentes, sobra decirlo. Clausurada la trilogía y desvinculados por completo de ella sus creadores, el mágico binomio Cameron / Schwarzenneger, ¿qué sentido tiene abrir brecha otra vez? ¿Alguien podía imaginar un Alien sin su Ripley? Da igual amigos, el $$$ manda y nada más. A pesar de ello uno, que es hombre de costumbres, cae en la trampa otra vez, dispuesto a sucumbir ante el metal y la cacería humana.


Ya muy mosqueado por la elección del director, ese tal McG que esputó al mundo sus ÁNGELES DE CHARLIE, memeces sicalípticas postmodernas de encefalograma plano dignas de estos tiempos audiovisuales, sólo me queda agarrarme al clavo ardiendo del milagro. Confieso que la introducción de la peli es rara de cojones, y por ello siembra la curiosidad. Después suenan los ecos industriales del marcial Terminator Theme versión Danny Elfman, y se me arquea una ceja. Mola. Después, ya metidos en materia futurista, la primera secuencia (de acción) me deja pegado a la butaca con su realismo sucio, su fotografía en tonos metálicos y su estilo cuasi-documental, con ese pedazo de plano secuencia en el helicóptero digno del mejor Brian de Palma (¿dónde te escondes, Brian?). A los 15 minutos, ¡oh sorpresa! tengo esperanzas de estar ante una buena peli, una continuación digna de la saga, pero es un espejismo. En pocos minutos todo se encauza a lo que TERMINATOR SALVATION quiere ser: una más. No voy a negar que la película tiene sus momentos (el ataque del mostrenco gigantesco a la gasolinera está muy bien, y la persecución posterior con las motos también), pero nada acaba de cuajar del todo, nada resulta memorable, y las referencias a otras (buenas) pelis se amontonan hasta asfixiar. Sablear MAD MAX es síntoma de buen gusto, no lo niego, pero da la sensación de que cada 15 minutos la película lanza ganchos desesperados a los veteranos como un ciberperrillo abandonado, tratando de merecerse simpatía, aprecio, cariño. Sólo así uno es capaz de justificar que vuelva a sonar durante 10 segundos el You Could Be Mine de los Guns´n Roses, el cameo digital de Schwarzie (tan lozano como en el 84), esa mítica Polaroid de Sara Connor con la mirada triste, y que resuene otra vez el mítico "Volveré". Pequeñas golosinas que se revuelven en contra de la película y que sólo sirven para recordarnos, carajo, lo cojonudas que son las originales. Ni el bueno de Christian Bale es capaz de levantar un personaje mal planteado y peor desarrollado (¡por dios, estamos hablando de John Connor!), y se limita a poner su mejor "cara de Batman" con esa voz tan ronca y susurrante marca de la casa, tratando de dotar de intensidad a diálogos rimbombantes y vacíos. Ni siquiera el personaje de Marcus está aprovechado, ese misterioso tipo que no sabe dónde está ni quién es, que tanto juego podría haber dado, y sólo sirve para justificar una subtrama demencial (y desde mi punto de vista incongruente con el resto de la serie) que tiene su punto ágido con la aparición del holograma de Helena Bonham Carter explicando un rollo inexplicable metido con calzador en el asunto. Para más inri, todo el rato se lanzan cebos al respetable que nunca se llegan a concretar (el "golpe final" a Skynet ni es golpe ni es final, como nos recuerda esa tosca y molesta voz el off justo antes de los créditos finales), solucionando de prisa y corriendo todo el tingladillo con el único objetivo de hacerlos pasar por caja en la más que previsible "nueva trilogía" que se nos avecina, porque amigos, TERMINATOR SALVATION no es más que el pistoletazo de salida para una nueva franquicia pensada y ejecutada para todo espectador de menos de 16 años que no conoce la trilogía original y cuyos intereses cinematográficos empiezan y acaban en los videojuegos de última generación y en sus adaptaciones.


Tampoco es cuestión de negar que la película es entretenida, porque lo es, que los efectos y algunas secuencias son impresionantes, porque lo son, y que hay algunas (muy pocas) ideas interesantes plasmadas con brillantez, pero no puedo quitarme de la cabeza la sensación de que lo que más me ha gustado es todo aquello que me remite directamente a las películas originales. Y eso dice muy poco a favor de TERMINATION SALVATION, una hamburguesa audiovisual sólo un poco por encima de la media del menú fast-food que nos llega de EEUU todos los veranos, que puede saciar el hambre mientras dura, pero que carece por completo de nutrientes, de sustancia, de entidad propia, de espíritu. Un simple pasatiempo. Una vez más, una pena.


- Lo mejor: la fotografía en tonos metálicos, volver a escuchar a los Guns en una moto

- Lo peor: es casi una del montón, algo imperdonable si lleva la palabra "Terminator" en el título


CABEZAS


CORALINE / EE.UU. / 2007
Dirección: Henry Selick.
Guión:
Henry Selick; basado en el libro de Neil Gaiman.
Producción:
Bill Mechanic, Claire Jennings, Henry Selick y Mary Sandell.
Música:
Bruno Coulais.
Fotografía:
Pete Kozachik.
Montaje:
Christopher Murrie y Ronald Sanders.
Diseño de producción:
Henry Selick.
Doblaje original
: Dakota Fanning (Coraline Jones), Teri Hatcher (madre), Jennifer Saunders (señorita Spink), Dawn French (señorita Forcible), Ian McShane (Sr. Bobinsky), Keith David (gato), John Hodgman (padre), Robert Bailey Jr. (Wybie Lovat).

Todo el mundo asocia la maravillosa PESADILLA ANTES DE NAVIDAD con Tim Burton, algo injusto sólo en parte. Evidentemente, el macabro cuento navideño tiene el sello visual y la impronta comercial del célebre director neogótico, pero todo el trabajo sucio (dirección incluída) lo hizo este genio de la animación stop-motion llamado Henry Selick. Con LOS MUNDOS DE CORALINE, al fin se ha resarcido para siempre jamás, y de qué manera amigos... Un absoluto triunfo artístico que pone en su sitio el tantas veces defenestrado cine de animación, una técnica de contar historias que demasiadas veces resulta pueril y otras tantas trata a los niños como idiotas. Afortunadamente esta película se codea con las maravillas de Pixar y Miyazaki, demostrando una vez más que la inteligencia y el talento no conoce ni de falsas fronteras tecnológicas ni de herramientas, ya sean éstas la tinta y el papel, el ratón y el monitor o el alambre y la espuma.


Tras la regulera JAMES Y EL MELOCOTÓN GIGANTE (aún con producción burtoniana) y la fallida aunque curiosa MONKEYBONE (mezcla de animación y acción real con algunos hallazgos geniales), Selick concentró todos sus esfuerzos en llevar a la gran pantalla el cuento infantil de Neil Gaiman, reconocido guionista de cómics (suyos son SANDMAN, STARDUST, 1602 o mi preferido, ORQUÍDEA NEGRA) y ultimamente también novelista de éxito. Cinco años después (tres de preproducción y dos de rodaje) ya tenemos en nuestras pantallas LOS MUNDOS DE CORALINE, una verdadera joyita que, además, es la primera película de animación stop-motion de la historia concebida directamente para su proyección en 3D. Lamentablemente yo he visto la peli en su versión "normal" (pero en pantalla grande, eso sí), así que sólo puedo imaginar sus virtudes tridimensionales, que si se aproximan a lo que imagino, podrían hacer de esta película una obra maestra de la historia de la animación. Queda dicho.


Para empezar, ésta es una de esas películas con esa magia especial capaz de interesar tanto a niños como adultos por igual, de hecho, quizás un crío demasiado pequeño pueda quedar traumatizado con algunas de las imágenes y conceptos (algunos de ellos muy oscuros y terribles) que pueblan esta asombrosa película. ¿Una peli de "terror infantil"? Quizás esa sea su mejor definición, lo que nos lleva directamente a una de sus fuentes más directas, esa obra maestra de la literatura universal llamada ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, transformada en CORALINE EN EL PAÍS DE LAS PESADILLAS para la ocasión. Coraline es una niña vital, inteligente y fantasiosa que acaba de mudarse con sus padres a un nuevo caserón que comparten con tres pintorescos vecinos: en el ático el sr. Bobinsky, un extravagante artista circense de origen ruso que domina el noble arte de amaestrar ratas; en el sótano, dos viejas y orondas actrices jubiladas de varietés que coleccionan perros disecados. Pronto se hace amiga de Wyborn, un chaval verborreico de su misma edad, y de su enigmático gato negro. Sin embargo, el tremendo ansia de diversión de la niña y su curiosidad por la vida pronto chocan con la gris existencia de sus progenitores, dos insípidos especímenes de mediana edad únicamente interesados por su trabajo: escriben un catálogo de botánica, pero odian la tierra y las plantas. Ignorada en su propia casa y aburrida hasta las trancas, Coraline descubre de pronto una vía de escape a sus inquietudes: una pequeña puerta sellada en el salón que da paso a... otro mundo, o mejor dicho, a una vida alternativa. Con total naturalidad la niña cruza el umbral y entra en su "otra casa", donde conoce a sus "otros padres", un trasunto de dobles de los suyos propios pero que se desviven por hacer que la vida de la cría sea plena y feliz a base de cariño, diversión, fantasía y pura imaginación. Incluso el gato habla y se muestra mucho más afable. Cada vez más enganchada a esta realidad paralela (a la que ella considera un simple sueño, pues siempre la visita de noche), deja pasar un detalle crucial: todos los seres que la habitan (excepto el gato) tienen unos fríos botones negros en lugar de ojos...


Llegado a este punto, me descubro a mí mismo como un ente babeante ante tamaña demostración de belleza formal y de encanto en los personajes y de la historia. Es complicado describir la hermosa calidez visual que envuelve toda la peli, esa suave paleta de colores poco saturados capaces de dotar de vida a un mundo propio, la gracia de la animación y la delicadeza de la música, la perfección formal en todos sus aspectos, una suavidad general sutilmente teñida, no obstante, por un fuerte sentimiendo de inquietud: así es, ante la aparente felicidad y los alegres delirios de Coraline en su "otra vida", algo crece en el ambiente, cada vez más inquietante... y ¡pum! una cajita con dos botones y una aguja y una propuesta bastante gore dan la vuelta a la historia. No es cuestión de destripar lo que sucede a continuación, pero sí decir que en este momento LOS MUNDOS DE CORALINE recupera el sabor clásico de los cuentos de toda la vida, de las historias de hadas y brujas y de toda la carga de profundidad levemente malsana que suelen contener. El idílico mundo alternativo de Coraline degenera poco a poco en un oscuro relato de fantasmas y brujas en el que una palabra, la MUERTE, empapa toda la narración, prolija en detalles sórdidos y terroríficos, pivotando siempre sobre un elemento tan inocente como un par de botones. Los romanos tapaban los ojos de los muertos con monedas, y los ojos siempre se han considerado las "ventanas" del alma... El amiguito de Coraline se llama Wyborn, fonéticamente idéntico a "¿Why born?", y un largo etc.... Es glorioso disfrutar como un enano (como un niño, caramba) del delirium tremens que Selick orquesta con mano firme en aras de llevar a Coraline a la madurez (relativa), a la toma de conciencia acerca del mundo real y de la infinita capacidad de asombro que alberga el ser humano. Una fascinante historia para niños diseñada para asustar a los mayores que ya han perdido la inocencia.


- Lo mejor: la arrebatadora belleza de cada fotograma, y el tétrico discurso subliminal

- Lo peor: pequeñas caídas de ritmo, por otra parte poco importantes


CABEZAS




LYNCH (ONE) / EE.UU. / 2007
Dirección y Guión: blackANDwhite
Productora: Absurda / Hideout Films / Oneblackarm Films

Música: Sune Martin y Boss Whitley
Fotografía: Morten Søborg

Ya lo dijo el bueno de Philip K. Dick, los marcianos llegan en oleadas. Tras meses y meses sin mentar a uno de mis directores-fetiche, en poco tiempo han caído por aquí CARRETERA PERDIDA, SURVEILLANCE y esta gran sorpresa de nombre LYNCH (ONE), que me ha pillado totalmente desprevenido. Lo fácil sería decir que es un documental sobre la figura de David Lynch, evidentemente, pero la cosa va un poco más allá. Quien se espere una detallada biografía de sus peripecias, un sesudo recorrido por su obra cinematográfica y variadas entrevistas del personaje en cuestión y amigos y familiares va de culo, amigos. Apenas nada de eso nos encontramos en LYNCH (ONE), o al menos del modo que uno puede preconcebir. El colectivo nórdico que se autodenomina blackANDwhite (ni idea de donde han salido) ha tirado por la tangente y ha construído (o más bien deconstruído, como Ferrá Adriá con sus experimentos culinarios) un auténtico documental "lynchiano" sobre la figura de Lynch, en el fondo y en la forma, jugando con curiosas instantáneas captadas directamente de la vida cotidiana del norteamericano durante dos años (2004-2006), siguiéndolo en sus labores creativas mayormente, que curiosamente sólo en ocasiones tocan el cine.

Cualquiera mínimamente interesado por su figura ya sabe que las actividades creativas de David Lynch abarcan también la fotografía, la pintura, la escultura, la ebanistería y cualquier cosa que, simplemente, le llame la atención, incluída la meditación trascendental y la música. Todo eso y un poco más está concentrado y retorcido en la escasa hora y media del documental, estructurado por piezas que se basan, libremente, en conceptos muy cercanos a todo el universo de Lynch. Es un opíparo festín tener la posibilidad de meter las narices en la intimidad creativa de este tipo tan (aparentemente) extraño, de escucharle charlar sin ser entrevistado, de observarle desarrollar ideas y de plasmarlas en los más diversos ámbitos. Y por si esto fuera poco, todo ello enmarcado en el delirante proceso que le llevó a maquinar primero y registrar en video digital después ese monumento llamado INLAND EMPIRE, auténtica muestra de su inagotable pasión por dirigir. Es una gozada escucharle divagar acerca de una película que aún no existe mientras alucina en colores con la belleza de una fábrica abandonada en Polonia, compartir sus dudas y momentos de "bajón" entre cigarrillo y cigarrillo o admirar un viejo gramófono roto como si fuese el Arca de la Alianza. Un placer ser testigo de su negrísimo y juvenil sentido del humor, escuchar sus delirantes anécdotas (que suelen culminar en una carcajada al unísono del equipo de rodaje) y quedarse embobado (como él a veces) divagando acerca de dónde demonios provienen las ideas. Divertido verle juguetear con una cámara de fotos digital en una fábrica ruinosa, secuencia que termina con un curioso numerito que hace que, en un segundo, un relajado paseo se convierta en una inquietante estampa lynchiana, protagonizada por él mismo ("¡Hey Sally!... ¿you remember me?")... y más divertido aún verle dar órdenes en el rodaje polaco de INLAND EMPIRE, hasta el punto de acabar a gritos con todo el mundo en un ataque de mala leche que dura muy poco (lo rubrica con un chiste sobre Einstein). En medio de todo esto, Lynch friega el suelo de su set o agarra la radial para partir por la mitad una vaca en miniatura o se lía a martillazos con una pared de un decorado para ver si queda bien una puerta.


En fin, una absoluta delicia que se aleja de casi todo lo que se ha escrito y filmado en plan "académico" sobre Lynch y que nos lo presenta de una forma mucho más orgánica e íntima, más cotidiana, el universo mental y artístico de este tipo y que nos regala el inmenso placer de contemplar en tiempo real las actividades de uno de los genios de nuestro tiempo. A mí me dejó con ganas de más...

PD: los extras del DVD (ya editado en España) son tan suculentos como el propio documental. Atentos al montaje con un montón de fotos del propio Lynch (una maravilla para cualquier aficionado a la fotografía), versiones extendidas de algunas de sus apacibles charlas y los teasers de LYNCH (TWO) y LYNCH (THREE), algo que aún no sé si es un chiste o un proyecto con futuro...

- Lo mejor: el placer de husmear en los apasionantes vericuetos mentales de este hombre

- Lo peor: que el nombre de Lynch te provoque alergia inmediata...


CABEZAS




Os dejo con el trailer del documental (echadle un vistazo, merece la pena) y de regalo, al fin, con el videoclip de Speed Roadster, el tema que compuso e interpretó para la banda sonora de SURVEILLANCE




Los habituales a Sesión Golfa ya saben cúanto me gustó REC, esa genial salvajada histérica e hipervitaminada que nos regalaron a cuatro manos Jaume Balagueró y Paco Plaza, germen de una de las escasísimas sagas de terror que hemos sido capaces de exportar más allá de nuestras fronteras. Pues bien, rodada bajo el más estricto secreto, REC2 está a punto de caramelo, y como muestra aquí van los dos primeros teasers, especialmente cachondo el segundo. Ya no me quedan uñas de pura impaciencia. A disfrutar!