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 THE HOUSE OF THE DEVIL / EEUU / 2009
Igual que hay directores de género muy infravalorados al que nadie hace ni puñetero caso, hay otros pululando por ahí que se llevan todo tipo de aplausos que escapan a mi comprensión. Por ejemplo Eli Roth con sus HOSTEL, películas mediodres donde las haya. O Ti West, cuya THE HOUSE OF THE DEVIL viene precedida por una más que favorable corriente de opinión allá donde se proyecta. Pues que me lo expliquen. Vale, como me adelantó Alexcore, que la película es una virguería respecto a su excelente ambientación ochentera en todos los detalles (música y créditos incluídos, jejeje), no lo discuto. Las interpretaciones están un poquito por encima de la media habitual de este tipo de productos (con cameo "ochentero" incluído de Dee Wallace, la mamá de Elliot en E.T, entre otras) y la factura general está bastante cuidada, pero... ¿qué pretende Ti West con la estructura de esta película, con su ritmo, con su apresurado tramo final? En el cine de terror los "tiempos muertos" son recursos muy útiles siempre que se sepan dosificar y estén pensados como una parte más del engranaje que debe llevar a la historia a una resolución lógica, a crear tensión y expectación, a dar un respiro al espectador o a explicarnos mejor a los personajes. Ejemplo satánico y magistral: LA SEMILLA DEL DIABLO, de Roman Polanski. Sin embargo, la primera hora y pico (repito amigos: hora y pico) de THE HOUSE OF THE DEVIL es un largo, interminable tiempo muerto sin sentido. El minimalismo es tal que el bueno de West rellena minutos y minutos de metraje en un desesperado intento de acumular tensión que resulta bastante inútil. Ya desde el comienzo, la obsesión por seguir a su protagonista Samantha en todas y cada una de sus (cotidianas) acciones es exagerada, pero cuando se planta en la famosa casa y se queda sola, la cosa sólo se puede calificar de enfermiza: vemos a Samantha ponerse cómoda, pedir una pizza, hablar con un pez en la pecera, abrir una puerta, encender una luz, ir a orinar, abrir otra puerta, ponerse los walkman, echarse un bailecito, jugar al billar, recostarse en el sillón, romper un jarrón, comerse la pizza, abrir otra puerta, caminar por el pasillo, asomarse a la ventana... No me entendais mal, está muy bien rodado e interpretado y hay cierto gusto por lo sutil y los detalles (y no llega a ser mortalmente aburrido, menos mal), pero sólo sería justificable si eso tuvise algún sentido, o si la resolución fuese algo realmente original o sorprendente... pero no lo es. Tras el esperado estacazo en la cabeza (que podría haberse producido media hora antes sin problemas), el tramo final no deja de ser un triste "más de lo mismo" versión secta satánica, exactamente lo que teneis en la cabeza pero mucho más urgente y apresurado de lo normal, tanto que sabe a poco, muy poco, sobre todo después de habernos tragado más de una hora de "tiempo muerto" sin justificación alguna. Supongo que Ti West se habrá quedado a gusto realizando este particular homenaje a un cine que sin duda le apasiona, pero descuida todo lo demás en un acto de onanismo fílmico que acaba cayendo en el vacío y estoy seguro que no soportaría un segundo visionado.

- Lo mejor: su perfecta y detallista recreación del ambiente de los ochenta
- Lo peor: eso no es suficiente para levantar una película, ni mucho menos

CABEZAS


2 vituperios:

Lolo dijo...

mmmm, le pegaremos un visionado de todos modos ya que Alexcore la pasó, pero prevenidos vamos, ok
un saludo!

Unknown dijo...

En los primertos 75 minutos es una soporífera y contínua tanda de escenas en las que se filma absolutamente todo, respira, baila, se coloca el pelo, oye un ruido, sigue bailando, pide una pizza,se mira al espejo, oye otro ruido, viene el de la pizza, cena... y cuando llega el final todo pasa en un abrir y cerrar de ojos, está claro que lo ñunico que tiene la peli es la ambuentación....