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 MIENTRAS DUERMES/España/2011
Algún día se hará justicia y Jaume Balagueró ocupará el lugar que merece desde hace años: el reconocimiento de uno de los cineastas más personales, coherentes y brillantes de las última década, sin fronteras de género ni espacio. El catalán es uno de los directores en activo más interesantes y lúcidos del globo terráqueo, sin más, un tipo que además atesora en su ya extensa filmografía, además de su siete largometrajes, cuatro cortos y un mediometraje, todos ellos, en mayor o menor medida, rebosantes de inventiva e interés y con un discurso y una mirada a la vez única y heredada de los grandes maestros. Si en vez de circunscribirse al género terrórífico (en sus muchas vertientes, dicho sea de paso) se dedicase al drama social o la comedia moderna, otro gallo cantaría. Pero así están las cosas, amigos. MIENTRAS DUERMES podría suponer su entrada por la puerta grande a un público más amplio, y me alegro. Es su peli más accesible (con matices), se ha publicitado bien (¡aleluya!) y cuenta con la magnética presencia y el tirón mediático de Luis Tosar en uno de esos papeles, una vez más, para los anales. Accesible porque Balagueró despoja a esta durísima historia de cualquier truculencia y desfase, dejando a la imaginación del espectador los momentos más brutales  (mediante decenas de elipsis), construyendo con un mimo obsesivo, repetitivo, atonal, la personalidad de César, con una atención a los detalles deslumbrante y un ritmo cadencioso que sabe crisparse cuando es necesario, que bajo una apariencia de normalidad rozando lo naturalista esconde una capacidad innata para inquietar e ir minando los nervios del respetable, poco a poco, sin excesos. Y doble triunfo porque además, el muy ladino de Balagueró logra que nosotros, los espectadores, nos pongamos sin querer del lado del ogro misántropo que interpreta Tosar, magistralmente, ¿hacía falta decirlo?. La conjunción del punto de vista omnipresente de César y el colosal trabajo del gallego, contenido y sutil, como la propia película, hace que nos veamos en la tesitura de sentirnos acorralados cuando César lo está, y de suspirar aliviados cuando logra superar los obstáculos, una posición nada cómoda para el respetable, que de pronto se ve compartiendo objetivos con un personaje que es puro odio, a la vez que estamos espantados con sus logros, mucho más allá del tópico de "los malos son atractivos". Ayuda y mucho la luminosa interpretación de Marta Etura, esa muchacha algo pánfila a la que César quiere borrar la sonrisa para siempre. Es posible, no obstante, que algún fan pureta de Balagueró se sienta algo estafado con la propuesta, y lo entiendo, pero es que desde su génesis, MIENTRAS DUERMES no pretende alcanzar el terror ni el impacto por la vía rápida, sino que se define por una sola palabra: suspense. Un puro ejercicio de suspense que se apropia de los logros de dos grandes maestros del género: el Hitchcock más minimalista por un lado, y el Polanski más asfixiante por otro, logrando la cuadratura del círculo con uno de esos finales que hacen más grande aún a esta película "pequeña". Seguramente sea un impás creativo de (falsa) calma, un paréntesis necesario carente de estruendo, antes de embarcarse en su [REC-APOCALIPSIS] y en ese misterioso proyecto titulado LA DAMA NÚMERO TRECE. Como no tengo medias cabezas a mano, MIENTRAS DUERMES se lleva un merecido notable alto, ¡qué diablos!.

- Lo mejor: la empatía y complicidad con el monstruo a través de la sutileza

- Lo peor: quizás muchos piensen que le falta potencia visual o momentos más impactantes

  CABEZAS



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