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THE WOMAN / EEUU / 2011
Dirección: Lucky McKee
Guión: Lucky McKee y Jack Ketchum
Música: Sean Spillane
Fotografía: Alex Vendler
Edición: Zach Passero
FX Maquillaje: Robert Kurtzman
Intérpretes: Pollyana McIntosh, Sean Bridgers, Angela Bettis, Lauren Ashley Carter, Frank Olsen, Marcia Bennett
Sigo con este repaso informal a lo más granado de Sitges 2011, tras RED STATE (muy discutible premio a Mejor Película, no así al Mejor Actor a Michel Parks, merecidísimo) y ATTACK DE BLOCK (Banda Sonora y cantado Premio del Público). Turno pues para THE WOMAN, la última gema del indie-destroyer Lucky McKee, que finalmente se ha alzado con un muy discutido Mejor Guión, quizás la única decisión de verdad valiente del jurado de festival de festivales este año, que parece se ha cuidado muy mucho de programar cierto tipo de películas previsiblemente polémicas, reduciendo el "factor riesgo" a cotas bastante manejables para el respetable menos hardcore, los medios fofos más generalistas y demás mentes bienpensantes. Bien, pues a falta de haber visto un tercio de la sección oficial, advierto, me atrevo a decir que THE WOMAN ha sido la apuesta más pasional y visceral del festival este año. Película que no ha salido de la nada, sino que ha sufrido una gestación y nacimiento más bien inusual y tormentoso, y que ha suscitado algunas reacciones curiosas allí donde se ha proyectado. Dejadme que os cuente...
Para desentrañar THE WOMAN hay que remitirse a dos nombres propios. Jack Ketchum, co-guionista, es uno de los escritores de género con más seguidores (y enemigos) de los últimos años, uno de esos tipos a los que las alabanzas (vía Stephen King, mayormente) y los vituperios le llueven a paladas con cada nueva novela que publica. Gustoso de construir sus obras alrededor de ese epígrafe tan chungo como es "basado en hechos reales", su tendencia al exceso violento le confiere cierta aura de malditismo que tan bien le viene a la hora de amasar buenas cifras de ventas. Parte de su obra se ha adaptado a la gran pantalla: GIRL NEXT DOOR, OFFSPRING o RED (codirigida, por cierto, por McKee) son muestras dispares de su corpus creativo, siempre alejado de terrores sobrenaturales y siempre atento al lado más sórdido de la existencia humana. Lucky McKee, director y co-guionista, es una de esas rara-avis dentro del cine de género, un sonrosado californiano de aspecto sanote y alma retorcida cuyo (muy) personal universo ha logrado trascender las barreras del cine de terror para interesar a un nutrido grupo de indies, alternativos gafapastas e intelectualillos festivaleros. Aunque siempre está orbitando en las pantanosas fronteras del género, su espacio natural suelen ser entornos como Sundance o Tribeca, donde es capaz de aglutinar públicos a su favor. De errática carrera, pegó el aldabonazo en 2002 con MAY, una delicia indie protagonizada por una deslumbrante Ángela Bettis (desde entonces su musa) que trastocaba con ingenio, brillantez, sensualidad y grandes dosis de mala baba la comedia romántica, tomando elementos del giallo para construir una especie de revisión amarga y adolescente de la figura de Frankenstein al ritmo de una banda sonora rockera. Obligatoria. El mundo fandom le miraba, la crítica no sabía dónde ubicarlo, entonces llegó su participación en la primera temporada de la ya legendaria serie MASTERS OF HORROR (codeándose, amigos, de igual a igual con la creme de la creme), con el episodio SICK GIRL (aka METAMORFOSIS, sic), una retorcida historia de amor (otra vez) con una entomóloga, un misterioso gusano y liberación sexual a lo bestia, tan desconcertante como bizarra y poética, de nuevo con la Bettis a toda máquina. Después llegó THE WOODS (aka EL BOSQUE MALDITO, sic), primer encargo y guión ajeno, esta vez una historia de época que discurría en un internado para señoritas durante los años 60, y en el misterioso bosque circundante, virando hacia lo gótico pero sin perder la torridez inherente a su estilo. Lo más flojo de su breve trayectoria, a falta de ver RED, como comentaba antes, su primera colaboración con Ketchum.
Hace un par de años y sin proyecto a la vista, aunque ya colega del novelista, el afortunado Lucky (disculpad la gilipollez) recibe la propuesta de escribir y dirigir una secuela de (aún) más bajo presupuesto de la mencionada OFFSPRING, adaptación previa de una de las novelas de Ketchum, una medianía fílmica aunque con algún detalle interesante, demasiado lastrada por una deficiente realización y hedor telefilmero, que contaba sin mucho nervio las desventuras de los supervivientes de un clan de caníbales cerca de la frontera de Canadá. Con un precedente como éste, sin mucho donde rascar, McKee tiró por la tangente y le propuso a Ketchum una serie de ideas que estaba barruntando para esta secuela. Ketchum, totalmente receptivo y entusiasmado con lo que estaba oyendo, reaccionó proponiendo a su vez a McKee no sólo co-escribir la película sino también una novela, todo a cuatro manos. Dicho y hecho. El proyecto pasó de OFFSPRING 2: THE WOMAN a su título actual, dado que el guión resultante muy poco tenía que ver ya con su precedente, apenas algún apunte argumental y nada más. Así pues, THE WOMAN es una película radicalmente distinta e independiente de su "supuesta" primera parte y, sobra decirlo, cien mil veces más interesante. Presentada este año en Sundance antes de su paso por Sitges, provocó variopintas reacciones, tan extremas como la de este airado y ofendido fulano que aboga por quemar la película y, si se pone a tiro, también al bueno de McKee...
Como ya os podreis imaginar, THE WOMAN no es una película de cómodo visionado y ofrece muy pocas concesiones al espectador a varios niveles. Tampoco debe contarse demasiado sobre ella si queremos que la experiencia sea plena, así que, una vez más, toca hacer malabares con las palabras. Trataré de ser cuidadoso. Durante más de la mitad del metraje, THE WOMAN plantea una situación dantesca envuelta en una (falsa) apariencia de normalidad, casi de calma chicha. El padre de una familia "modelo" norteamericana, aficionado a la caza, captura a una joven que vive en el bosque como un animal y se la lleva al sótano de su casa con la intención de "civilizarla". En este proceso implica a toda la familia (esposa, hija mayor, hijo mediano e hijita pequeña), distribuyendo tareas que van desde limpiarla hasta alimentarla y tratar de socializarla mediante el lenguaje (la mujer ni siquiera sabe hablar). Durante todo este proceso, McKee va desarrollando la personalidad de cada uno de los integrantes de la familia con escaso diálogo y mucho silencio, punteando actitudes, reacciones y miradas con una enigmática atmósfera que poco a poco va impregnando la narración hasta ir asfixiando al espectador, envolviendo la historia con una especie de burbuja que, como debe ser, estalla en sus últimos minutos, y rompiendo la tónica en determinados momentos mediante su ya reconocible tratamiendo de las canciones con esa (aparente) ligereza pop-rock que funciona como contrapunto a lo visual, algo que lleva puliendo y perfeccionando desde los tiempos de MAY. THE WOMAN es inquietante desde el minuto cero amigos, desde ese hermosísimo prólogo que glosa la vida de la mujer en el bosque. Si no has visto la película, quizás no quieras leer el siguiente párrafo.
THE WOMAN es una película con capacidad para herir, que no toma prisioneros, capaz de simultanear lo que ves con lo que estás sintiendo aunque sea una lucha de contrarios, que toma las riendas del desconcierto inicial para alcanzar cotas de una intensidad brutal en el fondo y en la forma. THE WOMAN funciona como un mecanismo de relojería, como un artefacto diseñado milimétricamente para, en su último acto, estallar y recomponerse en algo a la vez brutal y mágico, violento y casi mitológico. THE WOMAN magrea las neuronas del respetable y su capacidad de encajar los golpes con mano maestra, pero sin amilanarse ante nada. Dos temas confluyen aquí sobre todos los demás: el concepto de civilización y, más que el machismo, la atroz misoginia que impera dentro de esta idea, en ciertos círculos, en determinadas personas. La familia como institución inviolable, célula constructora de la civilización, se pone en solfa desde una perspectiva tan valiente como arriesgada. No, McKee no nos arroja dentro de la típica familia de la américa profunda poblada por rednecks descerebrados y babeantes, sino en un plácido y luminoso entorno rural de clase media en el que todo transcurre con "normalidad", entre la rutina diaria, el instituto, las galletas caseras y los besos de "buenas noches". Un microuniverso tan aparentemente local que es extrapolable a cualquier lugar, en cualquier momento, donde la inmundicia ética campa a sus anchas debajo de un sol radiante, una sonrisa al atardecer y una vida sencilla y sin muchas preocupaciones. McKee y Ketchum atacan primero con sutileza y luego con furia desatada determinados comportamientos hipócritas y deleznables, firmemente enquistados en algunos parámetros del tejido social de cualquier pais "civilizado" actual, movidos por un dictatorial patriarcado que no sólo anula, sino desprecia la figura femenina bajo una apariencia cotidiana. Misoginia atroz además perpetuada generación tras generación, y, lo que aún es más cruel, permitida y asumida por las propias víctimas de la infamia. Aunque toda su parte final es tremendamente gore, los momentos previos de esa violencia cotidiana sostenida duelen mucho, tratados sin aspavientos estilísticos, con una sequedad que hiela la sangre (sobre todo ese aterrador momento en el que la madre encara a su esposo, y la reacción que éste tiene). Esta valiente película comienza por ir eliminando capas-disfraces con cadencioso ritmo, sin urgencia, hurgando con delicadeza en la gran bola de mierda de esta familia-tipo hasta sacar a la luz el gran horror, y con ello el conflicto físico. Así ella, "la mujer", presentada como personaje individual pero transformada en arquetipo, resultará a la vez la receptora y la catalizadora de la brutal, violenta y purificadora lucha final entre contrarios, restaurando cierto equilibrio poético en el que, para más inri, no pelea por una "civilización sana" sino que le da la espalda, salvando la vida de la hija pequeña y restaurando un matriarcado primitivo que roza lo mitológico (su imagen regresando al bosque de mano de la cría y acompañada de la mujer-perro es antológica).
Sí, THE WOMAN me ha parecido una película muy potente, muy valiente, muy brutal. Una obra que se balancea siempre por el filo de la navaja, pero en especial en su último acto, de una violencia sin medida, atávica, desgarrada, y supongo que por ello polémica. Lucky McKee ha regresado con algo absolutamente personal, su cumbre hasta el momento, diseñada con inteligencia pero rodada de forma visceral y que incluso en su resolución resulta incómoda y nada condescendiente. Necesitamos películas como THE WOMAN, que transgreden y traspasan su propio género para ir más allá. Como dijo aquel, el arte será convulso o no será. Y THE WOMAN está muy cerca de la maestría. Desde ya en el podium a lo mejor del año, por descontado. Peliculón.
PD: que nadie se pierda la hermosa coda tras los títulos de crédito, el punto final poético y onírico a una película tan grande como esta.
- Lo mejor: su perfecta construcción, su valentía, su subversivo discurso y su kamikaze conclusión
- Lo peor: cierta sorpresa poco razonable hacia el final que tiene que ver con los perros, aunque encaja con todo lo demás
CABEZAS
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