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GREEN LANTERN/2011/EEUU
Linterna Verde siempre ha sido un segundón en el universo superheroico yanqui, vertiente DC, aunque si se quiere escarbar goza de algunos elementos curiosos, en especial esa especie de cosmología kitsch que es la esencia misma de su existencia. Un rollete más cercano a las trotonas y ligeras space-operas de Flash Gordon que a las movidas psicopáticas de otros tipos con mallas. Lamentablemente, todo lo bueno del cómic original (que tampoco conozco en profundidad, confieso) se va al garete con esta mecánica, inane, tontísima y sólo ocasionalmente brillante adaptación, comandada por el todoterreno Martin Campbell, un tipo que goza de cierto prestigio que yo no acabo de comprender. Así pues, y porque la Warner sigue en sus trece de competir con la Marvel vía DC Comics, GREEN LANTERN se estrenó con todos los fastos que el "salvador del blockbuster", el 3D estereoscópico, fue capaz de ofrecerle. Película carísima de escaso interés, la cosa comienza con uno de esos prólogos llenos de "money shots" (esos planos en los que el estudio debe demostrar dónde se ha gastado tántos dólares) que nos ponen en situación por la vía rápida, pero que sorprende por su regulera acumulación de efectos CGI, algunos tremendamente cantosos y rudimentarios para un mamotreto veraniego como este. Hasta feos, diría yo. La cosa no mejora cuando entra en acción Hal Jordan, que se configura como un personaje realmente idiota, un supuesto tipo adulto con el encefalograma de un adolescente en celo, que pretende ser simpaticote pero que un guión nefasto le hace pronunciar algunos de los diálogos más sonrojantes del año. Ryan Reynolds, que se pasa la peli quitándose y poniéndose la camisa para exhibir pectorales, poco puede (o quiere) hacer con su desganada interpretación, por no hablar de un Tim Robbins (obligatorio secundario "de carácter") con perenne expresión de estar esperando el cheque. Los discursitos USA de patriotismo-autoayuda de bolsilibro de tercera se suceden sin compasión, rozando el "efecto TOP GUN" en el que el bueno se define como un "tipo de acción" mientras que el malo, científico, por supuesto, es el "tipo de ideas" (sic), y claro, ya se sabe que el pensar en algo más que en ir al gimnasio, salvar el mundo a ostias y tirarse a la titi macizorra puede llevar a la locura. Al menos, el supervillano de la función, bilocado aquí entre la entidad 3D Parallax y el susodicho científico que interpreta con acierto Peter Saasgard, tiene momentos chulos. Por un lado, Parallax tiene planos sorprendentemente lovecraftianos (o  será mi obsesión con el tema...), como esa cosa que viaja por el espacio sembrando el caos a su paso, y por otro, el debilucho científico logra elevadas cotas de patetismo y repulsión, sin duda lo mejor de la función. En medio de todo, mucho ajetreo y confusión, diseño de producción horterilla y mucho brillo verde, todo ello envuelto con torpeza narrativa, memez y comicidad infantiloide. Película apresurada e inane que no ofrece nada más que lo que puedes ver en sus trailers. Lo peor con mallas del año.

- Lo mejor: Parallax y el científico infectado

- Lo peor: tonta, sosa, impersonal, torpe, prescindible

  CABEZAS



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