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 THE EXPENDABLES / EEUU / 2010
Aunque no pudo contar con todos los que quiso (Van Damme declinó participar), Sylvester Stallone logró reunir a la plana mayor de la testosterona mundial para LOS MERCENARIOS (THE EXPENDABLES), una especie de celebración nostálgica (y cínica) de un género, el de la pura acción macho-man ochentera, que ya hace años pasó a mejor vida en su pura esencia. Eran tiempos testosterona desatada, argumentos imposibles, acción desmelenada por la cara y miriadas de muertos y explosiones y arsenales y munición derrochada como para destruir el planeta un par de veces. Tiempos en los que los héroes tenían la profundidad psicológica de un percebe, era divertido derrocar repúblicas bananeras, las venas de los biceps amenazaban con estallar en cada secuencia y la virilidad descerebrada era una forma de mirar el mundo. Los ochenta ya quedan lejos, el s.XXI gravita sobre nuestras cabezas como una densa nube negra de confusión internacional, todo es mucho más oscuro y retorcido, pero mira tú por dónde, a Stallone todo esto se la sopla. Firme en sus convicciones cinematográficas, Sylvester firma la película-viagra definitiva, una oda a violencia geriátrica conscientemente absurda, inteligentemente estúpida, inverosímil de principio a fin, pero, qué bien amigos, tronchante y disfrutable en su total desmesura autoparódica. LOS MERCENARIOS parece el sueño húmedo del geriátrico de John Rambo, un delirium tremens donde unos señores con edad de estar tomandose un caldito con una manta en las rodillas prefieren pilotar hidroaviones, hacer concursos de lanzamientos de cuchillos, volar por los aires pueblos tropicales, terminarse un tatuaje en la espalda, pasear por la ciudad con sus choppers o salvar damiselas en apuros. Y, en medio, dar y recibir ostias como fundas de piano. Yo es que pierdo el raciocinio con la perpetua competición de botox entre Stallone y Mickey Rourke jugando a ver quién se tira más titis y comportándose como adolescentes en celo con la movilidad facial de un action-man. Todo esto dentro de una trama de parvulario, un batiburrillo de tópicos idiotizantes sin el menor interés pero, y esto es lo más gordo, rezumando inteligencia por los cuatro costados. ¿Comorl? Pues porque Stallone y el resto de abueletes son conscientes de la tonterida, que en ningún momento pretende tomarse en serio a sí misma, como sí hacían sus referentes ochenteros. Aunque el guión es una chorrada, los diálogos tienen momentos brillantes por su ironía y sacarsmo, todo el conjunto huele a cachondeo crepuscular (atención a algunas lineas de Dolph Lundgren y al tan cacareado encuentro-cameo entre los otros dos que faltaban en la ecuación, vibrante) y la incursión de los relativamente jóvenes Jason Stanham y Jet Li (éste con un personaje muy gracioso) rebajan el nivel de caucho por centímetro cuadrado y le otorgan cierta frescura al conjunto. Uno de esos casos en los que los brochazos que definen a los personajes son pocos pero funcionales, logrando un grupúsculo de descerebrados, cada uno con su debilidad (a cual más delirante), que logra ser carismático y que pide segunda parte a gritos. Además, la contundente dirección de Stallone, lo mejor que ha rodado hasta el momento, busca la acción física y los efectos reales, huyendo como la peste de los excesos infográficos, recuperando una puesta en escena más transparente y menos confusa de lo que se lleva hoy en día. Así pues, carismática tonterida 100% disfrutable sin prejuicios, espectáculo de acción old school pero (y es un pero importante) auto-reflexivo y auto-consciente con el propio género. Jugando sólo la baza de la nostalgia bobalicona, el invento podría haber sido desastroso. Vuelve el hombre.

- Lo mejor: lo bien que funciona a sus dos niveles, como espectáculo descerebrado old school y como divertida reflexión sobre sí misma

- Lo peor: ¿no podrían haberse currado una trama un poco más interesante?

  CABEZAS

2 vituperios:

Webmaster dijo...

Muy buenos los trailers a tenrla en cuenta! saludos!

padawan dijo...

¡Cómo disfruté esta peli! En ocasiones no sabe muy bien dónde quedarse, si en el viejunismo o en la acción moderna y, en este sentido, yo le hubiera pedido a Stallone una planificación más clásica de las "hescenas de alcion".

Pero bueno, muy disfrutable de todas formas y todo un detallazo de Stallone cederle el cetro del cine mostrenco a Statham, el rey del cine de acción actual.