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LOST HIGHWAY / EEUU-Francia / 1997
Director: David Lynch
Guión: David Lynch y Barry Gifford
Música: Ángelo Badalamenti
Fotografía: Peter Deming
Intérpretes: Bill Pullman, Patricia Arquette, Balthazar Getty, Robert Blake, Robert Loggia, Natasha Gregson-Wagner, Gary Busey, Jack Nance, Richard
Pyor

Hay películas que perturban, deslumbran, inquietan y sacuden algo por dentro, todo a la vez. Hay películas que marcan, y, cosas de la vida, yo estoy marcado por LOST HIGHWAY. Como en la mayoría de la obra de David Lynch, intentar verbalizarla supone ya de por sí una especie de traición. Aunque con muchos rasgos analíticos, lo que bulle es LOST HIGHWAY es el misterio en su más pura concepción, las sensaciones, las texturas y una especie de sobredosis de estímulos de todo pelaje (desde el sonido hasta los meandros de una historia aparentemente imposible). En definitiva, los sentidos disparados hacia la abstracción, pero no una abstracción fría y cerebral, sino completa y absolutamente emotiva. Una experiencia audiovisual en su sentido más amplio. Una obra maestra.

Los habitantes de la casa deshabitada

Con semejante intro ya habreis deducido que yo adoro esta película. En el momento de su estreno pasé por el cine cuatro veces (pases de prensa incluídos, tremendos), como hipnotizado por sus imágenes y, casi más importante, por su sonido, y por el magma resultante de mezclarlo con ESTA historia. Al principio fue un impacto brutal, después comenzó el alucine y comentar la película con cualquiera que se pusiese a tiro, más tarde llegó el ansia de desbrozarla, arrancarle las capas, y por último una especie de frenesí histérico por resolver el misterio y darle estructura a esta historia circular garabateando servilletas en la cafetería de la facultad. Me quedé con dos circunferencias que se cortan en dos puntos, y la cosa tenía sentido, pero algo se me escapaba, algo intangible, unas conexiones invisibles e imposibles de racionalizar, pero que están ahí, un 20% del misterio sin resolver. Ayer volví a verla, y otra vez descubrí cosas que se me habían pasado, detalles, simetrías cruzadas, pero el cerebro volvió a abandonarse al misterio. Ese 20% inalcanzable sigue ahí y es lo más grande de LOST HIGHWAY, el inabarcable universo de la memoria, que se quedará sin resolver... para siempre.

Mystery Man

Siempre jugando con el periodista de turno que trata de que el autor le explique el significado de la película en tres frases, Lynch ha dicho de LOST HIGHWAY cosas como "es cine negro del s.XXI", "he leído en una revista médica que trata de una fuga psicogénica" o "lo del telefonillo del comienzo me ocurrió a mí"... Siempre esquivo en estos temas, ya que opina, con muy buen criterio, que si una peli no habla por sí misma es que algo se ha hecho mal, la clave para sumergirse en esta película es, simplemente, dejarse llevar. Las preguntas vendran después, porque si vienen durante, te has cargado la experiencia. El precedente más evidente de ese increíble monumento cinematográfico llamado INLAND EMPIRE.


En un sentido muy amplio del género (algo que horrorizaría a Garci), LOST HIGHWAY es puro cine negro, o mejor, un auténtico film noir. Las cartas están ahí y bien claritas: un saxofonista en plena crisis matrimonial, una esposa aburrida y fría en la cama, celos, asesinato, un mafioso de gatillo fácil, dos parejas de policías (¿o será una?), un jovenzuelo encoñado hasta las trancas, un robo, una traición, malas compañías y una femme fatale de rubio platino con picores uterinos (¿o serán dos?). Con estos elementos tan recurrentes, la primera mitad de la película (hasta que Fred Madison de "fuga") es un ejercicio de estilo que te deja pegado al sillón. Como si Bergman hubiese dirigido una película de terror psicológico, esta primera hora resulta asfixiante, claustrofóbica y muy, muy inquietante. La gélida vida en común de esta pareja al borde del divorcio tiene su reflejo estilizado en la propia casa que comparten: laberíntica y desnuda, fría y un punto sórdida, siempre silenciosa, llena de recovecos, esquinas y zonas de absoluta oscuridad impenetrable (que Fred acostumbra a penetrar, por cierto) hacen que jamás sepamos muy bien dónde están los personajes en cada momento, del mismo modo que nunca estamos seguros de qué está ocurriendo entre ellos exactamente. Una misteriosa cinta de video en la que se ve su propia casa grabada con una videocámara, primero desde fuera, después en el interior, hace tambalearse esta situación (o la situación mental del propio Fred) hasta llegar a ese punto de inflexión, de no retorno, que hace que la película se cierre en banda sobre sí misma para después abrirse en abanico y, aparentemente, dar paso a otra historia. La luz de verano vence a las tinieblas de esa casa, la juventud y la inocencia a la sospecha y el terror. Sin embargo, el juego de espejos no tarda en aparecer, enturbiando poco a poco este mundo idílico con aguas fangosas. El jovencillo Pete Dayton pronto se ve desbordado por una relación apasionada y muy sexual con la chica de un ganster local que le aprecia, paso a paso la vida este chico va desembocando hacia el descontrol y el asesinato, del mismo modo que ocurrión con Fred, y este es el momento en que es mejor no decir nada más, sólo que aquí llega uno de los polvos más hermosos de la historia de cine, dosc uerpos polvorientos ardiendo en pasión "quemados" por los faros de un coche al ritmo de Song of the Sirens de This Mortal Coil. Retomando el concepto de "fuga psicogénica" (por cierto, un desequilibrio mental real), "fuga" alude tanto a su significado más directo de huída de algún lugar (mental o no) pero también a su significado de pieza musical en tres movimientos, en la que el tema principal del primero da paso a un segundo leiv motiv completamente distinto, para fundirse ambos en un tercer movimiento conjunto que llega hasta el final.

"Nunca me tendrás..."

La música. De los cineastas que conozco, Lynch es de los pocos que le otorgan un nivel absolutamente narrativo no sólo a la musica, sino al sonido, ese gran olvidado del cine. Tanto es así, que en sus rodajes siempre hay música sonando como ambiente (seleccionada por él), y suele rodar con auriculares a través de los que oye música apropiada para la escena. El propio David es músico, ha colaborado con su colega Ángelo Badalamenti en algunas bandas sonoras y ha escrito cosas para la cantante Julee Cruise, y además con LOST HIGHWAY plantó a los distribuidores una exigencia para proyectar su película: la banda de sonido debía escucharse en sala un 25% más fuerte que el nivel estándar. Y os juro que lo cumplieron: cuando los Rammstein irrumpen con sus acordes industriales, las paredes del Renoir de Madrid se venían abajo. Si la revisais en casa, no olvideis de bajar las persianas a tope y subir el volumen, y es que la banda sonora de esta película es magistral. El score compuesto por Badalamenti se cohesiona con unos cuantos temas pop, rock y jazz hasta configurar un todo indivisible. I´m Deranged, de David Bowie, será para siempre la canción que identifique esta película, hermosa, misteriosa, sexy, perfecta. Los acordes del This Magic Moment de Lou Reed quedarán sellados para siempre a la imagen de Alice bajando del cadillac con su vestido de satén blanco. Marilyn Manson nunca ha sido mejor embajador del desasosiego como aquí, y los Rammstein, sencillamente, atruenan en los momentos más heavy de la función, justo en el momento en el que yo los descubrí como grupo y me quedé a cuadros. Inolvidable en speech amenazador de los alemanes mientras observamos una gran pantalla en blanco y negro con el rostro de Alice gimoteando de placer. Cada pieza musical está en su sitio y tiene su función en este increíble engranaje creativo. El sonido, además, configura una precisa capa de textura sin el que la peli no se entiende, en especial en la primera parte. Un leve zumbido, un suave colchón de mal rollo que lo acaba invadiendo todo, fusionandose con los acordes disonantes in crescendo de Trent Reznor, que desembocan en la impactante secuencia final, todo, ritmo, música, imagen, montaje, todo acaba explotando y, de repente, regresando al sereno Bowie. Los pelos como escarpias.

This Magic Moment

Bill Pullman firma aquí, sin duda, el mejor trabajo de su anodina carrera. Su rostro de tipo corriente funciona a las mil maravillas, retratado con fijación por la curiosa cámara de Lynch, interesada mucho más en las sombras que en las luces. Patricia Arquette se lleva la palma como Renee/Alice, dos mujeres de rasgos aparentemente opuestos (fría/introvertida frente a sexy/decidida) que, quizás, sean una sola mujer. Otra vez la cámara de Lynch la acaricia con devoción, provocando tensión o calentura, dependiendo del caso. Balthazar Getty lidia sin problemas con su personaje pero, una vez más, los secundarios "made in Lynch" son los que marcan la diferencia. Ese Mr. Eddie desatado con el pétreo rostro de Robert Loggia, en linea de los mejores villanos de Lynch (el Frank Booth de TERCIOPELO AZUL que nos regaló Dennis Hopper). Robert Blake se lo pasa teta con ese Hombre Misterioso, una pura abstracción con forma humana que es puro universo Lynch y que protagoniza una de las mejores secuencias de la función: la de la llamada en la fiesta, increíble. O los cameos de su "alter ego" Jack Nance (el inolvidable prota de ERASERHEAD), el malogrado Richard Pryor (ya en silla de ruedas debido a su enfermedad) o el mismísimo Henry Rollins.


Creo que ya es hora de callarse. Si no conoceis LOST HIGHWAY, os estais perdiendo una de las obras más inquietantes, hermosas, complejas, sexys y apasionantes de los últimos tiempos. Una maravilla tan libre y sincera, tan arrebatada, salvaje y apasionante que exige en el espectador la misma libertad mental de la que hace gala. Os envidio por poder ver LOST HIGHWAY por primera vez. Un puro estremecimiento hecho celuloide, un par de sopapos bien dados para desperezar ese fósil llamado Séptimo Arte. Una obra maestra.


- Lo mejor: todo

- Lo peor: casi nadie ha seguido su estela



CABEZAS




Os dejo con el videoclip que Lynch les dirigió a los Rammstein como promo de la película.




4 vituperios:

padawan dijo...

De Lynch sólo he visto Mulholland Drive (bueno, y Dune), y estoy bastante de acuerdo contigo acerca de lo innecesario de que una película tenga explicación. Pero parece que a la gente le aterra pensar, prefiere que le resuman lo que acaba de ver, en lugar de pensar por sí mismo

Karba dijo...

Más que no tener explicación, las piezas están ahí para el que quiera jugar con ellas. Si te cierras en banda y piesas "esto no es más que un caos sin sentido", pues evidentemente la peli no será más que un caos sin sentido. Afortunadamente, el cine es mucho más que "significado"

Amigo Padawan, deberías ponerte al día con Lynch pero ya mismo ;)

kILL_Yr_Ydols dijo...

¿A qué le darás 10 cabezas, my friend? lo debatimos en un par de días con una cerveza...
Por cierto... gracias por poner hace poco en tu coche I´m Deranged... la tenía casi olvidada y ahora mismo es mi canción favorita de Bowie... lo mejor de una banda sonora casi perfecta (9 cabezas...) ;)

Karba dijo...

El único 10 cabezas de Sesión Golfa es INLAND EMPIRE... que yo recuerde :)

La banda sonora sigue en mi coche por aquello de la selección natural, y creo que se va a quedar ahí una temporada. Es perfecta para conducir de noche, amigo.