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SUPER 8 / EEUU / 2011
Dirección y guion: J.J. Abrams 
Producción: J.J. Abrams, Steven Spielberg y Bryan Burk
Música: Michael Giacchino 
Fotografía: Larry Fong
Montaje: Maryann Brandon y Mary Jo Markey
Diseño de producción: Martin Whist
Vestuario: Ha Nguyen.
Interpretación: Joel Courtney (Joe Lamb), Kyle Chandler (Jack), Amanda Michalka (Jen), Elle Fanning (Alice), Gabriel Basso (Martin), Ron Eldard (Louis), Noah Emmerich (Nelec), Riley Griffiths (Charles), Zach Mills (Preston), Ryan Lee (Cary)


SUPER 8 se ha ganado el título de "película del verano 2011" amigos. Al menos en lo que se refiere a la expectación creada, a los abultados resultados de taquilla y la cálida recepción crítica que está disfrutando. Sin embargo, en la nueva peli de ese pope audiovisual multiplataforma que responde al nombre de J. J. Abrams hay bastante donde rascar. Para empezar, repito lo que ya se ha dicho y escrito hasta la saciedad: sí, SUPER 8 es un homenaje explícito al cine juvenil de los 80. Y sí, SUPER 8 es una declaración de amor al cine de Spielberg pero, ¿esto basta para que sea una película memorable? Pues va a ser que no. Vamos por partes.

SUPER 8 tiene cosas muy buenas, algunos aciertos maravillosos, pero también una serie de elementos más bien reguleros, netamente derivativos y mal construídos. Todo ello, hallazgos y cagadas, se mueven en una sola dirección: provocar en el respetable ese difuso sentimiento, dificil de definir, al que llamamos  nostalgia. Abrams construye toda su película con la certeza de que su target objetivo, más que infantil/juvenil, son (somos) los treintañeros que crecimos viendo todas esas películas en tiempo real. Ya sabeis de lo que hablo: LOS GOONIES, GREMLINS, REGRESO AL FUTURO, EXPLORADORES, NUESTROS MARAVILLOSOS ALIADOS, JÓVENES OCULTOS, EL SECRETO DE LA PIRÁMIDE, NOCHE DE MIEDO etc... Aventuras y fantasía en estado puro. A la vez, y dado que el Spielberg productor aparece al mismo tamaño que el director, desempolvando de paso el logo de su añorada Amblin, Abrams se siente respaldado para fusilar, directamente, algunas secuencias de su referente, extraídas a machete de E.T., ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE y PARQUE JURÁSICO, mayormente. Pero la dependencia del cineasta Spielberg no termina aquí, no. Todo SUPER 8 es un esfuerzo desesperado por mimetizar su estilo, su mirada: esos bonitos reflejos anamórficos en las lentes, las extensas urbanizaciones de clase media, los paseos en bici de la chavalería, los elegantes movimientos de grúa, la música de Giacchino imitando al gran John Williams, el retrato de las familias (en especial la del director de peli amateur, spielbergiana 100%)... y podríamos seguir un rato largo.

Toda esta referencialidad que raya en la obsesión no es el mayor problema de SUPER 8. El principal escollo es un guión que no sabe cohesionar todos estos elementos, la masilla parece agrietarse y amenaza con derribar el edificio fílmico. El guión del propio Abrams dispara en demasiadas direcciones, tratando de abarcarlo todo y abarcarlo ya, sin ser capaz de focalizar la acción y la emoción, siquiera el género de la película, dando una serie de bandazos peligrosos durante la mayor parte del metraje. Es ésta una peli sin nudo, sin segundo acto, donde todo el cacao, que no es poco, se resuelve con urgencia y cierta desidia en las ideas. En medio, un caos que trata de pivotar sobre dos conceptos sencillos: la pérdida y la empatía (los mismos que vertebraban E.T., por cierto). Hubiese sido mucho más jugosa la jugada si en vez de intentar colar tropocientas ideas, subtramas y giros de guión Abrams se hubiese centrado en esto, pues aunque de una manera un tanto simplista  prólogo y conclusión encajan con coherencia (el medallón), el resto va danzando con sensación de descontrol. Hasta uno de los hallazgos más molones de la peli, esa suerte de cine dentro del cine (¡con zombies!), se acaba por diluir entre tanto bombardeo de ideas que no acaban de cuajar. De hecho, está tan desaprovechado que la proyección de la película de los chavales durante los créditos (que no hay que perderse) parece lo único personal que Abrams ha puesto en su película, alejándose un poco de la alargada sombra de su mentor. Incluso en su climax final, repito, precipitado, el diseño del alien es más bien poco atractivo, de "piloto automático", hasta tal punto que se podría decir, también, que SUPER 8 es un "MONSTRUOSO para niños".


Pero tampoco sería justo ignorar que, pese a todo, SUPER 8 tiene momentos de gran cine, secuencias, instantes, planos que logran recuperar al 90% esa magia, ese "sense of wonder" tan añorado. Y lo más curioso es que todos esos oasis de belleza Abrams los gestiona en las distancias cortas: su control del prodigioso casting infantil en los momentos más delicados es magnífico, y logra sacar emoción sincera, como el prólogo o el sensual acercamiento entre la pareja protagonista mientras ella interpreta a un zombie (¡precioso!), o algunos momentos en los que los secundarios toman las riendas (ese pirómano en miniatura, el pretendiente fumeta...). Esos momentos de recuperación de la infancia funcionan, transmiten verdad y sensibilidad, muy lejos del estruendo y la confusión de sus alrededores. Aunque indudablemente entretenida y moderadamente divertida, es una pena que finalmente SUPER 8 resulta tan irregular, tenga tantos altibajos y sólo sea capaz de cumplir sus objetivos a ratos. Como no conozco en profundidad las obras del amigo J.J. en la tele, y sólo he visto sus incursiones en celuloide (MISIÓN IMPOSIBLE 3: del montón; MONSTRUOSO, como productor: interesante; STAR TREK: magnífica), ignoro si hay algo de impronta personal en esta película (yo desde luego no la capto). Más bien SUPER 8 es un ejercicio de escaneo en alta definición de los referentes comentados, adaptándolos a la tecnología del s.XXI, proceso en el que han perdido gran parte de su alma. Falta aquí la claridad de ideas y el sentido de la aventura de LOS GOONIES o la mala leche de GREMLINS o JOVENES OCULTOS. Quizás Abrams no haya sabido entender que la nostalgia es un espacio para la memoria, no para instalarse en ella cual okupa. O quizás es que ni estos sean los 80 ni nosotros somos ya niños. O quizás es mejor que reviseis un par de joyas recientes: EL GIGANTE DE HIERRO y mi recomendación especial, esa delicia halloweenesca que sólo se estrenó (incomprensiblemente) en DVD, TRUCO O TRATO, ambas para comprobar en vuestras carnes qué es lo que le falta y le sobra exactamente a SUPER 8. Dicho queda.



- Lo mejor: el extraordinario casting de niños, suya es la película

- Lo peor: la falta de personalidad y efectividad del conjunto entre tanta referencia, ruido y confusión

  CABEZAS


4 vituperios:

dvd dijo...

Muy de acuerdo con lo que comentas. Lo mejor es lo del rodaje en Súper 8, por ahí le hubiese salido una estampa preciosa, como CUENTA CONMIGO... Pero se queda en un refrito muy muy blando. Lo del monstruo está metido con calzador...

Karba dijo...

Y es una pena, porque los elementos para que la cosa hubiese funcionado mejor están ahí, pero el potaje final...

Gracias por comentar.

Tiendas de Muebles dijo...

A mi super8 me parece un quiero y no puedo. Un intento de aproximarse al espíritu de películas ochenteras del estilo ET o los Goonies, pero se queda en eso, en un intento.
La historia está manida hasta más no poder y los personajes de los niños son arquetípicos hasta la nausea: el gordo listillo, el pequeñajo cabroncete, el prota que acaba de sufrir una desgracia y la chica guapa.
Entretenida es, pero desde luego, cualquier comparación con las ya mencionadas ET, los Goonies o Cuenta Conmigo, por ejemplo, es un auténtico insulto.

Madridista dijo...

Super - 8 una pelicula que realmente te hace recordar viejos tiempos, y no defrauda, me gusto un monton y la volveria a ver muchas veces más. Un exito.