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PIRANHA 3D / EEUU / 2010
Antes de entrar en materia, una advertencia: Alexandre Aja me parece una bestia parda, así que me va a ser dificil tratar PIRAÑA 3D con un mínimo de ecuanimidad. Aún no sé cual es exactamente el don que posee este tipo, pero en cualquier cosa que filma es capaz de dejar su sello personal sin resultar cargante ni forzado, como otros. Un tío que sólo ha rodado cuatro películas (excluyendo la primera, FURIA, dificil de encontrar, que no he visto), de las cuales dos son puñeteras obras maestras incontestables del terror contemporaneo, es que algo especial tiene en la sesera. Él fue quien dio el aldabonazo de salida a la estimulante nouvelle horreur vague francesa de la que tanto se ha hablado con esa pieza de orfebrería brutal que fue HAUTE TENSION, el que abrió la veda que tanto espanto y placer nos ha proporcionado estos últimos años. Y eso no es todo: tras su salto a las américas ha rodado tres remakes consecutivos (!!!) de los que el primero, LAS COLINAS TIENEN OJOS, es infinitamente superior al original desde cualquier ángulo (y su segunda obra maestra), y el segundo, MIRRORS, aún a medio gas y sufriendo una especie de jet-lag creativo, también era mejor que el original coreano. Muy fuerte. Y en estas que llega el tercero, nada más y nada menos que arremetiendo contra la deliciosa PIRAÑA de Joe Dante, una de esas joyitas setenteras en las que sus defectos (pocos) pesaban tanto como sus virtudes (numerosas) para el disfrute colectivo, y que se convirtió en la mejor explotation, de las muchas que hubo, del grandioso TIBURÓN de Steven  Spielberg. Pues bien, la jugada de Aja y de su coguionista y compinche habitual Grégory Levasseur desparrama inteligencia, como siempre: sólo toma del original dos elementos, la premisa básica (grupo de bañistas domingueros acosados por pirañas muy carnívoras) y, sobre todo, el descacharrante sentido del humor. A sabiendas de que imitar el brillante guión de John Sayles de la original era un suicidio (con esos chispeantes diálogos escupidos a la velocidad de la luz), ambos franchutes se pertrechan con sendos portátiles frente a frente, ingentes cantidades de sustancias tóxicas y una pizarrita para apuntar sus delirios hiperbólicos, presupongo, cuelgan el "No Molesten" de la puerta del chalet y deciden involucionar hacia una evidente fase anal del subconsciente cercana a los doce años, pero advierto, unos doce años muy punkis. ¿Y qué nos molaba a los doce años cuando ibamos al cine en sesión veraniega con sobredosis de palomitas en vena?: monstruos, tetas y sangre. Con tan sencilla ecuación preadolescente, pero con la experiencia audiovisual de un maestro, el bueno de Alexandre se monta el divertimento veraniego definitivo de los tiempos del 3D amigos, conscientemente descerebrado y anárquico, usando la nueva tecnología como un dadaista escatológico, tratando de provocar la arcada y la carcajada (¿arcajada?) del respetable en un mismo plano. ¿Cómo si no interpretar ese fastuoso vómito tridimensional lanzado directamente a la platea? ¿o ese pene submarino  devorado y regurgitado por sendas pirañas en primer plano? Pero es que hay muchas tablas en el preciso pulso fílmico de esta barrabasada, en el sobresaliente manejo de los crescendos hasta llegar a un climax final ENORME, de lo más bruto-festivo de los últimos tiempos en una pantalla comercial, en donde la abundancia de cuerpos macizos de ellos y ellas de los que ya hemos disfrutado previamente en toda clase de poses cárnicas (en especial de ellas, para regocijo de onanistas heteros) son convenientemene troceados, mutilados, desmembrados, desollados y triturados de mil formas creativas, desperdigando silicona y "arcajadas" por doquier, y encima estructurada con un montaje paralelo en el que un yate varado y lo que allí ocurre (planificado como una set-piece independiente de muchos quilates) sirve como contrapunto de suspense a la salvaje masacre. Sumadle los pertinentes (y bien integrados) homenajes, en especial al mismísimo Richard Dreyfuss entonando la canción etílica de TIBURÓN justo antes de ser escabechado, jejeje, referencias a los Pixies, papelito para un Christopher Lloyd desatadísimo y un final-susto ochentero que mola cantidad y... por dios... ¿qué más quereis para pasar la próxima hora y media? La golfería macarra del año, sin duda. Los franceses también tienen sentido del humor. Muy grande Aja.
- Lo mejor: su total y absoluta falta de control y vergüenza, un gozoso cachondeo gore envuelto con una factura sobresaliente, marca de la casa

- Lo peor: que no la hayan estrenado en verano por estos lares... y seguimos a la espera...

  CABEZAS

3 vituperios:

Lolo dijo...

La escena de la salida de la playa es de lo mejor y mas gore que he visto este año.
muy buena

Unknown dijo...

De lo más divertido, cafre y sangriento que he visto este año...un 10 en lo suto...je je je

Karba dijo...

Despiporre total, ya suponía que ibamos a estar de acuerdo, je.