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DRAG ME TO HELL / EEUU / 2009
Dirección: Sam Raimi
Guión:
Sam Raimi e Ivan Raimi
Producción:
Rob Tapert y Grant Curtis
Música:
Christopher Young
Fotografía:
Peter Deming
Montaje:
Bob Murawski
Diseño de producción:
Steve Saklad
Vestuario:
Isis Mussenden
Interpretación:
Alison Lohman (Christine Brown), Justin Long (Clay Dalton), Lorna Raver (Sra. Ganush), Adriana Barraza (Shaun San Dena), David Paymer (Sr. Jacks), Dileep Rao (Rham Jas), Bojana Novakovic (Ilenka)

Hace poco hablaba de los viejos amores cinéfilos a propósito de Peter Jackson. Redondeo la jugada con algo que, para mí, no sólo ha sido un gozoso reencuentro en pantalla grande sino la confirmación de un talento ya tan universal como clásico: Sam Raimi y su reciente ARRÁSTRAME AL INFIERNO. No os voy a dar la brasa recapitulando los méritos primerizos de este cachondo mental con cara de seminarista, porque cualquier lector de Sesión Golfa debería salivar ante la simple mención de la trilogía EVIL DEAD, pero sí que quiero dar un repaso general a la (extrañísima e irregular) carrera de este tipo, capaz de hacernos vibrar de puro placer cinético con un Ash desatado motosierra y recortada en mano, pero también de hacernos roncar con los problemas existenciales de un Kevin Costner con gorra de beisbol (ENTRE EL AMOR Y EL JUEGO); capaz de hacer un ejercicio de mímesis caligráfica con el estilo de los Coen (UN PLAN SENCILLO) y de rodar un cartoon de carne y hueso único en la historia del cine (CRIMEWAVE); capaz de visualizar una de las mejores superproducciones de superhéroes (DARKMAN) y una de las peores (SPIDERMAN 3); capaz de rozar el ridículo más espantoso (RÁPIDA Y MORTAL), de colarnos un telefilm de sobremesa como prestigioso drama emocional (PREMONICIÓN) y, por último, muy capaz de llegar a la sublimación del arte de contar un cuento a medianoche (ARRÁSTRAME AL INFIERNO).


Con esta esquizofrenia estilística, entonces, ¿cuántos Sam Raimis hay filmando por el mundo? Pues hasta ahora uno solo, mutante; desde la última, una simbiosis perfecta de sí mismo. Y lo más gracioso es que el bueno de Raimi ha logrado su techo estilístico con su obra más pequeña en lustros, porque al lado de los mamotretos del Hombre-Araña, ARRÁSTRAME AL INFIERNO no es que sea una película pequeña, es que es diminuta. Hartito de productos prefabricados, ha pasado de armar todos los impersonales muebles del almacen de Ikea a pulir con mimo un precioso carillón artesanal en un garaje, disfrutando de cada detalle, y eso se nota a la legua. Se comenta el "regreso a los orígenes", y aunque algo de eso sí que hay, se trata más bien de volver a trastear con un juguete que estaba cogiendo polvo en un armario, pero no ya desde la pasión destroyer de un chaval sino desde la sabiduría cinematográfica adquirida en todos estos años y el redescubrimiento feliz de todo eso por lo que, en una ocasión, un imberbe Raimi cogió una cámara y la usó como si fuese un bate de beisbol.


Como todo en esta película es pequeño, minimalista, la historia también lo es: la maldición que una vieja gitana lanza sobre la pavisosa empleada de una sucursal bancaria por no concederle una demora en el pago de la hipoteca, y con ello perder su casa. El previsible ascenso de la chica en el banco (ascenso=ser impasible con los dramas ajenos) se ve truncado, claro, por los efectos que esta maldición tiene en la vida cotidiana de la muchacha, que poco a poco la va trastocando mental y físicamente hasta llevarla a un estado de paranoia incontrolable. Cuando, desesperada, acude en persona a pedir perdón a la vieja, es demasiado tarde: la gitana ha muerto, y con ello cualquier posibilidad de frenar los tremendos efectos de la maldición... Capitalismo VS Esoterismo en un combate a muerte, amigos... ¿quién saldrá victorioso?


Deliberadamente retro y artesanal, la progresión de la película funciona con la perfección añeja de ese carillón que os comentaba, plano a plano y secuencia a secuencia, nada falta y nada sobra en un asombroso ejercicio de in-crescendo narrativo pulido hasta el mínimo detalle en el que cada giro en la historia la hace avanzar impasible hasta ese aldabonazo final. ARRÁSTRAME AL INFIERNO es uno de esos casos (milagros) en los que cada escena es un tour de force en sí misma, pero que nunca desequilibra el conjunto. Os podría hablar de la extraordinaria secuencia del banco con la vieja, un ejemplo de maestría en la planificación digna del mejor Hitchcock, o de la cena con los padres del novio, simplemente perfecta en su creciente tensión, que va desde la normalidad al delirio en apenas 5 minutos. Cualquiera de los ataques de la Lamia, ese espíritu satánico que acosa a la prota (y que no es más que... ¡una sombra!), es asombroso por su sencillez, por su transparencia, por su efectividad. Y así con cualquier momento de la peli agarrado al azar, os lo seguro. Aunque como veis la historia es un ejemplo clásico de "cuento de miedo a medianoche", nada en la peli resulta acartonado (aunque sí artesanal, insisto), y eso es gracias al cachondo punto de vista con el que Raimi mira a la historia y a sus criaturas. Sin caer nunca, insisito, nunca en la parodia, el sentido del humor cafre y repugnantillo de Raimi campa a sus anchas por todo el metraje. Otro ejemplo de maestría: la secuencia del ataque de la vieja en el coche, rodada de tal manera que es capaz de provocar tanto el sobresalto, como la tensión y la carcajada, todo en uno, estirando el tempo narrativo como un chicle para que la cosa funcione como tiene que funcionar. Por supuesto, los toques hiperbólicos made in Raimi tampoco están ausentes en la función (¿qué hay más cartoon que a alguien le caiga un yunque en la cabeza y los ojos le salgan disparados de las órbitas?), pero perfectamente dosificados. Pienso también en la pobre Alison Lohman, y cómo tiene que soportar que Raimi le introduzca reiteradamente por la boca (con perdón) todo tipo de asquerosidades, vómitos, gusanos, babas de vieja... con una saña tan gozosa como chocante, retorciendo su imagen de actriz "sana, adolescente y pavisosa", algo así como si a la Hannah Montana esa le lanzasen boñigas de vaca durante todo un concierto, redondeando el festín con la juguetona banda sonora de Christopher Young.


Resumiendo, aunque seguro que muchos la tachan de paso atrás en la carrera más industrial de su director, que a muchos otros les parezca un producto algo caduco y trasnochado (incluso demasiado cutre en los trucajes respecto a lo que la industria tiene malacostumbrado al personal) y que la mayoría opine que es de esas obras menores en la filmografía de cualquier director con un mínimo de prestigio, ARRÁSTRAME AL INFIERNO, para un servidor, supone una joyita atemporal, una obra de autor incontestable y, hasta el momento, la cima estilística y narrativa de ese geniecillo inquieto llamado Sam Raimi. Evidentemente todo depende del interés que uno ponga en este tipo de cuentos de miedo, pero lo que es irrefutable es que, se mire por donde se mire, cinematográficamente la película es una auténtica maravilla hecha desde y para el disfrute y la diversión de cualquier aficionado al género. Una pasada.


- Lo mejor: ni le sobra ni le falta nada

- Lo peor: la excesiva utilización, en momentos muy puntuales, del estruendo para provocar el susto


CABEZAS

2 vituperios:

Lolo dijo...

Totalmente de acuerdo, se agradece que demuestra que todavia hay algo vivo tras los encargos de spiderman. Me encanta la reflexion capitalismo vs esoterismo

Karba dijo...

Alexcore, en esta página tienes los enlaces de la mula, tanto a la peli (un ripeo de una calidad diez) como a los subs:

http://foro.elitefreak.net/criaturas-celestiales-peter-jackson-1994-integra-vose-vt39761.html?highlight=criaturas+celestiales

Ya me dirás si has tenido al´gun problema ;)