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 AVATAR / EEUU / 2009
Dirección y guión: James Cameron 
Música: James Horner 
Fotografía: Mauro Fiore
Montaje: James Cameron, John Refoua y Stephen Rivkin
Diseño de producción: Rick Carter y Robert Stromberg
Vestuario: Mayes C. Rubeo y Deborah Lynn Scott.
Interpretación: Sam Worthington (Jake Sully), Zoë Saldana (Neytiri), Sigourney Weaver (Dra. Grace Augustine), Michelle Rodriguez (Trudy), Giovanni Ribisi (Selfridge), Joel David Moore (Norm), C.C.H. Pounder (Mo’at), Wes Studi (Eytukan), Laz Alonso (Tsu’Tey), Stephen Lang (coronel Quaritch), Matt Gerald (Lyle)



En ocasiones sabemos demasiado. Demasiada información, demasiada opinión, demasiados datos que acumulamos en nuestras maltrechas neuronas y que, en mayor o menor medida, acaban construyendo prejuicios y anulan la capacidad de sorpresa. La imparable maquinaria publicitaria nos ahoga aunque queramos recluirnos en una cueva. Todo el mundo ya lo sabía todo sobre AVATAR, calificado como "el evento cinematográfico del año", antes del estreno: su trama, sus personajes, la tecnología utilizada en su desarrollo, entrevistas, trailers, reportajes, lo sabíamos todo... incluso antes de tiempo ya sabíamos que no era para tanto, que el mainstream nos estaban vendiendo la moto otra vez, y que la película no es más que una reluciente cagarruta revestida por todo el oropel y los dólares nortamericanos. Leo por ahí los airados críticos bufando "si esto es el cine del s.XXI, que lo paren que yo me bajo" mientras los acérrimos de la ciencia-ficción saludan con reverencia cuasi mesiánica al "Dios-Cameron" que nos ha alumbrado al nuevo ser cinematográfico más allá del propio cine. Los cinéfilos gafapastosos huyen despavoridos al ver las colas a la puerta de la sala, porque eso nunca puede ser sinónimo de buen cine, of course. Además, la película es simplona, predecible, larga, estruendosa, pura involución artística, y el 60% de su metraje es sintético, artificial, son todo efectos especiales... ¡Esto no es cine, es un maldito videojuego! ¡¿Dónde vamos a llegar?! ¡AVATAR a la picota!



Vale tíos, saquemos todos un palmo la cabeza de nuestras estrechas trincheras ideológicas. AVATAR está muy lejos de ser una película revolucionaria, ni en concepto ni en forma. No habrá un antes y un después de AVATAR, podeis estar seguros, porque el cine es un flujo continuo, no una carrera de obstáculos. La película de James Cameron es un paso más, lógico y coherente, sobre la aplicación de las nuevas tecnologías en el mundo audiovisual. Un paso más en el desarrollo de esa vieja barraca de feria que es el cine, del mismo modo que lo fueron las películas mudas de Melies, NOSFERATU, el primer KING KONG, 2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO, STAR WARS o MATRIX, películas todas ellas ya con un huequecito en la historia, por cierto. La tecnología es sólo una herramienta, y encumbrarla o derribarla por sí misma es una soberana estupidez. Por otra parte, en AVATAR no hay ni una sola sorpresa argumental: te la sabes de cabo a rabo, y todo sucede, más o menos, como puedes esperar. ¿Es pues AVATAR una mala película? En absoluto. AVATAR roza la perfección en todos y cada uno de sus apartados. Pertenece a ese selecto grupo de películas que no se visionan, se experimentan. Sólo es cuestión de olvidarse de todo lo expuesto anteriormente, y de uno mismo, y sencillamente dejarse llevar, porque AVATAR es una experiencia que roza lo sensorial y lo sensitivo a un nivel primitivo, una inmersión en la hiperrealidad de un mundo imaginado, algo parecido a la transmutación en carne del material del que están hecho los sueños y... ¿no dijo alguien alguna vez que el cine era exactamente eso?



AVATAR intercomunica a la perfección dos siglos de narración audiovisual, logra un asombroso equilibrio entre las raíces del relato y la más puntera vanguardia, entre la reivindicación de los códigos clásicos y el espectáculo visual postmoderno. Cameron logra trazar una firme linea recta que hace que en ningún momento de los 160 minutos de la película nos perdamos, ni nos desviemos, ni nos agilipollemos, ni nuestras neuronas agonicen ante el pasmoso bombardeo visual que nos ofrece, porque muy por encima de los píxeles está la maestría del narrador, por encima de los fuegos de artificio, el arte del contador de historias que domina como nadie el su oficio. Es una pérdida de tiempo que trate de explicar aquí las bondades del apartado visual de AVATAR, porque roza la perfección, así que lo resumo con un  solo palabro: belleza. AVATAR es, por encima de todo, una película que desparrama belleza, y es la experiencia de profunda inmersión dentro de esa belleza lo que, seguramente, perdurará por más tiempo en el espectador, mucho después de abandonar la sala. La hermosísima experiencia inmersiva de AVATAR en esa utopía soñada de nombre Pandora  no tiene precedentes a este nivel, una fascinación supongo que muy cercana a los primeros espectadores del cinematógrafo, o de aquellos que corrieron despavoridos cuando vieron una locomotora a vapor abalanzarse sobre ellos proyectada en una tela. Amar lo que es hermoso, en lugar de destruirlo, no sólo a través del conocimiento sino también de la sensualidad, es el eje central de esta película tan sensual y tan bien contada. Todo en el planeta vivo que es Pandora rezuma eso, pura vida por los cuatro costados, una vida evolucionada hasta una forma elegante y pura que tiene en los hermosos Na´Vi su cénit, una especie tribal de raíces chamánicas en plena armonía con su entorno, amenazado por los de siempre, por  el occidental hambriento de recursos y poder. No tengo problema alguno en que el guión sea previsible (que lo es) y los personajes arquetipos (que no estereotipos), porque así existen desde las grandes gestas grecolatinas, muy fantásticas también, por cierto. No me ofusca que el discurso ecologista y de equilibrio sostenible sea tan evidente cuando me lo cuentan de un modo tan sencillo y sincero. Sólo quiero que no me tomen por imbécil, y que la ñoñería esté a un límite soportable en estos casos. Afortunadamente, Cameron construye a sus personajes lo suficientemente bien para que se muevan entre el arquetipo mitológico (con suaves tintes mesiánicos en el caso del protagonista)  y la camaradería de andar por casa, y les dota de una efectiva personalidad (ahí tenemos a la inmesa, en todos los sentidos, Sigourney Weaver) que en ningún caso insulta las neuronas por su sencillez de planteamiento. Incluso toda la parafernalia new age, tan peligrosa ella para las subidas de azúcar y tan del gusto de Cameron (como en ABYSS) , encaja a la perfección en el asombroso entramado natural de Pandora y los (bellísimos) Ni´Vi. Obviamente, AVATAR es una película de ciencia-ficción, pero como casi todas las buenas, nos habla del mundo presente, con la inteligencia y la delicadeza de hacerlo desde la óptica de una fábula clásica sin cargar demasiado las tintas, y no desde el coñazo panfletario. Las extrapolaciones a nuestro mundo son más que evidentes (incluso se habla de "guerra preventiva" y de "daños colaterales"), pero apuntan más a la eterna condición humana que a la recreación de unos hechos concretos. Esa sencillez de exposición, que imagino que muchos verán como mera simpleza, es otro de los puntos que opera en favor de AVATAR, extendiendo esa transparencia hasta los momentos emotivos, realmente enternecedores (como el precioso encuentro final de Neytiri con el cuerpo real de Jake) o desgarradores (la destrucción de Árbol-Madre).



Sigo buscando, pero no encuentro casi nada negativo en esta asombrosa película de James Cameron, de verdad.  Es posible que el habitual consumidor de blockbusters (me refiero al que sólo consume taquillazos palomiteros) la meta en el mismo saco que zurullos de imágenes diarreicas como GI-JOE, TRANSFORMERS o 2012, en el mismo estercolero que capullos techno-fashion como Michael Bay o Ronald Emmerich, pero AVATAR no tiene nada que ver con ellas ni con ellos. Es la obra soñada de un cineasta que adora el cine de aventuras clásico, que ha devorado la ciencia-ficción de la mítica revista Metal Hurlant, que ha paladeado cada ilustración de Moebius y Leloux, que ha estado renovando el imaginario del aficionado con cada nueva obra (dejando aparte la mediocre y pesadísima TITANIC) y que nos regala este año un verdadero peliculón con todas las letras, película que, conviene recordarlo, no es ni adaptación, ni remake, ni secuela ni precuela. Es posible que los que ahora la rechazan de plano se tengan que comer sus palabras dentro de unos años, y no sería la primera vez que le ocurre al bueno de Cameron. Algunas películas necesitan su tiempo para ser apreciadas en su justa medida, y tarde o temprano las de James Cameron se han convertido en referentes generacionales, y para muchos, entre los que me incluyo, en parte integrante de nuestra formación audiovisual y pasión por el cine. Es pronto para afirmar tal cosa, pero por el momento AVATAR me ha proporcionado más de dos de las más placenteras y asombrosas horas que he vivido en una sala de cine este año. Gracias Jim, otra vez lo has conseguido. Un sueño hecho celuloide.



- Lo mejor: su apabullante belleza a un nivel sensorial, físico y mental

- Lo peor: como en TITANIC, letal tonadilla babosa para los créditos

CABEZAS


2 vituperios:

Sandra dijo...

Así que ya la viste!! ¿Valió la pena en 3D? Dicen que es mucho más impresionante si cabe!

Después de haberla meditado unos cuantos días se me sigue quedando coja con respecto al argumento. Puede que como comentas Cameron utilice la sencillez como recurso, un planteamiento sencillo para elaborar una historia emotiva y una crítica directa, pero aún así...no sé, no me acaba de convencer.

Quizá me empeño en mirarla desde un prisma más complejo y no soy capaz de descender a un nivel de sencillez y verla desde ahí. La próxima vez que la vea lo intentaré, a ver qué me parece.

De todas formas y aunque critique su historia, también pienso que es un peliculón y para mi desde luego ha supuesto una revolución visual, en el sentido de que esa belleza y esa calidad no se habían visto hasta ahora.

padawan dijo...

Yo traté de mantenerme totalmente al margen del tema, y lo conseguí... así que fui a verla casi sin ningún tipo de expectativas. Así que, dentro de lo que cabe, no me decepcionó demasiado, pero es que, lo mejor que se puede decir de la película es que tiene buenos gráficos. En su caso, la sencillez no me parece una virtud. por que se puede contar una historia con sencillez, o se puede contar una historia en base a tópicos y lugares comunes, y Cameron eligió lo segundo.

No sé si Avatar pasará a la historia, pero desde luego, no es la típica película que se te queda grabada en la memoria. Es como un caramelo, muy dulce, pero que pierde su sabor en unos minutos.