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 SSSSSSS / EEUU / 1973
El otro día os prometí un par de películas buenas de verdad... pero tendrán que esperar porque SSSSSSS de ha cruzado en mi camino amigos. Película setentera de terror con científico chiflado protagonizada por Dirk Benedict (sí, el Tempelton Peck del EQUIPO A), barata como ella sola, que cuenta como un tipo se transforma en serpiente, ¿cómo iba yo a dejar escapar algo así?. No ya olvidada, sino desconocida, esta entrañable muestra de pura serie B esconde más de una sorpresa, entre otras cosas porque disfruta de un guión plagado de ideas demenciales. Para empezar, al comienzo la productora agradece el arrojo y valentía de todo el equipo de rodaje, para luego aclarar que todas las especies de reptiles que aparecen (mayormente serpientes mortales de necesidad) son reales. Desconozco el número de bajas durante la filmación. Y sí, viendo las secuencias con estos bichos por parte del elenco, bastante impresionantes y bien rodadas, la duda es razonable. Dile tú a Hugh Grant que comparta plano con una Cobra Real erecta como un mastil y la cabeza del tamaño de un pomelo.  Nenazas, eso es lo que son los actores del s: XXI. Después está Strother Martin, habitual de Sam Peckinpah, bordando un científico loco nada histriónico, de gran humanidad y profundidad, muy sosegado él, que gusta de leer a Walt Whitman mientras emborracha a base de lingotazos de whisky a Harry, su fiel  serpiente de compañía. También nos ilustra, de manera muy amena, sobre los pormenores acerca de morir mordido por una serpiente, y los distintos grados de peligrosidad de los venenos y otros detalles de divulgación. Su hija y ayudanta, la habitual pavisosa virginal con gafas, deja atrás su niñez para reivindicar su condición de mujer a través de los picores uterinos que le provoca el bueno de Dirk Benedict. El amiguete se limita a lucir sonrisa profidén y ponerse y quitarse la camisa continuamente, aunque cuando llega el momento del baño desnudos en el lago, el bueno de Kowalski planifica la secuencia tapando las partes nobles de los protagonistas con objetos desenfocados en primer plano, apta para su proyección en el salón de actos de un colegio de ursulinas. Del polvete frente a la chimenea ni hablamos. En medio, un circo de freaks con un hombre-serpiente (y un tipo con dos narices, tal cual)  y luego una especie de subtrama teenager rebosante de testosterona, que justifica que el buen doctor se cepille al capitán del equipo de rugby, del que sólo sabemos que es capaz, a diferencia del pavisoso Benedict, de echar tres polvos en una noche (aunque sólo vemos un postcoitum). También acaba indirectamente con un antiguo colega de la universidad, mosqueándole con un juego en plan SAW para que luego muera de una forma totalmente distinta. Finalmente, el diabólico experimento del doctor se acelera, y el guapete jovenzuelo tiene que enfrentarse a una horrible mutación, que bascula entre el buen maquillaje de John Chambers para la ocasión (responsable de EL PLANETA DE LOS SIMIOS) y la desastrosa transformación final, un encadenado de imágenes entre una especie de Gusiluz de látex y varias fotos de serpientes. Al final, ya convertido en reptil, tiene que luchar a muerte contra una mangosta. No me digais que no es apetecible. También conocida como SILBIDOS DE MUERTE (je) y estrenada en 1973 en sesión doble con THE BOY WHO CRIES WEREWOLF, otra razón más para disfrutar sin prejuicios de una auténtica rareza setentera.

- Lo mejor: la serpiente doméstica del doctor tomándose un alka seltzer para la resaca

- Lo peor: el patetismo involuntario que provoca la transformación final

  CABEZAS

3 vituperios:

Unknown dijo...

Todavía me estoy partiendo la caja imaginándome a Hugh Grant de rodillas pidiéndole al director que por favor retire de su lado esa abominación entre gemidos y lamentaciones, que imagen dios...ja ja ja, necesito que me pases un link pero ya, ésto no me lo pierdo....

Unknown dijo...

Lo primero que tengo que decir es que me ha sorprendido más de lo que me imaginaba y que exceptuando esa transformación un tanto rara al final de la peli el resto es más que potable, gracias Karba por este curioso descubrimiento... que grande es Dirk Venedict, ja ja ja

Karba dijo...

De nada, un placer descubrir cosas tan curiosas como esta.