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DEAR WENDY / Dinamarca / 2004
 Dirección: Thomas Vinterberg
Guión: Lars von Trier
Producción: Sisse Graum Jørgensen
Música: Benjamin Wallfisch
Fotografía:
Anthony Dod Mantle
Montaje: Mikkel E.G. Nielsen
Diseño de producción: Karl Juliusson
Dirección artística: Jette Lehmann
Vestuario: Annie Perier
Interpretación: Jamie Bell, Bill Pullman, Michael Angarano, Danson Gordon, Novella nelson, Chris Owen, Alison Pill, Mark Webber, Trevor Cooper


Ya sabeis por estos lares que mis opiniones sobre Lars Von Trier, el danes zumbado, son como mínimo bipolares. Mayormente no soporto sus misóginos melodramas arty tipo ROMPIENDO LAS OLAS, MEDEADOGVILLE etc... pero casi todo lo que perpetra al margen de ellos me parece de lo más interesante, sobre todo cuando ataca otros géneros y se deja llevar por su esquizoide punto de vista sobre las cosas, dejando al descubierto su punzante y negrísimo sentido del humor. Lo que ha sido una auténtica sorpresa es que su mejor película no la haya dirigido él. DEAR WENDY es un guión que, muy sabiamente, regaló a su amigo, cómplice y co-creador de aquella patraña publicitaria a la que llamaron Dogma, Thomas Vinterberg. Vinterberg, responsable de lo único medianamente interesante que parió el famoso Dogma, la espléndida CELEBRACIÓN (¿alguién recuerda alguna otra además de LOS IDIOTAS?), coge las riendas de la función y rubrica una película tan extraña y extravagante como apasionada de principio a fin.

 
Lars & Thomas, maquinando

Hay que dejarlo claro desde el principio: DEAR WENDY es una marcianada de narices, otra de esas muy difíciles de contar. Imaginad una mezcla entre una película de adolescentes que forman una especie de hermandad secreta tipo EL CLUB DE LOS CINCO, una comedia indie-proletaria con rebufos del Lynch más light, un western de Sam Peckinpah y algunos detalles al más puro estilo Tarantino... Si no os da una indigestión, seguro que la disfrutais. El origen y centro neurálgico de esta película es la especial obsesión por las armas de fuego de Lars Von Trier, sencillamente. Coleccionista y tirador, obviando quién es el mendrugo que le selló una lincencia de armas al danés, DEAR WENDY surge de la fascinación humana ante el simple hecho de tener una pistola entre las manos. Por otra parte, DEAR WENDY parece una especie de spin off escindido de esa Trilogía Americana inconclusa que por el momento forman DOGVILLE y MANDERLAY, nacida a su vez de la fascinación-repulsión del danés oligofrénico acerca de la cultura y el cine norteamericano. Aunque de producción enteramente danesa, y rodada en Dinamarca, DEAR WENDY es una película cosncientemente americanizada, basculando constantemente entre el realismo sucio de la américa profunda, cazurra y desnortada, y el esperpento ligero preñado de sarcasmo.


Pacifistas con armas, ese podría ser el paradójico resumen conceptual de DEAR WENDY. A modo de fábula, la película arranca con una voz en off, una carta de despedida que más bien parece una carta de amor. Poco a poco, mediante la voz del personaje de Jamie Bell (su mejor papel), se va desgranando la surrealista y demencial situación a la que se han visto abocados un grupo de colegas adolescentes, los Dandies, que han visto cómo un inocente juego "secreto" se ha transformado en una aterradora realidad en la que la violencia latente de su entorno les estrecha el cerco hasta obligarles a tomar una decisión extrema que marcará sus destinos para siempre. Evidentemente, la película pretende ser una reflexión ética acerca de la violencia en general, y las armas en particular, como eje vertebrador no sólo de la sociedad norteamericana, sino de la sociedad occidental, a la que Lars Von Trier parece ver como eso, una sociedad compuesta por pacifistas con armas. O dicho de otro modo: si quieres la paz, prepárate para la guerra. Afortunadamente, Thomas Vinterberg rebaja el tono solemne y tremendista que le hubiese dado su amigo, no me cabe duda, para aligerar el conjunto con certeros toques cómicos (siempre irónicos), jugando con los resortes del western de forma muy original, estrambótica y divertida. Precisamente, imagino que ese puede ser uno de los principales escollos para algunos espectadores: la historia es durísima, pero el tono flota con ligereza pop (atención a los momentos "musicales" con canciones de The Zombies), por lo que para algunos les resultará intragables algunas secuencias y giros de la historia, seguramente quejándose, una vez más, de cierta infantilización de la violencia que la película trata de analizar. No es mi caso, pues creo que uno de los grandes valores de la película es esa capacidad de riesgo que permite a la historia crecer, a los personajes desarrollarse y que todo termine como tiene que terminar, con un incómodo nudo en el estómago.


Minimalista en su planetamiento, apenas tres o cuatro escenarios, efectiva en su planificación con esos detalles pop que os comentaba, con unas interpretaciones sólidas y perfectamente conjuntadas, en especial del grupo de actores jóvenes, y de un inmenso Bill Pullman, como siempre acostumbra este pedazo de actor, DEAR WENDY  es una de las reflexiones más lúcidas y arriesgadas sobre la tenencia (y uso) de armas de fuego por parte de los ciudadanos, sobre la "política del miedo", todo ello con la forma de una entretenidísima parábola ética acerca de ese preciso y terrible momento en el que una utopía se va al garete, personificada en un grupete de chavales sin futuro, huérfanos de esperanza pero ávidos de romper su gris rutina diaria a base de ideas e ideales, reinventando el funesto destino que les espera. Fascinante película, recomendadísima dentro de su kamikaze osadía. Todo un descubrimiento.


- Lo mejor: su gran originalidad, riesgo y curioso tono, evitando el hiperdramatismo panfletario

- Lo peor: que para algunos haya tramos en la historia difíciles de encajar, o que directamente se desconecte de la trama por pura incredulidad

  CABEZAS



Efectivamente, con vosotros el segundo episodio de COSMO TRIP, no digo más. Como siempre, podeis verlo también en su web oficial, y si os van las redes sociales, haceros seguidores en el facebook, de este singular petit cabrón, chavales y chavalas. Para los frikis tecnológicos, en breve os daré noticias sobre una aplicación gratuíta para móviles que estamos desarrollando. Ah, y os podeis suscribir al canal de Lince Studios en Youtube, donde también iremos subiendo todas las novedades de nuestros proyectos. Por despliegue que no quede.

A disfrutar!

THE ROAD / EEUU / 2009
Me resulta realmente difícil encontrar algo negativo en THE ROAD. John Hillcoat ha firmado una película sólida como una roca en todos sus apartados, sabe lo que quiere contar y cómo mostrarlo en sus pálidas y turbadoras imágenes, sin desviarse ni un minuto ni andarse por las ramas. Su puesta en escena, cadenciosa y elegante en todo momento, está labrada con esmero sobre un extraordinario trabajo de fotografía de Javier Aguirresarobe que, huyendo de postproducción digital, filtra cada plano de esta notable película hasta lograr una textura visual grisacea y nublada que multiplica el desasosiego y la desolación de esta tremenda historia postapocalíptica. Viggo Mortensen, magnífico, construye una interpretación mesurada y sutil, profunda y emocional, con muy pocos elementos, sólo al alcance de los más grandes, como el inquietante y emocionante secundario que rubrica un irreconocible Robert Duvall. La sobriedad de todo el film, muy poco dado a golpes de efectos gratuítos, subraya la dureza del devenir vital de ese padre y su hijo en un mundo cuya humanidad está a punto de extinguirse. THE ROAD emociona y pone un nudo en el estómago sin recurrir a la sensiblería ni al llanto telenovelesco. Todo funciona y todo está en su sitio. Y, quizás, ese es el principal problema que yo, personalmente, le he encontrado a la película: THE ROAD no asume riesgos respecto a su referente literario, esa obra maestra de la literatura contemporanea firmada por Cormac McCarthy. Como adaptación, es modélica, pero no aporta nada a la novela más allá de la visualización precisa de sus palabras, y tampoco la traiciona. Las adaptaciones que más me ponen son aquellas que, finalmente, acaban siendo complementarias a su origen impreso. Pienso en MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS, en la TRILOGÍA DEL ANILLO, en EL ALMUERZO DESNUDO, en DÉJAME ENTRAR, EL RESPLANDOR, BLADE RUNNER, NO ES PAIS PARA VIEJOS o EL NOMBRE DE LA ROSA, a botepronto. Todas ellas, quizás porque sus autores cinematográficos son eso, autores, añaden un plus a las novelas originales, un nuevo punto de vista, una relectura o nuevas interpretaciones, o lo que es lo mismo, llevan esas historias a su terreno personal y las adaptan a su universo visual y vital. Éso entiendo yo por una  buena adaptación al cine de una obra literaria. Insisto, sin ser una mala película, ni de lejos, THE ROAD no aporta casi nada a la novela de McCarthy, con lo que, desde mi punto de vista, se queda coja como entidad fílmica independiente. Me gustaría saber qué opinais de la película, sobre todo los que no habeis leído el libro, porque, en esta ocasión, soy incapaz de separar uno de otro, y quizás por ello THE ROAD, que podría haber sido una obra maestra,  me dejó un tanto frío. ¿Qué os parece, gente?

PD: PUEDE SER UN SPOILER: he leído por ahí a mucha gente esputando sobre el supuesto happy end de la película (algo discutible, por otra parte), y achacando este final a una hipotética claudicación de la película a los estándares hollywoodienses. Llaman "vendido" a Hillcoat, y por extensión a todo el equipo.  No lo entiendo. THE ROAD tiene, plano a plano, exactamente el mismo final que la novela.

- Lo mejor: se mire por donde se mire, es una gran película

- Lo peor: haberme leído antes el libro

  CABEZAS


 DYING BREED / Australia / 2008

Confieso que tengo especial predilección por el cine de género australiano, desde los primeros albores de Peter Weir en los setenta hasta las recientes pelis de Greg McLean (WOLF CREEK y ROGUE). Imagino que será ese enigmático exotismo que desprenden los alucinantes parajes naturales o su particular historia colonial quizás... el caso es que DYING BREED viene a engordar la lista, aunque su carne fílmica en esta ocasión es bastante magra y con poca sustancia. Precisamente, la peli de Jody Dwyer juega con los dos elementos que os comentaba, puesto que es un survival puro y duro en el que el habitual grupo de jovenzuelos  en celo sigue la pista del extinto Tigre de Tasmania, para toparse con la también habitual panda de rednecks que, casualmente, mantienen viva la leyenda de un tal Alexander Pearce, un famoso caníbal austral, recluso británico fugado para más señas, que ya inspiró aquella RAVENOUS hace unos años, trasladando la acción de Australia a las Montañas Rocosas de EEUU. Entretenida y rodada con ritmo y con brío, en especial en su grotesco tramo final, poco más se puede decir de este correcto survival de manual, sólo apto para amantes del género pero que no aporta absolutamente nada, ni en la forma ni en el fondo, a lo que ya hemos visto decenas de veces. Ya sabeis: personajes estultos que hacen cosas tontas, paisajes inhóspitos por doquier, mugre, mordiscos, dientes podridos, endogamia a paladas, tachanes sonoros y alguna que otra secuencia tensa para evitar el bostezo (la del túnel). Nada nuevo bajo el sol.

PD: la leyenda de Alexander Pierce y sus peculiares hábitos culinarios ha sido protagonista de otras dos recientes producciones australianas, VAN DIEMEN´S LAND, ganadora de una mención especial el año pasado en Sitges, próximamente en SESIÓN GOLFA, y LA ÚLTIMA CONFESIÓN DE ALEXANDER PIERCE, mediometraje histórico tembién inédito en estos lares.

- Lo mejor: no aburre

- Lo peor: la hemos visto cien veces

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 THE HUMAN CENTIPEDE / Holanda / 2009
Señoras y señores, se me agarren los machos porque el viaje va a ser vomitivo, digo, movidito. Triunfante en las sesiones golfas (¡of course!) del último Festival de Sitges, THE HUMAN CENTIPEDE viene a ser como el rebufo pestilente megafreak que uno espera como agua de mayo de vez en cuando, ese esputo fílmico capaz de  hacer arquear las cejas en ángulos inverosímiles a la vez que provoca el espasmo estomacal. Seguro que muchos ya habeis oído hablar de ella, a los que no, aquí va la sinopsis: dos actrices porno norteamericanas y un turista japonés son secuestrados por un cirujano alemán que, harto de separar siameses, se ha decidido a unirlos en una escatológica criatura, a la que pretende amaestrar cual cachorrito. ¿Unirlos? Pues sí amigos, en una ingeniosa cirugía ano-traqueal compuesta de tres piezas humanas, en la que la que ocupa el lugar central se lleva la peor parte. ¿Os vais haciendo una idea?... Sep, exactamente eso. Evidentemente, sólo un enfermo mental esquizoide puede tomarse en serio semejante argumento, pero lo mejor de la función es que NO ES UNA COMEDIA y NO ES UNA PELI GORE. Los que busquen aquí desbarre hemoglobínico ultragore, montaje espídico y humor demencial de cómic que se busquen cualquier caspa nipona tan de moda en estos tiempos. THE HUMAN CENTIPEDE tira por una consecuente frialdad en la puesta en escena y en la tonalidad general, acerada y quirúrgica, más propia de un David Cronenberg ochentero, o del sobrevalorado Michael Haneke rodando una de miedo. Tom Six no se anda con tonterías, y el viaje recoloca al espectador en una posición cada vez más incómoda (como sus desdichados protagonistas): de la tensión inicial, pasando por la angustia física rayando en la locura, para terminar con un puñetazo de brutalidad conceptual difícil de digerir. Y todo esto, repito, sin apenas una gota de sangre. Six juega con maestría sus dos principales bazas: la tremenda capacidad de sugestión de sus imágenes (que cuenta con la desaforada imaginación del respetable, incapaz de dejar de pensar en el sufrimiento bestial de los sujetos del experimento), y el personaje del mad doctor, sabiamente interpretado por Dieter Laser, un tipo desagradable, enloquecido y enigmático a un tiempo, que no baja el pistón ni medio minuto, siempre en su sitio, remedo de un Mengele contemporáneo, que además consigue rubricar, por puro delirio, las pocas secuencias  remotamente cómicas de la función, que aún resultan más dolorosas porque no sólo no dan un respiro al espectador, sino que logran incomodarle aún más. Pasaré por alto la lamentable, en todos los sentidos, actuación de la pareja de policías, la escenita de la confesión del japonés, bastante chusca, y cierta desgana formal en algunas secuencias, para centrarme en ESA SECUENCIA FINAL. Desde MARTYRS no he sufrido en mis carnes un epílogo más doloroso, bestial e inenarrable que el largo plano secuencia final de THE HUMAN CENTIPEDE, seguramente el más atroz imaginable para su protagonista, e insisto, sin que la sangre llegue al río en ningún momento. Como podeis imaginar, THE HUMAN CENTIPEDE no es plato para cualquier paladar pero, pese a sus numerosos defectos, pertenece a esa clase de cine de género provocador, insensato, incómodo, transgresor y bien construído que tanto echo de menos en demasiadas ocasiones. Recomendada para mentes juguetonas (en ayuno).

PD: Tom Six amenaza con THE HUMAN CENTIPEDE (FULL SEQUENCE), la secuela, para este mismo año...

- Lo mejor: su desbordante capacidad para jugar con la imaginación del espectador sólo mediante la sugerencia, lo que la hace aún más aterradora

- Lo peor: cierta cutrez formal en algunos momentos, y sobre todo que mucha gente se enfade tanto con ella y quiera untar en brea ardiente y arrojar por una colina a su director... sólo es una película, chicos

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 CARGO /Suiza / 2009
Tras unos cuantos días de intenso currele y otros de merecido descanso y relajo alejado de cualquier cosa con cables y electricidad estática, retomo el asunto con un buen batallón de reseñas para ponerme al día.  Trataré de ser breve, porque el cargamento está bien surtido. Comenzamos con CARGO, una insólita muestra de ciencia-ficción europea, realizada en un sitio tan extraño para el género como puede ser Suiza (¿?). Lo primero que llama la atención es su exquisita factura formal, tanto que es muy difícil de creer que esta película costase, como afirma su director debutante Ivan Engler, un mísero millón de euros (¿¿??). Os aseguro que, a nivel visual, juega en la misma división que cualquier producción con cuarenta veces más presupuesto. El nivel de detalle en los diseños y su completa funcionalidad, basada en los últimos proyectos espaciales (atención a la estación giratoria del principio) nos sumergen en un ambiente muy de hard sci-fi, ideal para los más fanáticos degustadores del género, una apuesta por el realismo espacial "en-un-futuro-no-tan-lejano" que arranca de manera harto enigmática, con un rollete calustrofóbico y oscuro muy prometedor, pero no os hagais ilusiones... CARGO aguanta el tirón poco más de media hora, porque en seguida, cuando el guión debería ir desgranando sus mejores bazas, uno ya tiene en el coco el maldito pensamiento recurrente tan habitual en la ciencia-ficción de los últimos años: "Joder, esto ya lo he visto". Y para más inri, se nos cuela en la película una de las historias de amor más tontas que un servidor ha sufrido recientemente, con alguna secuencia de vergüenza ajena.  Además, como casi cualquier película de género europea, excepto las locuras franchutes que de vez en cuando nos llegan por aquí, se confunde un ritmo lento (en ocasiones cansino) con un subtexto que pretende ser reflexivo, algo que acaba resultando un incordio cuando, repito, lo que nos están contando ya lo hemos visto unas cuantas veces. Quitadle a PANDORUM las cabriolas circenses y metedle con calzador el ritmo de SOLARIS, eso viene a ser CARGO. Recomendable como curiosidad para completistas de la ciencia-ficción más pura. Ivan Engler sabe manejar los resortes visuales del género, sólo le resta trabajar con un guión más interesante y trabajado, así que a la espera quedamos del que anuncia como su próximo proyecto, otra nueva muestra de género que, según afirma, "será un thriller basado en la Teoría de Cuerdas". Glups.

PD: por cierto, no confundir con el thriller homónimo dirigido en 2005 por Clive Gordon, una interesante coproducción anglo-española con Luis Tosar en el reparto, que transcurría íntegramente en un barco.


- Lo mejor: su cuidadísima factura técnica, asombrosa

- Lo peor: el desequilibrio brutal entre los efectos visuales y el diseño de producción y la historia que nos cuentan, demasiado derivativa y referencial


  CABEZAS