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ROBOCOP / EEUU / 2014
La fiebre remakeadora no remite, amigos, el expolio continúa. Siguiendo la consigna de los gerifaltes de los grandes estudios, que opinan que cada quince años hay que fabricar nuevas versiones porque la chavalería no consume cine anterior a su propia generación (¿?), el proyecto del nuevo ROBOCOP llevaba años dando tumbos por las oficinas. Incluso el bueno de Darren Aronofsky estuvo a punto de hincarle el diente y, vistos los resultados, hubiese sido bastante más estimulante. Es una pena que un tipo tan prestigioso como José Padilha (TROPA DE ÉLITE 1 y 2, ONIBUS 174) se haya dejado enfangar del todo por la industria, y que por ende este ROBOCOP 2014 no sea más que otro producto industrial de franquicia: sin color, sin sabor, sin sustancia, sin personalidad, sin alma. La supuesta "revisión" de la furiosa y cibernética hostia en la cara al capitalismo que fue la original de Paul Verhoeven es sometida a pulido y abrillantado, para que todo luzca mucho más aséptico y estilizado, envuelto por los oropeles del CGI desbocado. El lavado de cara es tan superficial que se lleva por delante la subversión, el sarcasmo y la mala leche del original, dejando a su paso una película que no ofrece novedad alguna salvo el espejismo de lo que está tratando de replicar. Esta "Robocopia", que ni en su rediseño ha acertado (el nuevo traje negro es espantoso, entre una hormiga y Iron Man), se limita a avanzar mecánicamente, intercalando con torpeza y forceps el tema de la identidad humana (versión "para niños") y tratando de sacar alguna sonrisa cómplice mediante una mala copia de los míticos anuncios e informativos de la original, que en 1987 eran ciencia-ficción y hoy el pan nuestro de cada día. Ni siquiera su climax final, tan enérgico y potente en la de Verhoeven, se salva de la quema, aquí plano y carente de cualquier tensión. Sí, hay alguna secuencia con una mínima entidad visual (aquella en la que Murphy, "desmontado", pide al científico que acabe con su sufrimiento), pero todo transcurre por los trillados caminos del blockbuster más aséptico, sin nada que aportar salvo una evidente ausencia de nervio y, oh sorpresa, una violencia maquillada para que no moleste a nadie. De entre todos los remakes de grandes y pequeñas películas ochenteras, ROBOCOP es de los más inanes e inútiles.

- Lo mejor: no llega a aburrir del todo

- Lo peor: tiene tanta personalidad, intensidad y sabor como el café de un Starbucks

CABEZAS

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