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PAIN & GAIN / EEUU / 2013
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. No soy de los que despotrican como energúmenos de Michael Bay tampoco, sencillamente paso. Me quedé en TRANSFORMERS (parte uno) y gracias. Toda su carrera, con la excepción (a ratos) de LA ROCA, es pura grasaza veraniega de la mala. PEARL HARBOR es capaz de taponarte las arterias de por vida. Pero este verano se estrena, casi de incógnito, PAIN & GAIN (DOLOR Y DINERO en España), y no sé por qué, me la veo. Y para mi sorpresa, a la media hora estoy, ahora sí, disfrutando como un energúmeno. En esta ocasión el amigo Bay no deja de plasmar su "sello" personal (esos ralentís, esos movimientos circulares-mareantes de cámara, ese ritmo videoclipero), pero de un modo más mesurado y, ¡oh sorpresa!, muy entretenido y funcional. PAIN & GAIN es su película, de largo, menos aparatosa, más pequeña. Con el temible epígrafe de "basada en hechos reales" uno se puede esperar lo peor, pero que no cunda el pánicoNi dramón ni biopic ni nada parecido. El amigo Bay y sus guionistas tienen la inteligencia de construir una película que es, en esencia, una comedia bufa se mire por donde se mire. Aunque en su promoción la vendieran como una de acción y testosterona sin más (el poster es para quemarlo en la plaza pública), PAIN & GAIN va creciendo hasta despuntar como un "¡zas, en toda la boca!" a ese patrioterismo yanqui que es estúpido de nacimiento, esa majadería que llamaron el "american way of life". En esta película sólo pasean tipos y tipas realmente estúpidos (con la excepción del personaje del gran Ed Harris), con cierto aire a los Coen en su particular concepción de ese terreno común que comparten la comedia y el thriller moderno, aunque en este caso la ridiculez humana y las consecuencias que provoca impiden cualquier posible identificación. Sainete satírico pues que cuenta una historia real a ratos realmente increíble (tanto que en cierto momento delirante Bay mete un rótulo asegurando que "sigue siendo una historia verdadera") y que cuenta, además, con un trío protagonista que funciona como un engranaje perfecto: Mark Wahlberg, un tipo al que no profeso ninguna devoción, convenientemente mazado para la ocasión, cumple de sobra con su tontísimo personaje, espoleta que desencadena toda la absurda acción con sus idiotas decisiones, pero el que se lleva la palma es Dwayne Johnson, que aquí (aunque ya lo sospechábamos) se consolida como un excelente actor de comedia a pesar (o gracias a) su anabolizado cuerpo. El (idiota) personaje que interpreta, un ex-presidiario cristiano renacido que no se acaba de decidir entre su amor por Jesús o por la cocaína es uno de los hallazgos de esta sorprendente película. Sin duda, PAIN & GAIN es uno de los pocos blockbusters salvables de este verano, una de las mejores comedias en lo que llevamos de año y, de largo, la mejor película de Michael Bay para un servidor. Quién me lo iba a decir...

- Lo mejor: que resulte una brillante sátira sobre las consecuencias de la estupidez, comandada por un terceto protagonista inmenso, en todos los sentidos

- Lo peor: un tercio final muy atropellado en el que pasan demasiadas cosas y demasiado rápido

  CABEZAS


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