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ANTIVIRAL / Canadá / 2012
Un futuro cercano. Corporaciones médicas con estancias en blanco aséptico. Planos estáticos con puntuales desenfoques. Mucho silencio y frialdad expositiva. Agujas hipodérmicas por doquier. Máquinas mutantes. La enfermedad como mercancía. El cuerpo humano como origen del terror. Si a cualquier cinéfilo le ponen encima de la mesa estos parámetros, como el perro de Paulov salivará y la respuesta será unánime: David Cronenberg. Los genes son puñeteros, pero la voluntad artística debería ser una elección. Para bien y para mal, ANTIVIRAL, la ópera prima de Brandon Cronenberg, está ligada a la obra de su padre. Quizás sea algo injusto, pero es imposible sustraerse de esa influencia frente al moroso, estilizado y frío universo que Cronenberg Jr. nos propone por decisión propia. Película de combustión lenta y cadencia que quiere ser hipnótica, ANTIVIRAL parte de una idea tan brillante como perturbadora: en una sociedad vacía las enfermedades de los famosos se convierten en mercancía, inyectarse sus virus una forma de simbiosis con las celebrities, y comer filetes de VIPS genéticamente tratados lo último en gastronomía. Syd trabaja para una de estas empresas, pero en sus ratos libres testea los virus que vende en su propio cuerpo, como un yonqui de la enfermedad, hasta que su obsesión por una de esas celebridades le llevará demasiado lejos... ANTIVIRAL no es una película de fácil digestión y tiene el peligro de que su hermosa estética y sus abundantes silencios existenciales funcionen como un somnífero. Conectar con su enchufe conceptual es la premisa básica para poder valorar (y disfrutar) esta extraña película que, además de la indiscutible mano de Brandon para crear una personal y potente plástica audiovisual, descansa sobre los frágiles hombros de Caleb Landry Jones, que desarrolla un trabajo sensacional a partir de su peculiar físico en esta kafkiana historia. A pesar de sus arritmias, sus pretensiones exageradamente artys, y la inevitable y odiosa comparación con su señor padre, ANTIVIRAL es un debut en el largo que ya quisieran muchos. De esas que te van minando las neuronas poco a poco y te acaban dejando mal cuerpo, cual supuraciones de un sistema capitalista enfermo. Ahora queda la prueba de fuego: certificar si con su segunda película tendremos dos Cronenbergs a los que seguir. Estaremos atentos, Brandon.

- Lo mejor: su brillante y enfermiza idea central y la indiscutible habilidad de Brandon para crear imágenes personales, aunque el conjunto sea un ejercicio de mímesis hacia la obra de su padre

- Lo peor: un tramo medio excesivamente moroso y petrificado, en el que la trama se congela y la película se niega a avanzar mientras Brandon, cual onanista, se recrea en la propia potencia de sus imágenes

  CABEZAS




3 vituperios:

tokig dijo...

Totalmente de acuerdo con la resena, es un filme con una gran idea, por momentos atrapante pero en otros flojos de ritmo.

Karba, pasando a otro tema te quería preguntar si te gustaría participar en una revista digital de cine gratuita que sacamos desde Colombia, llamada 24 Cuadros por Segundo. Te leo desde hace mucho tiempo y me gusta tu forma de escribir y sería genial contar con tu escritura en la revista. Si te interesa escribenos a veinticuatrocuadrosporsegundo@gmail.com, o a mi blog thedevilridesout.blogspot.com

Saludos y sigue con el buen trabajo,
tokig (Harveth Gil)

Karba dijo...

Muy agradecido por tus palabras y por la propuesta tokig. En breve me pongo en contacto contigo y lo comentamos. Gracias.

Anónimo dijo...

El truño pseudo indie del año. Cutre, aburrida, un angañabobos.