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Para ir encarando el final de esta semana y equilibrar un poco tanta santidad, recogimiento y olor a incienso, tres de apocalipsis en formato trailer, cortesía de demonios trotones, zombies plusmarquistas y robots y monstruos gigantes dándose hostias, respectivamente. Si el otro día hablábamos de lo que podría ser un anti-hype a costa de ENTER NOWHERE, ahora toca encarar el último avance del que ya es, de largo, el gran hype de la temporada: el remake de EVIL DEAD (POSESIÓN INFERNAL). Su inteligente campaña de promoción y los sucesivos teasers han logrado el objetivo: que sean los fans del género los que publiciten con entusiasmo desmesurado la película, incluso aquellos que aún no la han visto (la mayoría), excitados ante el que ya consideran "el mejor remake de la historia" incluso "superior al original de Sam Raimi". Por mi parte, he pasado de la indiferencia total por el proyecto a un más que notable interés, sobre todo a raíz del pringoso y enervante trailer que os pongo a continuación.




Un apocalipsis zombie siempre es la mar de vistoso, pero con WORLD WAR Z quieren marcar la diferencia y atraer en pleno a todo el público potencial de un blockbuster veraniego, con Brad Pitt a la cabeza. Aunque los amantes del best seller que adapta están que trinan por los habituales "cambios en el guión", no sé qué pensar de lo que nos han mostrado hasta ahora: por un lado la película puede tener cierto interés por su sesgo sociológico a gran escala, pero por otro, los zombies actuando como una marea de termitas destructoras no me acaba de convencer. Veremos...




Y la competencia directa para la anterior será PACIFIC RIM, lo nuevo de Guillermo del Toro desde HELLBOY 2 y tras su fracaso a la hora de levantar AT THE MOUNTAINS OF MADNESS. Nunca he sido un gran seguidor de las pelis de monstruos gigantes, al contrario que el bueno de Guillermo, que parece que se ha permitido el capricho más caro de su vida. Promete imágenes nunca vistas y espectáculo a lo bestia, la duda es si será capaz de ofrecernos algo más. Pasad felices y carnales días, amigos y amigas.



ENTER NOWHERE/EEUU/2011
De vez en cuando y por sorpresa aparecen películas tan modestas y estimulantes como ENTER NOWHERE, o lo que podríamos llamar un anti-hype: nadie habla de ella, no tiene (a priori) ningún interés específico e, indefectiblemente, desaparecen como una gota en la marea audiovisual del olvido, a lo que ayuda un poster promocional especialmente poco inspirado para llamar la atención. Una pena y una injusticia que algo así ocurra con la opera prima del desconocido Jack Heller, que con los mínimos elementos se monta una más que interesante propuesta de ciencia-ficción "de concepto", uno de esos casos en los que lo mejor es no saber nada cuando uno se enfrenta a ella, así que id a buscarla y dejad de leer ahora mismo... Para los que seguís por aquí, os comento, controlando la lengua, que ENTER NOWHERE será una delicia para cualquier aficionado a un buen episodio de TWILIGHT ZONE o similar. Sin rodeos ni molestas introducciones ni bla-bla estéril, la peliculita de Heller va al grano y coloca en (kafkiana) situación a tres personajes desconocidos entre sí en una minúscula cabaña en medio de un bosque. Sí amigos, otra cabaña en medio del bosque, pero que nadie salga corriendo todavía. Aunque el bueno de Heller juguetea con los resortes del terror más estándar en los primeros compases, en seguida la película se muestra como un entretenidísimo rompecabezas conceptual inmerso en el fantastique más puro, en el que la concatenación de ideas jugosas es lo que vertebra la función, dejando pistas aquí y allá para que el espectador haga juego con sus apuestas. Cine pues de paupérrimo presupuesto pero con el suficiente oficio formal para que nunca se haga repetitiva ni tediosa, cuyo pilar fundamental es ESE ingenioso guión, obra de dos  reputados cortometrajistas (Shawn Christensen y Jason Dolan), y unas más que correctas interpretaciones (a destacar, para bien, a la pizpireta Sara Paxton, que se llevó THE INNKEEPERS de calle ella solita; y por el chungo al guaperas de Scott Eastwood, hijo de Clint, que no duda en robar algunos mohines a papá). Thriller psicológico, ciencia-ficción de ideas en vena y satisfactoria resolución, poco más se puede pedir para este humilde y efectivo viaje a ninguna parte.

- Lo mejor: su perfectamente estructurado y hasta sorpresivo guión, que mantiene la atención en todo momento y, lo que es más importante, evita que el espectador se adelante demasiado a los acontecimientos

- Lo peor: su limitado empaque visual, los paupérrimos efectos digitales (escasos) y la inexpresividad surfera de Scott Eastwood

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AMERICAN MARY /Canadá / 2012
De las hermanas gemelas creadoras de DEAD HOOKER IN A TRUNK llega... AMERICAN MARY, uno de los pelotazos de Sitges 2012. Hum, veamos: estudiante apocada de medicina se suelta la melena y desbarra con cirugía "creativa", más por devoción que por obligación. Su poster oficial parece que ofrece el delirio habitual de hemoglobina y caspa a toneladas, mucho gore y poco seso. Las apariencias engañan, amigos. AMERICAN MARY es una de las propuestas más inclasificables, fascinantes, ensimismadas y desconcertantes del año pasado, una película de terror más psicológico que explícito cuya base se asienta en un humor negro-negrísimo, soterrado y subterráneo, que vertebra toda la peli de principio a fin. Una historia centrada en las técnicas de modificación corporal, toda una subcultura todavía underground, muy cercana a las movidas de performances extremas y automutilación, pero también un hermoso relato (en su retorcimiento, pero también en su honestidad) sobre las extraños senderos que conducen a la realización personal. Como decía, con semejante material de partida, la cosa se podría haber quedado en un divertimento repugnoide de usar y tirar, justo lo que las Soska Sister consiguen evitar. Por un lado por su apabullante elegancia visual y especial sensibilidad a la hora de sugerir por la vía malsano-poética (esto podría haber sido un ultragore nipón, y no puede estar más lejos), como en la planificación de las operaciones de Mary, tratadas con una sensibilidad arrebatadora, y por otro por el sentido respeto que manifiestan ante sus criaturas, que fácilmente podrían haber caído en el esperpento total, y os aseguro que las hay de todo tipo. Las Soska Sister apuntalan el relato convirtiendo a sus personajes en seres confusos, perdidos, contradictorios, pero siempre con motivaciones honestas, a la vez que trufan la película con un militante feminismo hardcore tan gratificante como insólito, personificado en la propia Mary, un personaje antológico interpretado con genio (y figura) por Katherine IsabelleAMERICAN MARY es brillante, transgresora, gótica, carismática y con mala leche, no apta para todos los paladares, lo mismo que sus creadoras, una pareja de cineastas a las que hay que seguir muy de cerca. Bravo por ellas.

Las Soska Sisters, en su cameo en la película

- Lo mejor: su estilazo, valentía y personalidad para marcar la diferencia

- Lo peor: desajustes de ritmo y algunos momentos onanistas algo gratuitos y excesivamente videocliperos

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INVASOR / España / 2012
Ayer se cumplieron diez años de la famosa fotografía de esos tres criminales impunes, vanagloriándose de haber inventado una guerra basada en una sarta de mentiras, uno de los más infames episodios de la política internacional de los últimos tiempos. Ayer el periódico El País publicó un vídeo datado en 2004 en el que, supuestamente, seis militares españoles dan una paliza a dos iraquíes indefensos en una celda. Por primera vez, el ejército español se ve pringado por la sospecha de estas repugnantes prácticas de abuso de poder y humillación. Daniel Calparsoro estrenó el año pasado INVASOR, película inmediatamente tachada de demagógica, maniquea e inverosímil. Buen momento para reivindicarla con cierta rabia, amigos. Para empezar, pone los pelos de punta la serie de coincidencias de la trama con la espeluznante noticia. Calparsoro teje con brío una película con formas de vibrante thriller en un contexto bélico, donde los horrores y el absurdo de la guerra y los subterfugios del estado para esconder atrocidades configuran la maraña contra la que su protagonista, un médico militar con problema de conciencia, tiene que luchar. INVASOR, en el fondo, trata sobre un terrible dilema ético, sobre las cloacas del estado y sobre los mecanismos de poder. Huyendo del discurso demasiado explícito, Daniel Calparsoro agarra por las solapas el ritmo trepidante de thrillers en la vena de la saga BOURNE con un tono global que la acerca muy mucho al cine de denuncia setentero, puntuado con magníficas secuencias de acción (nadie rueda persecuciones en este país como el señor Calparsoro) y una resolución desoladora. Usando los resortes del género con presteza (aunque a veces se le va la mano: no es creíble que el estado utilice matones a sueldo de una forma tan abierta), Daniel demuestra tanta maestría en la dirección como desidia con sus actores, de los que, con la honrosa excepción del gran Karra Elejalde, no es capaz de sacar todo el partido que debiera (Antonio de la Torre está sorprendentemente mal). Así pues, reivindicación para Daniel Calparsoro, un cineasta de raza diluido en el mundo de los telefilmes pero, en la práctica, uno de los pocos (junto con Enrique Urbizu) con los arrestos necesarios para hacer este tipo de cine por estos lares, ese que sabe sacar la mierda a la superficie mediante potentes muestras de cine de género. A la espera pues del estreno en abril de COMBUSTIÓN, su nueva peli de ¡carreras de coches!, y de THE COLD, ese misterioso proyecto internacional que lo acerca a las orillas del fantastique y del que poco más se sabe...

- Lo mejor: la enérgica, elegante y vibrante dirección de Calparsoro, su valentía por levantar un proyecto así, y el trabajo de Karra Elejalde, capaz de sacar petroleo de su prototípico papel

- Lo peor: algunos diálogos muy forzados y un elenco que no está a la altura de sus capacidades

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HOUSE AT THE END OF THE STREET
EEUU / 2012
Elisabeth Shue y Jennifer Lawrence son madre e hija que rivalizan en vaqueros y ponen a prueba la elasticidad del algodón de ajustadas camisetas de tirantes. Acaban de mudarse a un pueblo, donde semejante par de ternascas no pasan desapercibidas para la variopinta fauna. Pero ellas son  valientes y arrojadas, y pasan mucho de que en la casa de al lado se haya cometido un doble parricidio. Así las cosas, entre idas y venidas, baladas pop en el granero, traumitas del pasado y flashbacks de colorines, la hija se enamora del rarito del pueblo, que para más inri es el hermano de la asesina, y que ahora vive solo, lánguido y poético en la HOUSE AT THE END OF THE STREET. Ella defiende al acosado chaval de los embrutecidos maromos rurales, que no se sabe muy bien por qué le tienen tanta inquina al encantador rubito... Ah, será porque es un peligroso psicópata que acostumbra a encadenar en el sótano a mujeres raptadas que hace pasar por una hermana pequeña que nunca existió, porque el verdadero asesino de su familia es él. Y el sheriff, su cómplice. Vale. Agarremos pues sogas y antorchas, marchemos a la plaza del pueblo... Caliente aún el oscar de la rolliza Jennifer Lawrence, sufriendo películas como esta, tan vacua, fofa y retrógada, uno no deja de pensar el abismo que la separa, aún supuestamente jugando en la misma liga, de joyas como THE TALL MAN, por poner sólo un ejemplo. Cine vacío, conservador, plano y sin sustancia, que esconde al tierno espectador cualquier atisbo de sordidez, y se esfuerza por limar las posibles aristas que esta historia pudiera tener, para no molestar demasiado, y que además tiene ínfulas de manual de autoayuda, uf. El tal Mark Tonderai demuestra competencia tras la cámara y quiere ser el más cool, pero a la postre su película se deglute, se excreta y se olvida con la misma facilidad. Cine de miedito (¡uh!) fórmula MTV para fans de Justin Bieber. Y encima con la desfachatez de sablear el último plano de PSICOSIS por la cara. ¡Bah!

- Lo mejor: no acaba de aburrir del todo... y Elisabeth Shue

- Lo peor: es pura fórmula, inofensiva y rancia hasta la médula

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HITCHCOCK / EEUU / 2012
Advertencia: si alguno esperaba el biopic definitivo de uno de los más grandes genios del cine puede seguir esperando.  Y es que Sacha Gervasi es un tipo peculiar. Director de uno de los mejores rockumentarys de la historia, el magistral ANVIL!, ahora tira la casa por la ventana para ofrecernos lo que es, en el fondo, una película bien raruna. Gervasi se aleja todo lo que puede del biopic al uso, concentrando su personal visión sobre el maestro del suspense durante la creación de PSICOSIS, pero aportando un enfoque bastante inusual que aromatiza la película con ingredientes fuera de la norma. Destellos de comedia que a ratos casi rozan la parodia (el gran Anthony Hopkins clava el acento del orondo inglés, pero su caracterización funciona con altibajos: en ocasiones estamos viendo a Hitchcock, pero otras un skecth de las Celebrities de Muchachada Nui...), que tiene su culmen en la delirante escena del rodaje de la célebre secuencia de la ducha. Momentos metacinematográficos que son puro hallazgo (el prólogo y el epílogo, jeje). Arrebatos psicoanalíticos que tratan de unir la retorcida psique de Alfred con la de Ed Gein, su modelo psicópata para Norman Bates (¡el propio Ed llega a sentar a Hitch en un diván!). Utilización a discreción de las diversas leyendas negras del maestro, como su obsesión compulsiva por las rubias macizas y su marcada querencia a empinar el codo. Y, sobre todo, el fundamental papel que Gervasi otorga a Alma (estupendísima Helen Mirren), la pareja sentimental y profesional de Hitch durante toda su vida, una curiosa relación que es el verdadero corazón de la película, a la postre una reivindicación sincera de su figura y su trabajo, siempre oculto bajo la alargada sombra de su marido. Con todo esto sobre la mesa, HITCHCOCK resulta una peli peculiar, hasta cierto punto arriesgada, que se aleja todo lo que puede de la gravedad y el drama y que opta en su lugar por un delicioso tono ligero y lo suficientemente excéntrico como para que se nos pase en un suspiro. Una visión personal (aunque también superficial, ojo) sobre una leyenda del cine que no pretende, ni mucho menos, sentar cátedra, sólo entretener, que no es poco.

- Lo mejor: la estimulante mezcla de elementos tan dispares y su tono distendido, ligero y socarrón

- Lo peor: en el fondo no profundiza en casi nada de lo que cuenta

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EL CALLEJÓN/España/2011
Hay asuntos que no se entienden. Casi dos años han tardado en estrenar en salas EL CALLEJÓN, de tapadillo, sin promoción de ningún tipo por parte de Antena 3, su principal valedora y "hogar" de su televisiva estrella, la jamona Ana de Armas. Si Tele 5 fundió las retinas del respetable con la campaña de LO IMPOSIBLE y antes con la abominable XP3D, por poner sólo dos ejemplos, insisto, no entiendo como dejan morir así una película que, presupongo, tiene el gancho efímero de su protagonista para toda la muchachada adicta a las teleseries. Cierto, al debut en el largo del crítico Antonio Trashorras le cayeron palos por doquier en Sitges 2011, ¿y qué?... EL CALLEJÓN es una película que pide a gritos la complicidad del espectador desde el minuto uno, sobre todo para no salir corriendo después de su preludio seriote-inquietante seguido de esos delirantes créditos de colores estroboscópicos. Y es que el bueno de Trashorras, en el fondo un fan-boy al que le tira los casposo (con todo el respeto, oiga), se monta un tingladillo minimalista que pretende cocinar en un mismo guiso todo lo que le apasiona, pero a lo bruto y sin leer la receta. Película de acoso y derribo en lugar aislado con psicópata (s) aderezada con pinceladas psicológicas, amaneradas formas de giallo y forzada voluntad de estilo, pretendido subtexto social (¿?) y que, finalmente, da un giro gargantuesco hacia el fantastique más honesto y radical, todo ello en sus ajustados 75 minutos. Obvio: se necesitan muchas tablas para que semejante potaje conceptual funcione, y EL CALLEJÓN la pifia en lo global, pero ojo, es una de esas películas fallidas que esconden momentos de genio y, esto es lo más importante, a un cineasta con brío que asoma el hocico. Si en su primera media hora la cosa funciona bien, y el ojo de Trashorras para la puesta en escena y las texturas visuales llaman la atención, en cuanto el asesino desaparece y Ana se queda sola en la lavandería, la película se momifica con sus propias armas (je, chiste malo), incapaz de avanzar con un mínimo ritmo, Antonio se pone estupendo y nos obsequia con minutos de metraje fofo (¿para qué ese sueño tan cutre y ese largo flashback gótico-yeyé?), confesando que, en realidad, esto es un cortometraje estirado. Así que su delirante conclusión, que tira por la borda cualquier atisbo de coherencia, resulta incluso regocijante en su delirio de latex ochentero. Muy lejos de resultar una película redonda, pero también lejos de ser la bazofia con la que la han etiquetado, EL CALLEJÓN, como mínimo, es una rara avis inclasificable, digna de echarle un vistazo.

- Lo mejor: la puesta en escena y el hermoso tratamiento cromático de la película, que una y otra vez rinden pleitesía al giallo como forma de estilo

- Lo peor: demasiados ingredientes para este guisote, al que no ayudan las muy ajustadas interpretaciones de todo el reparto, sobre todo por una Ana de Armas que se esfuerza, pero que a ratos no llega

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