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 LA SOMBRA PROHIBIDA / España / 2011
Me da cosica enfrentarme a un comentario de LA SOMBRA PROHIBIDA: LA HERENCIA VALDEMAR II. Entendedme: es muy fácil destrozar sin misericordia esta película, ser cruel, aquello de "seré sincero, y por lo tanto hiriente", porque LA SOMBRA PROHIBIDA, segunda parte (que no secuela) de LA HERENCIA VALDEMAR, es un fracaso absoluto y completo desde cualquier punto de vista. Vaya por delante que aprecio el amor por el género que Jose Luis Alemán ha demostrado con su díptico pseudo-lovecraftiano, y el esfuerzo de producción que ha tenido que suponer levantar este proyecto en este país, pero aquí se acaban los halagos. Esta película es un horror cinematográfico, por momentos realmente irritable, difícil de creer. Si la primera era mala, aunque a ratos se podía soportar con cierto cariño, su continuación directa se hunde en el fango del ridículo cuando precisamente tenía que remontar el vuelo y ofrecer un climax a todo el tinglado ocultista más o menos funcional, porque al menos había un buen trabajo técnico sobre el que soportarlo. Pues ni eso. LA SOMBRA PROHIBIDA tiene las mismas carencias y defectos que su predecesora pero mutiplicados por diez: un guión torpe, arbitrario y mal construido, coronado por los diálogos más pueriles y estúpidos que he escuchado en años (poned la cinta en cualquier punto al azar y escuchad, escuchad...), Alemán, ¿por qué no delegaste este trabajo en un profesional?; ausencia total de suspense, intriga o progresión dramática que justifiquen un poco lo que estamos sufriendo como espectador, y por tanto de ritmo secuencial (esas eternas discusiones entre los protagonistas, uf, esa interminable y absurda escena final, bla, bla, bla...); nula dirección de actores, más perdidos que un pulpo en un garaje, que nos obsequian con una galería de interpretaciones inenarrables, y esta vez sin excepciones, pues hasta la habitualmente solvente Silvia Abascal está sobreactuadísima, por no hablar del ridículo espantoso de Eusebio Poncela con ese pelucón blanco de sectario de bolsilibro de segunda, o a Oscar Jaenada empeñado en invocar al Primordial al grito de "Chuntú" (recordemos que este tío tiene un Goya). ¿Terror cósmico, misterios insondables, atmósferas ominosas, viajes sin retorno a la locura? Sobra decir que cualquier conexión con el universo creativo de Lovecraft es puramente epidérmica, superficial, a pesar de que el propio genio de Providence aparezca como personaje en una lamentable secuencia que provoca más vergüenza que risa (ese doblaje con acento... ¿espacial?). Y entonces llega, señores, el cacareado climax final del ritual y la anunciadísima aparición de Cthulhu en pantalla (que vendieron como la primera, aunque eso es incorrecto): pues bien, entre que los sectarios de turno parecen oligofrénicos lobotomizados en un guateque vintage que no saben diferenciar una muñeca de Famosa de un bebé real, que la deidad tentacular ha encogido y viene directa de hacer pesas en R´lyeh y que las secuencias de acción parece que las ha rodado Ozores, la cosa se queda en un coitus interruptus mortal de necesidad. En fin, un tristísimo colofón para esta mini-saga que nació de una idea atractiva y valiente pero que no ha conseguido, ni de lejos, siquiera rozar lo que pretendía. Qué bajón.

- Lo mejor: los matte paintings y algunos efectos

- Lo peor: ¿qué ha hecho Lovecraft para merecer esto?

  CABEZAS

2 vituperios:

Unknown dijo...

Ni me atreví con esta con la primera parte tan nefasta que osaron hacer.

Cthulhu dijo...

Me sentí muy, pero que muy ofendido... Tanto que me comí a todo el reparto...