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EQUINOX / EEUU / 1967-1969
Inenarrable como pocas, EQUINOX es una serie Z ignota hasta hace poco, una auténtica rareza mundial que la prestigiosa distribuidora Criterion recientemente desempolvó del más pestilente sótano y... vaya tela amigos. A primera vista, sobre todo si estás completamente ebrio, la mejor manera de ver esta película,  EQUINOX no destaca en nada de otros efluvios tóxicos de la época (hablamos de mediados de los 60), pero garantiza risas y eructos por doquier. Cuando se junta un alarmante amateurismo (siendo buenos), por no hablar de total incompetencia (siendo realistas), con ideas delirantes y una total falta de vergüenza, suele dar resultados como este, a saber: al terminar los créditos, bastante potables, el título de la peli nos ataca con efectos estroboscópicos. Si logramos evitar el ataque de epilepsia, ya no hay vuelta atrás, pues un tipo con tupé y calcetines blancos corre aterrorizado por un bosque más bien poco frondoso hasta ser rescatado. Ya en el frenopático, en una celda acolchada, dice incongruencias a cerca de Satán, un libro maldito y el Mal con mayúsculas, mientras los psiquiatras le someten a un incomprensible experimento con un muro rojo o yo que sé. Más calmado, el macarra con tupé cuenta su historia, que es un largo flashback en el que averiguamos que: 1. Es geólogo, lo que le capacita automáticamente para traducir latín y tener conocimientos de enfermería. 2. Su profesor ha perdido la chaveta en un bosque a causa de un libro satánico, y ha grabado sus conclusiones de parvulario en cinta magnetofónica 3. Como hace buen dia, nada mejor que irse de picnic al susodicho bosque acompañado de dos mancebas, un colega graciosillo y unas alitas de pollo.

 De picnic con calcetines blancos

Como son curiosos por naturaleza, dan una vuelta diciendo sandeces en la que descubren que: 1. En el bosque hay un castillo 2. Bajo el castillo una cueva en la que habita un anciano retardado junto con un esqueleto y el dichoso libro ominoso, que amablemente les entrega entre risas esquizoides. Tras una persecución completamente a oscuras (hablo de negro total), ideal para rellenar metraje sin coste presupuestario, se topan con una especie de guarda forestal de nombre Asmodeus y expresión de querer destruir el mundo. Ninguno de los universitarios repara en sus connotaciones diabólicas hasta que dicho individuo intenta ¿violar? a una de las rubias mediante un extraño proceso hipnótico con  antinaturales gestos con la boca. La chavala olvida el percance (¿?), pues el del tupé está enfrascado leyendo el libro, página a página...

Asmodeus en plena faena

 El Necronomipop

Cinco minutos después de tan apasionante secuencia, anticipando inenarrables terrores que se avecinan, su colega le espeta "¡Vaya coñazo!" (literal) y se larga. El del tupé, que es el más despierto, decide fabricar símbolos paganos con ramitas de abedul para protegerse, mientras las chicas sólo piensan en disfrutar de los filetes empanados. Craso error. Tras una aparición por sorpresa del profesor detrás de un seto y una breve persecución tras la que se golpea la cabeza con una piedra y su cadáver desaparece, al igual que el castillo, los horrores del Averno se abren paso a esta dimensión, demandando recuperar el libro. A partir de aquí, los jovenzuelos deben luchar por sus vidas, encarando, por este orden, a un pulpo gigante multicolor, a un gorila gigante con patillas, a un pitufo neanderthal gigante envuelto en una alfombra  y, finalmente, luchar contra el mismísimo Asmodeus, ahora reconvertido en un diablo rojo de plastilina con alas. Antes de la confrontación definitiva, el del tupé y el graciosillo consiguen penetrar al Otro Lado, que más bien parece el Mismo Lado pero con un filtro sepia, con tan mala suerte que el graciosillo es poseído por el espíritu de Asmodeus (cosa que sabemos por las ojeras pintadas y los absurdos gestos de la boca). La rubia maciza sufre el mismo y funesto destino antes de tirarle de los pelos a su amiga. Todos mueren, incluído Asmodeus, que en un vuelo rasante se estrella contra una cruz de piedra él solo, y el del tupé huye por el bosque, enajenado, en la misma secuencia inicial plano por plano, ideal para llegar a los 80 minutos con el mínimo gasto. De regreso al frenopático, un malvado doctor le quita la protección de una cruz al muchacho, que desespera porque intuye que vienen a por él. Efectivamente, la maciza se acerca lentamente a las puertas del hospital mientras aparece un The End entre interrogaciones.

 La cuchipandi al completo, antes de ser escabechada

Visto así, no le recomendaría la película ni a mi peor enemigo, pero a veces las apariencias engañan:  por alguna razón EQUINOX engancha desde el principio, tiene algunas cosas visuales sorprendentes (cámara en mano con encuadres imposibles y grandes angulares), destila encanto naif por los cuatro costados (esas animaciones en stop-motion imitando al gran Harryhausen, pero con Parkinson) y, ante todo, algo que es imposible obviar: que Sam Raimi se empapó de esta película en su infancia y es un referente clarísimo para esa obra maestra que fue EVIL DEAD, con algunos planos, secuencias e ideas literalmente calcadas de este demencial subproducto escondido, Necronomicón incluído. Ya lo dijo el propio Raimi cuando le preguntaron por la esencia del séptimo arte: "el cine sale de debajo de las piedras". Para el que se atreva, la teneis disponible por cortesía de los siempre atentos chicos de cultmoviez. Ya me direis, jejeje.

- Lo mejor: los parecidos razonables con la famosa peli de Raimi, y el cachondeo generalizado que provoca

- Lo peor: ¡me encanta!

CABEZAS
Soy incapaz de puntuar esto. Ni un ocho ni un dos le harían justicia.

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