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THE TENANT (LE LOCATAIRE) / Francia-EEUU / 1976
Director: Roman Polanski
Guión: Gérard Brach / Roman Polanski, basándose en la novela de Roland Topor
Productores: Hercules Bellville / Andrew Braunsberg / Alain Sarde
Fotografía: Sven Nykvist
Música: Philippe Sarde
Montaje: Françoise Bonnot
Decorados: Kathryn Holliday
Vestuario: Jacques Schmidt
Efectos visuales: Jean Fouchet
Cast: Roman Polanski (Trelkovsky), Isabelle Adjani (Stella), Melvyn Douglas (Monsieur Zy), Jo Van Fleet (Madame Dioz), Bernard Fresson (Scope), Lila Kedrova (Madame Gaderian)




Aprovechando que tengo el otro computador renderizando, Sesión Golfa inaugura la sección "De Culto" con la muy inquietante EL QUIMÉRICO INQUILINO (THE TENANT), dirigida por Roman Polanksi en 1976, quizás la peor elección para una mañana otoñal tan apacible, luminosa y sosegada como esta.


THE TENANT es una de las obras más escondidas y menos populares de Polanski, pero también una de las más curiosas y viscerales de toda su filmografía, sin duda. Escrito a cuatro manos junto con su amigo y colaborador habitual Gérard Brach, coguionista también de REPULSIÓN, EL BAILE DE LOS VAMPIROS o CUL-DE-SAC, además de escritor de la modélica adaptación de EL NOMBRE DE LA ROSA y de joyas kamikazes como BLUEBERRY, el origen de THE TENANT está en la novela homónima del francotirador de las letras y dibujante Roland Topor, uno de los fundadores del llamado Movimiento Pánico, junto con Fernando Arrabal y el sr. Alejandro Jodorowski, nada menos. Lo que viene a llamarse una panda de energúmenos, con todo el cariño, que adoptan su apelativo no por la reacción que muchos han sufrido frente a sus obras artísticas sino como homenaje al dios Pan, que se manifiesta en sus obras a través de tres principios básicos: terror, humor y simultaneidad. Terror, humor y simultaneidad. No se me ocurren tres mejores palabras para tratar de definir un poco lo que es THE TENANT, aunque yo propongo otras cuatro: amor por el cine.



París, mediados de los 70. No el París luminoso y turístico habitual (poco hay aquí de la "ciudad de la luz" más estandarizada, a pesar de ese obsesivo y cíclico plano a las orillas del Sena con la Eiffel de fondo), sino su reverso oxidado y vetusto, algo suburbial, de barrio casi decimonónico y ambiente vagamente bohemio, texturas que el director volvería a visitar en la estupenda FRENÉTICO. En ese ambiente se mueve (lentamente) el bueno de Trelkovski, ciudadano polaco aunque con nacionalidad francesa (detalle que tendrá que repetir ante el acoso que deriva de su apellido) recién llegado a la ciudad en busca de una guarida. Viejo edificio regentado por una variopinta fauna vecinal, una habitación libre, un secreto y estrictas normas de convivencia. Una misteriosa (y deseable) mujer que aparece y desaparece. Y la constante presencia de madame Choule, la anterior inquilina del apartamento, que se suicidó tirándose por la ventana al patio interior sin que nadie pudiera encontrar una mínima motivación a tan radical conducta.




Para empezar, resulta sorprendente cómo Polanski-Trelkovski lleva sobre sus pequeños hombros todo el peso de la película con un aplomo interpretativo digno de elogio. Actor ocasional, siempre en papeles muy secundarios, que yo sepa éste es su único papel protagonista, un reto complicadísimo que el pequeño polaco aprueba con sobrasaliente. Supongo que eso ayuda a dos cosas: por un lado reafirma la condición de película absolutamente personal (e intransferible), eso que llaman "cine de autor" puro y duro, y por otro subraya el carácter totalmente subjetivo de la narración. Como las buenas pelis de verdad, esta es una visión personal y privada del mundo y de la historia que cuenta, desde el corazón y las entrañas, y ahí es donde ataca con todas sus armas, a pesar de que en un principio la función parezca algo intelectualizada, cerebral... pero nada de eso. La sensación de agobio y extrañamiento en la que poco a poco nos vamos sumergiendo, esa vida cotidiana gris y reconocible (casi costumbrista) que lentamente se va convirtiendo en un mundo bizarro y desfigurado, en un viaje sin retorno hacia la ¿locura? es el eje central. Bienvenidos al Universo Polanski señores.



La película es una pesadilla kafkiana que entra como la seda y se degusta como la absenta, en pequeños tragos, poco a poco hasta que ¡zas!, de pronto estamos dentro, miramos alrededor y todo ha cambiado... para mal. Una mutación psicológica que juega constantemente con el absurdo y el humor más negro y retorcido que uno pueda imaginar, que por momentos cae en lo grotesco, con un pulso maestro y un ritmo cadencioso y una acompañamiento (musical, visual) simplemente perfecto. ¿Referencias? Miles: texturas y ambientes propios "marca de la casa" (LA SEMILLA DEL DIABLO y REPULSIÓN, sobre todo) y ajenos (versión sórdida de LA VENTANA INDISCRETA), referentes literarios a cascoporrillo (el propio Kafka, incluso el maestro Lovecraft en su faceta más enferma y delirante) y por fin la prueba definitiva de que estamos ante una de las grandes: Brian De Palma debió verla más de una vez para su excelente VESTIDA PARA MATAR, el siniestro director polaco (otro) Andrzej Zulawski tuvo que tenerla de referencia obligada para la bestial LA POSESIÓN (que algún día caerá en esta misma sección de Sesión Golfa, si tengo fuerzas) y el colega Alex de la Iglesia se la estudió palmo a palmo (hasta plagiar planos y secuencias) en la ya-no-tan-buena LA COMUNIDAD...


En el centro de la vorágine, la íntima reflexión que flota, se retuerce y ataca sin piedad: la esencia de la propia identidad, y hasta qué punto uno debe renunciar a su propia intimidad para vivir en sociedad... y en qué sociedad señores. Aquí la vecindad (tremendos todos) actúa como un enorme vampiro psíquico que utiliza esos resortes tan familiares para desmembrar al individuo: "usted hace mucho ruído por las noches", "no se le permite traer señoritas a la habitación", "debe ponerse las zapatillas pasadas las 10", "hoy haré la vista gorda, pero es la última vez", "cuando camina, sus pasos resuenan en todo el edificio", "no es tan fácil encontrar un buen apartamento hoy en día"... y el recuerdo constante y obsesivo de la anterior inquilina, la mutación de las costumbres propias por las ajenas, el cambio del café y el Gauloises por el chocolate y el Malboro en el bar de la esquina... y la amarga constatación de que, aunque uno quiera reirse del mundo, al final es el mundo quien se está riendo de uno.

Simplemente, una película imprescindible, febril, pura, hipnótica, que gana con los años y que en mi ranking personal de Polanski ha subido peldaños de cuatro en cuatro...

"Dime... ¿En qué preciso momento... un individuo deja de pensar que es él mismo?
Córtame el brazo, ¿vale? Y digo: "yo y mi brazo".
Córtame el otro brazo. Y digo:"Yo y mis dos brazos".
Sácame fuera el estómago, mis riñones... asumiendo que eso sea posible... Y yo digo: "Yo y mis intestinos"¿Me sigues?.
Ahora bien, si me cortas la cabeza...
¿Qué debería decir? ¿"Yo y mi cabeza" o "Yo y mi cuerpo"?
¿Con qué derecho mi cabeza se llama a sí misma "Yo"?
¿Con qué derecho?..."





- Lo mejor: la atmósfera, las sensaciones, las texturas, el final, el aullido...

- Lo peor: pequeñas caídas de ritmo, alguna secuencia de transición algo insípida


CABEZAS


3 vituperios:

kILL_Yr_Ydols dijo...

En Easy Riders, Raging Bulls sale el amigo Polanski dando una rueda de prensa tras lo de Manson Vs Tate y su embarazo y... estremece...
Pongo El Quimérico... en mis deseadas del mes de diciembre, que ni la había visto ni tenía conciencia de sus existencia.

Pd Vamos!! (y te imaginas un Dean bailando)

Karba dijo...

Todo está conectado, amigo... incluso algunos cerebros!

Flavia Ricci dijo...

Acabo de ver The Tenant y es genial !!! Tal como transcribes, me pareció sorprendentemente lúcido el comentario sobre cortarse la cabeza que hace el protagonista. Slds!